El dilema de Teseo y el videojuego
por Abdiel Alejandro Montano, estudiante de Ciencias de la Información
¿Cuándo algo deja de ser lo que era para tornarse en nuevo? Esto es lo que se considera en la filosofía “el dilema de Teseo’’. En el mito, después de múltiples cambios a su barco, el héroe griego se pregunta si es o no la misma nave con que comenzó su viaje. Esta duda parece no tener lugar en el videojuego hasta que pensamos en los Remakes y Remastered.
El primer término se refiere aquellos juegos que han sido reconstruidos, en muchos casos desde 0, con nuevos motores y tecnologías para adaptarse a los tiempos que corren. Además, incluyen cambios o nuevas mecánicas. Por otra parte, los segundos conceptualizan a un mismo productor pero solo con mejoras gráficas y alguna que otra ligera transformación. En otras palabras, lo mismo pero más bonito.
Es necesario plantearte esta reflexión porque dos de los lanzamientos más esperados de lo que queda de año son precisamente Remakes. Se tratan de Resident Evil: Nemesis y Final Fantasy VII. La entrega anterior del primero se remonta al año 2000, mientras que el otro data de 1997.
Nace entonces otra interrogante ¿por qué estamos pagando por productos que ya jugamos? Pues por muchas razones. Puede que nos haya gustado el título original y queramos sentir o experimentar esas historias desde otro punto de vista. Igualmente, quizás no lo jugamos o simplemente por nostalgia. También hay quien pueda pensar que los Remakes o Remastered con esos nuevos gráficos nos aportarán algo nuevo.
Pero la realidad es que el videojuego está indudablemente ligado a las tecnologías y al contexto histórico en que nace, al igual que toda obra. En muchos casos, separar el producto de las tecnologías y mecánicas alrededor de las que surgió puede ser dañino.
Un ejemplo de esto fue la versión HD de Silent Hill 2, cuyos cambios de ambientación y supuestas mejoras gráficas perjudicaban a la obra final enormemente.
Y no solo eso, los Remakes y Remastered están expuestos a la obsolescencia.
En general, su presencia no aporta nada nuevo al conjunto, es solo un agregado. Es cierto que pueden atraer a nuevo público, pero la razón principal por la que lo hacen es por el poco accesso a los clásicos.
Se tiene la idea de que mientras más nuevo, mejor y el videojuego que no siga los estándares actuales no funciona. Claro, es lógico que sea incómodo jugar una obra antigua, ya sea por sus mecánicas, gráficos o sencillamente porque la historia es rica en clichés y tropos de su momento. Pero lo mismo sucede con libros, películas y series, y no vemos a nadie que vaya por ahí haciendo versiones de El Padrino o de los filmes de Chaplin.
La industria por supuesto no esta lista para liberar todos esos catálogos de videojuegos pertenecientes a la Nintendo 64, la GameCube, PlayStation y demás. Por ahora está contenta con exprimir nuestra nostalgia y apostar por lo seguro: escoger con el dedo lo que merece ser recordado y recrear esos productos con gráficos nuevos para que así pensemos que vale la pena pagar de nuevo.
Y no digo que estos Remakes y Remastered sean malos juegos, pero con la excepción de ciertos elementos puntuales, siguen siendo el mismo barco, y con todas las piezas que gastaron en renovarlo, bien podrían haber construido uno nuevo.
Tenemos que empezar a ver al videojuego más como una obra. Entender que a veces, aunque parezca que no, esos gráficos malos y jugabilidad desastrosa son parte de él y los necesita para ser especial o diferente. Cuando deseamos mucho los Remakes y Remastered es porque la propia industria aleja las obras originales de nosotros, el público.
Además, se niegan a terminar las sagas porque son demasiados rentables. Si esto sigue sucediendo, quizás dentro de 10 años estaremos jugando lo mismo que hoy, pero en diferentes equipos.
¿Tú qué opinas de los Remakes y los Remastered? ¿Cuál es tu favorito? ¿Te gusta o te desagrada la idea de ellos? Forma parte del debate en este #MartesGamer de JT y recuerda quédate en casa Turbeando.
