Nietas y nietos haciendo memoria

Andrés Actis
10 MIL KM
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5 min readNov 7, 2021

Un rápido scrolleo por el envío de hoy te llevará a dos fotos, ambas colectivas, ambas atravesadas por la memoria. La primera está tomada en un departamento de Madrid, en España. Hay un grupo de mujeres de entre 40 y 60 años. Son periodistas y, como ellas se definen, “nietas de la memoria”.

Ese es el nombre del libro que publicaron este año. Una recopilación de las vidas de sus abuelas, “mujeres que en su día no significaron oficialmente nada y lo fueron todo para sus familias; mujeres silenciadas e incluso menoscabadas, que pelearon contra mil dificultades en la Guerra Civil y en el inmenso páramo que le sucedió; mujeres que sin doblegarse se levantaron mil veces, que rabiaron y que sonrieron, que enterraron a los suyos y siguieron adelante”.

Sara Plaza es una de estas autoras. Forma parte de la junta editorial de El Salto (medio de comunicación) y del colectivo Las Periodistas Paramos. Cuenta que la idea de esta publicación surgió de casualidad en un chat de Telegram en el que, sus integrantes, empezaron a contar anécdotas de sus abuelos.

Las autoras de “Las nietas de la Memoria” (elindependientedegranada.es)

“De repente el chat se llenó de historias de abuelos y alguien dijo que sería bonito recopilarlas. Otra compañera añadió: ¿Y por qué no las de las abuelas, que son las grandes olvidadas?. Y así decidimos crear otro grupo de Telegram con el objetivo de dar voz a nuestras abuelas, mujeres anónimas, que ante la adversidad batallaron por sacar a sus familias adelante, a veces en soledad, luchando contra el hambre, la dictadura, la represión franquista y el machismo imperante”, cuenta Plaza.

Todos los relatos están ambientados en el mismo contexto histórico, “lo que no coincide son las edades de las protagonistas. Así podemos percibir cómo vivió la Guerra Civil una niña o como batalló por sacar su hogar adelante una mujer ya con descendencia”, explica esta periodista.

Cada relato cubre una zona del mapa de España. Hay historias de vida de mujeres de grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Bilbao) y de pequeños pueblos de Bajadoz, Albacete, León, Zamora, Zaragoza, Teruel o Valencia.
“Ha sido un viaje por nuestras familias y también por los silencios y los borrones de nuestro pasado. Un proceso de autoconocimiento y reafirmación. La frase de “porque fueron, somos” está muy manida, pero en este caso va como anillo al dedo”, resume Plaza.

Nietes rosarinos de la memoria (Twitter)

La otra foto de la que te hablaba al comienzo está tomada en la Plaza 25 de Mayo de Rosario, Argentina. Hay un grupo de adolescentes de entre 13 y 19 años. Son estudiantes secundarios/universitarios y nietxs de desaparecidos de la dictadura, una “tercera generación en lucha” que empieza a salir a la calle en muchas ciudades del país.

En Rosario, estos nietxs han tomado la posta de abuelas que ya no están. El jueves 2 de septiembre, tras mejorar la situación sanitaria por la pandemia, se reanudaron las históricas rondas a esta plaza (comenzaron en pleno genocidio) en memoria de quienes fueron secuestrados, torturados y asesinados por Videla y compañía.

Fue la primera ronda sin ninguna Madre de Plaza de Mayo. Las últimas en fallecer -con pocas semanas de diferencia- fueron Noemí Johnston de De Vicenzo, conocida como Mimi, y Adela Panelo de Forestello, a quien llamaban Lila.

La ausencia fue menos dolorosa por la presencia -también por primera vez- de “Nietes Rosario”, un incipiente colectivo que nuclea a muchos jóvenes con radiografías familiares en común.

Lua Conechny, de 19 años, es una de las integrantes de este grupo. “Nos juntamos entre los que nos conocemos pensando en las Madres; recientemente fallecieron Lila y Mimi. Ellas plantearon que no se deje de hacer la ronda de los jueves. La última vez que se convocó fue para el aniversario del 24 de Marzo este año. Ahí estuvimos presentes y la idea es que ahora lo estemos como organización, explica.

Lua Conechny con la foto de su abuelo (El Ciudadano)

La agrupación, de a poco, se empieza a hacer eco de una vieja consigna que tomó forma en los años noventa, cuando nació la agrupación Hijos (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio): hijos de una misma historia. Ellos son nietos de una misma historia.

Algunos han participado de este hermoso documental realizado por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), presentado en sociedad en marzo de este año cuando se cumplieron 45 años del Golpe de Estado.

Entre las historias que se cuentan están las de Emiliano Toniolli (18 años) y Camila (15) y Lara (12) Garat.

Eduardo, el abuelo de Emilio, fue secuestrado el 9 de febrero de 1977 junto a una compañera de militancia y sus dos pequeños hijos. Su abuela Alicia Gutiérrez estaba embarazada de su papá, debieron huir a Brasil, y de allí a Francia. Volvieron al país en 1985.

Eduardo también se llamaba el abuelo de las hermanas Garat. Fue secuestrado y desaparecido en la madrugada del 13 de abril de 1978. Tenía 33 años y tres hijos. Era abogado, escribano y docente de la UNR.

“Son relatos espontáneos y desdramatizados, pero con una carga afectiva tremenda, se nota que todos provienen de familias donde se los quiso mucho, donde hubo mucho amor y afecto, mucho respeto por la memoria y por lo que sueñan hacia adelante”, cuenta Héctor Molina, el director.

El detrás de escena del documental de la UNR (Rosario3)

Termino el envío de hoy pensando en Lucía, mi pequeña hija, y su abuelo, en mi viejo Gustavo, sobreviviente del terrorismo de Estado. Pensando en mi madre María del Carmen, otra nieta de la (des)memoria española. Pienso en Sara, en Lau, en Emilio, en Camila y en Lara. En la generación de estas nietas y nietos.

Qué ilusos los que siguen repitiendo que nadie necesita “abrir heridas del pasado”, ¿no?

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Andrés Actis
10 MIL KM

Periodista y Licenciado en Comunicación Social (Rosario, Argentina). Máster en la Agencia EFE. Ex Clarín. Editor del Newsletter "10 mil km". Hoy en Madrid.