El caso de La Manada fue un punto incisivo en España contra la lucha de violencia de género. Puedo haber sido otro, pero fue este. La historia lo pedía así.

SAHR
5 min readJul 3, 2020

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Por Ángela Rodríguez

María Hervás, protagonista en ‘Juaría’ por del Arco.

Cuando María Hervás (Madrid 1987) recibió la llamada del director Miguel del Arco para participar en su próxima obra sintió una gran emoción, no es para menos ya que del Arco es una figura referente en el teatro español. La obra se trataba de “Jauría” la transcripción literal del juicio de “La Manada” y ella interpretaría a la víctima. El caso de La Manada no sólo fue de interés nacional sino que traspasó fronteras y copó portadas de la prensa internacional.

Después de esa emoción inicial, asegura María que sintió una especie de miedo que radicaba en la posibilidad de juzgar a unas personas que aún no habían sido sentenciadas por la justicia española. Una vez en los escenarios entendió que Jauría no trataba de eso, sino de de la interpelación directa al espectador, yendo al centro de la “epidemia de abusos y desigualdad heredara del heteropatriarcado” para invitarlo a reflexionar: “¿Qué podemos hacer para cambiar a una estructura enferma?”.

¿Ha sido el juicio a “La Manada” un punto incisivo en España en la lucha contra la violencia de género?

Absolutamente. Ha despertado un fenómeno social. Podría haber sido otro caso, pero fue este. Y nunca sabremos por qué. La Historia lo pedía así.

Siendo honesta, como ciudadana española y como mujer, si seguías el caso de “La Manada”, ¿influyeron tu posición a favor/en contra a la hora de interpretar a la víctima?

Lo seguí pero no paso a paso. Fue a raíz de estar implicada en el proyecto cuando me vinculé más . Antes de eso, nunca sentí que ella fuera culpable, y mirándolo por donde lo mirase siempre me pareció un acto de terrorismo contra el ser humano. Pero es cierto que yo también soy hija de esa estructura heteropatriarcal, y se me venían a la cabeza las típicas preguntas: “Pero criatura, ¿cómo no lo viste venir?” ó “si hubieras sido un poco más prudente…”. Por suerte, tras hacer “Jauría” he podido entender que preguntas así justifican y perpetúan la violencia, y ponen en tela de juicio la libertad de la mujer. Yo he sanado mucho con “Jauría”, y mis compañeros también. ¡Y lo que nos queda!

¿Cambió tu visión sobre cómo se estaba procesando a la víctima y/o agresores con esta obra?

El sistema judicial es un aparato creado por hombres y para hombres. Y como cada una de nosotras debe hacer un escáner individual y reconocer sus zonas machistas integradas para poder descomponerlas, considero que todas las instituciones deberían también someterse a examen: el suyo propio y el de los ciudadanos.

¿Te afectó/afecta el papel psicologicamente?

Llorar hora y media cada día es agotador, y pasa factura. Más aún cuando ese llanto es producto de tanta y tanta violencia ancestral, acumulada en un texto, que se estructura en el caso de “La Manada” pero que habla de un mal mucho más profundo, un mal de la historia de nuestra especie. Creo que cuanto más consciente eres de los motivos que te hacen pisar un escenario más sanas las heridas, pero también más sometes a tu sistema a un estado de hipersensibilidad extraordinario, que a veces desequilibra mucho.

La obra se basa en la transcripción exacta del juicio a “La Manada”, interpretando a la víctima, ¿En qué ha fallado la justicia española respecto al tratamiento de la víctima y agresores?, ¿qué ha hecho correctamente?

¡Ay ay ay! Yo no puedo contestar a algo así. La vida es muy compleja, y opinar a “toro pasado” demasiado sencillo e injusto. Creo que la justicia ha hecho muchas cosas bien. Para empezar fue muy controvertido el eslogan “yo sí te creo” frente a una primera sentencia que se declinaba absolutamente por el testimonio de ella. Es decir, que la creía. El problema fue de legislación, que gracias a la actual ministra de Igualdad se está solventado, que radicaba en la categorización del delito. Ahora bien: creo que someter como se somete a las víctimas de violaciones, a juicios eternos donde tienen que dar testimonio una y otra vez sobre el episodio probablemente más doloroso y traumático de sus vidas es INTOLERABLE. Y la solución existe: se llaman “cámaras Gesell” y protegen a las víctimas. Eso sí, son más caras que el procedimiento convencional, y nuestro Estado-nación emplea su presupuesto en otros asuntos, como salvar a los bancos.

Después de esta experiencia poniéndote en la piel de una víctima de violación, ¿qué sugerirías como cambio en un proceso judicial?

Para empezar, las cámaras Gesell. Para continuar, paridad en los miembros del aparato judicial y una formación obligatoria para todos ellos, hombres y mujeres, en estudios de género. Vale que a todas nos queda mucho que aprender, pero la Justicia debe necesariamente estar a la cabeza.

Y a la sociedad ¿qué le dirías?

Revisión personal y compromiso social. Es decir, mi discurso vale una mierda si no lo llevo al cuerpo. Al mío y al social. Si veo cómo se está abusando de una mujer, o cómo se están perpetuando conductas despectivas (incluso de hombres y mujeres intelectuales y progresistas) y no hago nada, estoy colaborando con la violencia heteropatriarcal y con mi sometimiento.

Los medios de comunicación, ¿cómo han tratado este caso y cómo han influido en la formación de opinión en la sociedad?

Intento no sobreinformarme. Pero obviamente era el caso perfecto para nutrir todo sensacionalismo. Me sorprende siempre la violencia con la que sentenciamos, por mucho que la tengan merecida. Pero siempre me sorprende la saña, los colmillos. La manipulación del otro es la especialidad de los medios de comunicación. Son peligrosos. Ves a las personas repitiendo como papagayos palabras de “otro” que vete tú a saber por qué le han convencido… a veces simplemente porque esa persona tiene un pelo bonito, o escribe en un periódico con el que políticamente he decidido comulgar. La falta de libertad de pensamiento es peligrosísima.

A raíz de “Jauría” has recibido mucho mensajes de chicas y mujeres contándote sus experiencias como víctimas de abuso sexual y/o de violación, eres un salvoconducto para ellas, ¿a tu juicio, por qué crees que las mujeres no acuden a denunciar estos actos ante la policía y si se siente más libres y seguras contándotelo a ti como figura pública?

Porque las instituciones asustan. Aún las diseñadas para proteger al ciudadano, lo están siempre en primera instancia para proteger al Estado-nación, que no olvidemos que es un organismo violento, que castiga con la violencia. Eso, consciente o inconscientemente, lo sabemos todos. Por eso no confiamos demasiado en las instituciones. Preferimos a las personas.

Recientemente has conocido en persona a la víctima, ¿qué sentiste al estar enfrente de ella y tener la oportunidad de hablar con ella?

No hablo de ella. Le tengo un afecto infinito.

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Fueling a network of courageous Women Human Rights Defenders (WHRDs) who collectively strengthen laws, policies and practices to end sexual violence.