Las calles (franquistas) de Madrid

Andrés Actis
10 MIL KM
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5 min readSep 20, 2021

No sé si te pasará igual, pero a mí siempre me fascinaron los nombres de las calles. De chico no llegaba a entender el por qué de sus denominaciones, ni quiénes eran muchos de los personajes grabados en carteles y paredes. Solo memorizaba para orientarme y ubicarme.

La interpelación a esos nombres, el “¿quiénes son y por qué están ahí?”, llegó de grande, con la maduración de un pensamiento un poco más crítico. Recuerdo que el “click” fue la polémica que se desató en mi ciudad, Rosario -y en otras localidades de Argentina-, sobre la calle “presidente Roca”, el “prócer” que logró la modernización y prosperidad de Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX, según todos los manuales escolares.

El asterisco que no se enseña en la mayoría de los colegios argentinos (a mí, al menos, no me lo enseñaron) es cómo logró esa modernización y prosperidad: arrasando con la vida de miles de indígenas (pueblos originarios enteros) durante la llamada Campaña del Desierto.

¿Puede un “genocida” (así lo llamaban quienes pedían borrarlo de los espacios público) tener una calle a su nombre? Aquella pregunta -aún vigente, jamás saldada- abrió mis ojos en plena adolescencia respecto al fuerte carácter político que tienen las calles de todas las ciudades.

El expresidente Roca, en las calles y en los billetes.

Un represor por una pedagoga

En Madrid, mi ciudad adoptiva, en la que vivo desde hace año y medio, ese carácter político es bastante fascista. Sí, así de contundente y categórico. Tiene la mayoría de las 533 calles de toda España cuyos nombres enaltecen la figura del dictador Francisco Franco.

Este naturalizado mapa callejero -del que pocos se escandalizan- fue tema de debate en las últimas semanas tras la inesperada visita de dos operarios del Ayuntamiento al distrito La Latina, a pocos kilómetros de la emblemática Puerta del Sol.

Los trabajadores se subieron a una escalera, retiraron el cartel de Maestra Justa Freire -una mujer pionera en la educación española- y colocaron el de José Millán Astray, el principal general propagandista que tuvo el franquismo, quien pronunció una de las frases más aberrantes de toda la dictadura.

Al enfrentarse con el filósofo Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca, Astray refutó el “venceréis, pero no convenceréis” de este intelectual con un “¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!”.

El momento en el que dos operarios cambiaban los carteles (La Vanguardia)

Pero para entender por qué estos dos operarios hicieron ese enroque de carteles (un represor por una pedagoga) por orden del alcalde José Luis Martínez-Almeida (PP), hay que remontarse al año 2007, cuando el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (Psoe) aprobó la Ley de Memoria Histórica.

La nueva normativa obligaba a todos los ayuntamientos de España a retirar escudos, insignias, placas y otros objetos de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar de la Guerra Civil y de la posterior dictadura.

Pero como cuenta el periodista Manuel Viejo en esta nota de El País, durante diez años, desde 2007 hasta 2017, Madrid incumplió esa la ley. En ese periodo, gobernado por el PP, no se produjo ningún cambio en el callejero de la capital de España. La ley obligaba, pero no sancionaba, no imponía ni multas ni penas por este incumplimiento.

En mayo de 2017, la entonces alcaldesa Manuela Carmena (Más Madrid) creó una comisión interna de memoria histórica para sacar del callejero a las figuras franquistas. Se resolvió cambiar el nombre de 52 calles, entre ellas el de Millán Astray por la profesora Justa Freire, pionera en la educación española y represaliada durante la dictadura.

Arriba Millán Astray abrazado a Franco. Abajo la maestra Justa Freire en un comedor

El tema no quedó ahí. La Fundación Francisco Franco denunció el caso en los juzgados. Lo mismo hizo la “Plataforma Patriótica Millán Astray”. Un juez dijo entonces que los argumentos del Ayuntamiento eran insuficientes y que no se cumplía con los límites que marcaba la Ley de Memoria Histórica.

El magistrado indicó que el cambio de nombres era “muy molesto para los vecinos”. “Se originaría un estado de confusión que hemos de evitar”, explicó en su fallo.

Un año después, en abril de 2018, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) levantó la suspensión ordenada en primera instancia. Los magistrados entendieron que el procedimiento llevado a cabo por el Ayuntamiento era el correcto. Las 52 vías de la capital que tenían un pasado franquista comenzaron a cambiarse.

Pero otro juez presentó otro recurso haciendo hincapié en el nombre Millán Astray, argumentando que no había elementos suficientes para cambiar de nombre a esa calle. Otro recurso y otra pronunciación del TSJ, esta vez a favor de restituir el nombre de este golpista. ¿El argumento? Que Astray no participó “directamente” en el levantamiento de las tropas que llevó al poder a Francisco Franco mediante la Guerra Civil.

La sentencia, al no estar firme, se podría haber recurrido, pero el PP, presionado por VOX, su socio de gobierno, no quiso. Mandó a los dos operarios a restituir el viejo cartel.

Del barco Sinaia al crucero Baleares

En estos días, sin la trascendencia mediática del caso Astray, el Ayuntamiento de Madrid volvió a meter mano en los carteles de las calles.

Esta vez para sacar “Barco Sinaia”, el emblemático buque que en 1939 transportó al exilio a miles de académicos, médicos, artistas e intelectuales rumbo a México; por el “Crucero Baleares”, el artillero que provocó un baño de sangre en La Desbandá, una de las matanzas más crueles de los golpistas, cuando miles de malagueños quedaron atrapados en una carretera mientras huían a pie de la represión. Te conté de esta cacería en un envío anterior .

Un buque asesino en las calles de Madrid (20Minutos)

El cambio de carteles generó muchísima bronca en Málaga. La coordinadora de Izquierda Unida (IU) de esta ciudad, Remedios Ramos, lo calificó como un “atentado a la memoria histórica de los malagueños”, por lo que pidió que el alcalde de Madrid sea declarado persona “non grata” en Málaga.

Es que el enroque no deja de ser muy chocante: un barco que transportó refugiados españoles para salvar sus vidas por un barco de guerra franquista que asesinó a cientos de españoles (familias enteras) que intentaban salvar sus vidas.

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Andrés Actis
10 MIL KM

Periodista y Licenciado en Comunicación Social (Rosario, Argentina). Máster en la Agencia EFE. Ex Clarín. Editor del Newsletter "10 mil km". Hoy en Madrid.