Si tiene que arder, que arda
Algunas reflexiones de lo que nos dejó el Cuarto Paro Internacional Feminista. Las movilizaciones globales hicieron temblar la tierra, una vez más. Y ya nada volverá a ser igual.
Por: La Internacional Feminista / Fotos:
Las guerras, la dominación del fundamentalismo religioso sobre nuestras cuerpas, el conservadurismo, el autoritarismo, la verticalidad, el racismo, el patriarcado capitalista está vivo y van con todo, contra todes, contra la vida, lo quieren todo en silencio, sin color, nos quieren agachadas, nos quiere sumisas y calladas. Pero la rebeldía indígena, insumisa y negra que corre por nuestras venas, nos niega a permitir que estos sistemas avancen, sobre nuestras vidas y sobre nuestras luchas.
Salimos a las calles nuevamente, para no callar, para no silenciar nuestras historias, arden las calles, están llenas de indignación y dolor pero también de alegría, de nuestro canto mundial y libre de nuestras ganas de vivir y nuestras peticiones de justicia, luchamos por que nos mueve el amor, la solidaridad y salimos pues nos queremos vivas.
No salimos para complacer a nadie, no salimos con miedo ni con silencio, salimos como hormiguitas nos vemos entre iguales, entre compañeras, poco a poco vamos perdiendo el miedo al silencio de la colonia, de la inquisición que tenemos metida en nuestras cabezas y en nuestros cuerpos que llevamos en la cotidianidad del pecado, la culpa y la doble moral.
Durante décadas nos despojaron del erotismo, del deseo, del placer, de la alegría, pero rebeldes hoy desde el placer decidimos caminar, decidimos cantar, bailar, comer, gritar, con el dolor como motor de transformación hacia la justicia y la verdad.
Nos llaman locas, mentirosas e infiltradas, las divide movimientos, las histéricas, las putas, las perras, por decir la verdad, por gritar cada uno de los asesinatos y despojos que vivimos del capitalismo y de los dobles discursos al interno de nuestras organizaciones, por eso no vamos a callar más, vamos tras la vida y luchamos contra cualquier agresor sea de derecha o de izquierda.
No nacimos feministas, nos hicimos en el camino pues nos salvó la vida, nos hizo entender cómo funciona el poder sobre nuestros cuerpos sobre nuestras mentes, podemos ser lo que nos da la gana, somos indígenas, negras, mestizas, lesbianas, trans, cis, no binaries y putas.
No vamos a descansar hasta el cese de los embarazos en niñas y no deseados, hasta que nos dejen de acosar en el trabajo o hasta que nos dejen de violar en nuestras casas y en nuestras propias organizaciones “los compañeros aliados”.
Estamos hartas de que nos pidan pruebas, de que se nos cuestione todo a nosotras pero jamás a los agresores, por eso no vamos a callar más. Vamos a quemarlos todo, a pintarlo todo, hasta que dejen de matarnos, hasta que dejen de violarnos o de obligarnos y decidir por nosotras.
El fuego purifica y limpia y queremos ver arder el patriarcado, la doble moral, el silencio cómplice y su racismo, tenemos voz propia y no necesitamos que hablen por nosotras. No vamos a parar, no vamos a callar, vivas nos queremos diversas, libres y locas.
