The sack on the back
-Sir, may I ask you what is loaded in that bag?
He was an elderly man, with a sack on his back that arched him completely, curving his entire presence to fix his gaze on the ground.
But when I asked him that question, he raised his head a little to see me and returned to his position and his departure, he replied, almost spitting the words:
-They are stones.
Need help? — I was really worried to see him with such a heavy load that he added to the many years he already carry on. He looked at me as asking me with his eyes not to be a joke. I went over and tried to take the heavy bag off his back and he gave it to me — be careful, it’s heavy — and it really was.
I walked beside him in silence while I wondered how that old man did to carry such weight if I was about to ask him to stop for a few minutes to rest. Then my companion, suddenly and without waiting for him, spoke to me — hey young man, do not let your burden be done like mine — to my bewilderment and amazement, he just continued — we all carry a sack on the back where we keep all the obstacles that we encountered in our path and that we cannot or do not want to solve — and continued — when I realized the size of mine, I tried to get something out of the load, but I didn’t even remember why I had put it there and to release the load you have to solve the slope.
I was still speechless and he seemed to have no trouble talking — your bag looks small, open it and solve your pendings, do not accumulate cargo, do not let a heavy bag like mine on your back.
And then he told me that he had already arrived at his house, took his sack, thanked me for the help and looked at me as if begging me to listen to him, after which he shook his head in thanks and entered, closing the door behind him.
As soon as I got home, I started checking my bag. How many things we put there, how good we are postponing the solution of the important things. My bag was not so empty and I already found some packages that I don’t know why I got there.
Let’s check our load.
El saco en la espalda
-Señor, ¿puedo preguntarle que carga en ese saco?
Era un hombre de avanzada edad, con un saco a la espalda que le arqueaba totalmente, curvando toda su presencia para fijar su mirada en el suelo.
Pero cuando le hice aquella pregunta, levantó un poco la cabeza para verme y volviendo a su posición y a su marcha, me respondió, casi escupiendo las palabras:
-Son piedras.
¿Necesita ayuda? — Realmente me preocupó verlo con una carga tan pesada que se sumaba a los muchos años que ya llevaba encima. Me miró como pidiéndome con la mirada que no fuera una broma. Me acerqué y traté de quitarle la pesada bolsa de su espalda y él me la cedió — tenga cuidado, está pesada — y realmente lo estaba.
Caminé a su lado en silencio mientras me preguntaba cómo hacía aquel anciano para cargar semejante peso si yo estaba a punto de pedirle que nos detuviéramos a descansar unos minutos. Entonces mi acompañante, de pronto y sin que estuviera esperándolo, me habló — oiga joven, no deje que su carga se haga como la mía — ante mi desconcierto y asombro, solo siguió — todos llevamos un saco a la espalda donde vamos guardando todos los obstáculos que encontramos en nuestro camino y que no podemos o no queremos resolver — y siguió — cuando me di cuenta del tamaño de la mía, traté de sacar algo de la carga, pero ya ni recordaba por qué la había puesto ahí y para liberar la carga hay que resolver el pendiente.
Yo seguía sin palabras y él parecía no tener problemas en seguir hablando — su saco parece pequeño, ábralo y resuelva sus pendientes, no acumule carga, no deje que se haga un saco pesado como el mío.
Y entonces me dijo que ya había llegado a su casa, tomó su saco, me agradeció la ayuda y me miró como suplicándome que le hiciera caso, luego de lo cual movió su cabeza en agradecimiento y entró, cerrando la puerta tras de sí.
En cuanto llegué a mi casa, empecé a revisar mi saco. Cuántas cosas metemos ahí, qué buenos somos posponiendo la solución de lo importante. No estaba tan vacío mi saco y ya encontré algunos paquetes que no se por qué metí ahí.
Revisemos nuestra carga.
