Gestión de la calidad total
El proceso de gestión de calidad total o TQM (Total Quality Management) se encarga de la revisión y el seguimiento de la mejora continua del producto. Su enfoque y principal objetivo es la satisfacción total del cliente tanto externo como interno. En las organizaciones, este proceso es de gran importancia porque ayuda a disminuir los costos de la mala calidad, los defectos de fabricación y los clientes insatisfechos. Además, al realizar un buen proceso de gestión de calidad se obtienen beneficios directos en la industria, como el incremento de la productividad y la mejora de la calidad de servicios.
Debemos entender que lo más importante en una empresa es la calidad de los servicios y productos. Por eso, es necesario conocer los gustos y preferencias de los clientes para luego poder desarrollar correctamente estrategias de diseños y productos. De esta forma, se crea experiencias positivas entre los consumidores que beneficiaran a la reputación de la empresa porque cumple con las expectativas que se necesita y espera la comunidad. Lo primordial es que las organizaciones nunca defrauden la confianza del consumidor porque que el voz a voz de un cliente satisfecho es la garantía de continuar en el mercado.
No obstante, las organizaciones no finalizan su premisa solo cuando el cliente adquiere alguno de sus productos o servicios. Actualmente, la principal meta de estas es la satisfacción del consumidor, por la cual se lleva acabo procesos en el mejoramiento de los productos constantemente. Estos desarrollos, están medidos por ciertas herramientas para así poder asegurar su calidad, una de estas son: los diagramas de Pareto, causa y efecto, los histogramas, los gráficos de control y los estudios de precisión. Básicamente, el objetivo de las grandes industrias es la aseguración del producto para así poder solventar las necesidades y expectativas del cliente final.
Con un buen proceso de gestión en la calidad de los productos, las organizaciones aumentan su competitividad a nivel empresarial. El mundo de las industrias actualmente vive en un proceso de cambio acelerado y de competitividad global, por lo cual las empresas siempre tienden a ascender de su zona de confort. Para esta evolución, se debe tener la participación de todo la parte administrativa, desde la gerencia hasta el sistema operativo, para así mantener la competitividad como meta primordial. Además, gracias a esto se llega a generar buenos ingresos económicos y una evolución empresarial rápida y efectiva.
Se puede concluir, que el TQM o gestión de la calidad total, debe convertirse para todos los miembros de la organización en una filosofía de estilo de dirección. Es decir, toda empresa debe ir muy de la mano con los procesos, ya que gracias a esto se obtienen una mejora continua de todos los productos creados en ella y en sus servicios ofrecidos . Ademas, esto ayuda a la participación activa de cada miembro de las organizaciones lo cual facilita el desarrollo de la habilidad para resolver cualquier problema que surja en la empresa inesperadamente.