Day 52 — buscar el vértigo del vacío
Corazón vacío — Maria Becerra
Me he desgastado.
Es mejor no enamorarse. No compensa enamorarse. Toda relación tiene fecha de caducidad. Otra cosa es que sigamos adelante porque no tengamos las ganas ni la esperanza de encontrar a alguien nuevo.
Si hablo con mi corazón, él repetiría otra vez pero no quiero dejarle. Hay más decisión de no hacerlo. Mi corazón no deja de sentir, no va a dejar de mirar con deseo a una posibilidad pero creo que he aprendido a mirarle con compasión, dejarle que se ilusione.
Ese corazón que me ha acompañado tanto tiempo, empiezo a conocer sus estrategias para apaciguar sus propios deseos. No tengo nada con qué reemplazar las estrategias pero sé que no voy a dejar que me engañen. Aún con la mejor de las intenciones… empiezo a ver ésos métodos que no me solucionan nada y no me dejan enfrentarme a realidades o a practicar el siguiente nivel de madurez.
Quizá lo que compensa es no enamorarse como si aquello fuera un objetivo en sí mismo.
Amar a alguien como si no hubiera un mañana es demasiado generoso. No creo que ese tipo de dedicación sea respetable por parte de nadie.
No veo a mi alrededor ninguna relación que sea un amor puro y en balance y por no ser puro y desmedido y sin regulador, está destinado al fracaso.
Cómo voy a creer en el amor cuando mi yo joven ni siquiera creía en él. Porque no lo entendía. Y será que quizá aún no lo entiendo. Si eso quería otra cosa que no era amor. Y ahora para mi yo-adulto es más difícil aún. Sigo sin ver que pueda haberlo en su justa medida y sin condiciones.
Por eso creo que mi yo de ahora no quiere saber de él. Y mi corazón se está quedando sin qué jugar. Sin nada. Lo ha hecho un tema tabú.
Me dejaste el corazón vacío
Estuve en una primera relación que debe de estar categorizada en las mejores como primera que fue. Aún así me fui.
No sé cómo puedo creer en algo cuando aún no sé lo que es exactamente.
No te ilusiones más con él
Creo que es difícil de entender. Por eso leemos mucho sobre él, por eso pensamos mucho en eso, por eso es el ingrediente de casi todas las películas y de canciones… y de conversaciones. Cada uno con nuestra torpe experiencia intentamos descifrarlo, a veces decidiendo que sí sabemos lo que es y dando un carpetazo. A veces decidiendo que no. Adivina quién está más perdido.
Qué tú ya lo tuviste y lo dejaste perder
Todo me chupa la ilusión y las ganas de querer y de dar.
Descubrir que a mi corazón va a ser muy difícil de darle ese tipo de juguete.
A ella le das calor y yo muero de frío
Cuando sabes que la vida es más difícil que conseguir trabajo.
Cuando sabes que la vida es más difícil que solventar tu situación económica.
Qué ganas tenemos de estar acompañados en ésta locura que es intentar tener un objetivo suficiente poderoso que nos aguante la motivación.
Qué ganas tenemos de tener algo en qué creer, la religión. Para no estar solos. Ocupar ese vacío con lo que sea. Eso es más fácil que intentar descubrir nuestra propia compañía.
Somos muy capaces de imaginarnos lo que queramos, con tal de pensar que tenemos una guía. Ansiamos bastante dejarnos guiar. En vez de guiarnos a nosotros mismos. Dejar de buscar fuera y encontrar dentro de nosotros ese camino de migas… seremos nosotros los que pongamos las migas.
A quién no le va a dar vértigo esos vacíos.
Sólo tengo una respuesta fiable en mi humilde experiencia… El amor es lo que te hace que te quieras arrojar en los brazos de aquellos que te dan la seguridad de llorar.
