Regina Cabal
3 horas hábiles
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2 min readMar 12, 2019

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Dejar de soñar con la rutina perfecta.

En cualquier libro de parenting aparece esta gran verdad “La rutina es muy importante para los niños” y todos los días me esfuerzo por cumplirla. La verdad es que yo también añoro tener “mi rutina”: mi hora de ejercicio, mis horas de trabajo sin distracciones, mi tiempito para leer…pero la verdad es que pocas veces lo logro. Hasta he intentado ponerme a mí misma mis estampitas para motivarme.

La realidad es que con niñas chiquitas no sé qué va a pasar. Justo cuando creo que ya voy a “agarrar camino” algo se interpone con mis grandes planes.

Un día logro el 100% de mis pendientes y al siguiente mi hija tiene Influenza.

Puede ser muy frustrante…He rentado una oficina a la que sólo voy un par de días a la semana. He pagado inscripciones a clases a las que logro ir sólo una vez…

¿Qué he aprendido?

  1. Bajar el estándar. Hay que ser menos exigente con uno mismo. No me refiero a dejar de tener metas; simplemente reconocer las capacidades que uno tiene de acuerdo a la etapa de vida en la que estoy. Puedo hacer ejercicio 3 días a la semana en lugar de 5.
  2. Ser más flexible. El entorno es muy cambiante, hay que saber adaptarse. No pasa nada si un día me baño a la 1:00 PM.
  3. Aplaudir lo bueno. Más que irme a la cama pensando en todo lo que dejé de hacer, me exijo a reflexionar (y de preferencia escribir) las 3 cosas que estuvieron increíbles ese día.

Hoy el día empieza bien. Mis dos hijas durmieron toda la noche. Mi esposo se encargó de llevarlas a la escuela. Son las 8:30 am y ya logré escribir este pequeño post.

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