El poder de la tribu
“Las mujeres son más sociales que los hombres” hemos escuchado decir por ahí.
Reflexionando sobre esta frase llegué a la conclusión de que no sólo se refiere a que nos guste platicar más; sino a que nos necesitamos más.
Pienso en las tribus en las que las mujeres se reunían para compartir el cuidado de los bebés, la recolección de los alimentos, la preparación de la comida…
Y lo traslado específicamente al momento en que nos convertimos en mamás.
Hoy soy amiga de mujeres con las que nunca pensé llevarme porque al tener hijos nos entendemos y nos apoyamos más…la vecina que arma playdates para que puedas hacer una llamada, la mamá de la escuela que te lleva el enésimo material que pidió la maestra para que tú no tengas que ir a la tienda, la prima que te pasa el dato del pediatra que logró quitarle la tos a su hijo… Nuestra red se amplía.
Y ahora, gracias a la tecnología; esta red se ha sofisticado. Basta con ver la evolución de iniciativas como Momzilla (que inició como un grupo de mamás primerizas en FB y ahora tiene una plataforma de apoyo para emprendedoras) o aplicaciones como mom.life (¡que hasta utilizan blockchain!).
Sin embargo, en el mundo laboral hay casos en los que las mujeres en lugar de apoyarse se pisotean… la jefa que no da permiso para el evento de la escuela “porque a ella así le tocó”, la colega que habla mal de la ausente, la clienta que no permite flexibilidad en los tiempos de entrega…
¿Qué pasaría si el sentido de comunidad y apoyo entre mujeres lo trasladáramos al mundo laboral?
¿Cómo? Reconociendo la productividad de las mamás profesionistas; permitiendo que las juntas sean vía remota; resaltando las cualidades de nuestra compañera cuando hablan mal de ella en su ausencia; promoviendo los trabajos flexibles y por proyecto aunque aún no seamos mamás…
El apoyo a otras mujeres está dentro de nuestra biología. Ya lo hacemos socialmente. Trasladémoslo al mundo laboral. Usemos la fuerza de la tribu también en lo profesional.
