El Profeta McFly

Pedro Alejandro
11Mil Días
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3 min readJan 11, 2018

El futuro llegaría de la noche a la mañana, así me lo habían prometido y así lo esperaba.

Pero la vida tiene distintas formas de decepcionarte y ahí estaba yo, un niño de apenas 11 años que se desvelaba entre canciones inverosímiles como Follow the Leader y el mítico Gato Volador, con la promesa de que aquella víspera de año nuevo sería la última del pásado y entraríamos gloriosamente a lo que los aventureros llaman El futuro.

Yo lo esperaba con la seguridad de quien ya conoce lo venidero, Marty Mcfly me lo había descrito con una veracidad absoluta, el futuro traería autos voladores, llamadas telefónicas a través de pantallas, hologramas y ropa que prometía no complicar mi talla, que era en realidad mucho menor a lo que correspondía a mi edad.

Marty McFly

El futuro en lo que a mi concernía era un invento de la sociedad de consumo que habían estado preparando durante mil años y que, al entrar en el año 2000 lo conoceríamos, por fin, para su disfrute.

No se los demás pero yo, sin lugar a dudas, estaba preparado para reinar en ese nuevo mundo futurístico. No sabía que la paciencia era un elemento indispensable para el paso del tiempo y que la tecnología nunca, en realidad nunca, cumplirá con nuestras expectativas.

En aquella noche también existía una aura apocalíptica, una sensación de miedo irreal que me presentaba mi primer experiencia de fin del mundo. Algunos noticieros y sobre todo el clamor popular de los chismes de barrio aseguraban que con la llegada del 00, un virus informático se encargaría de borrar a la humanidad de la tierra. El Y2K, nombre bastante temible, era para los hombres lo que el meteorito para los dinosaurios.

Así imaginaban el futuro

Las doce campanadas sonaron y mi alegría pasó del abrazo al desasosiego, no hubo inauguraciones gloriosas, nadie estrenó un auto volador ni robotinas que ayudaran en el aseo, mucho menos llegó el fin del mundo. Sobrevivímos a los virus y a aquella enfermedad que nos gusta llamar El Pasado; pero el futuro nunca llegó, me dejó esperando e inventandolo en mi cabeza.

Aunque sí, ahora podemos decir que el internet, los robots y los autos voladores llegaron y existen, la decepción me impide asegurar que el futuro existe en algún lado.

Aquella velada terminó con mi familia en el puerto de Veracruz, recibiendo el sol del nuevo milenio, como si ese sol sí fuera distinto, era un sol del futuro. Conocí el desenfreno de la fiesta, comprendí que el futuro es algo que se observa pero nunca se conoce. Aquellas celebraciones que vi las viviría otra vez desde distintas perspectivas, como si yo fuera del futuro y mi recuerdo, se convertiría en el mismo pasado repitiendose incansablemente.

Así que nunca llegó el futuro y nadie quiso reclamarlo, no era un invento pero sí un engaño, uno que nos hace viajar a través del tiempo pero, realmente, sin pensarlo.

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Pedro Alejandro
11Mil Días

Productor | Fundador de Coffee and Saturday | Hago canciones en Audioestopista