Inseguridad alimentaria se agudiza durante las emergencias
Por: Camille Alexandra Padilla Dalmau
Las pocas veces que Krystal Arroyo no pudo costear un plato de comida mientras estudiaba, fue al comedor social de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. En enero de este año, hizo el compromiso de todos los miércoles montar la mesa frente a la Facultad de Ciencias Sociales y servir comida a otres estudiantes.
Pero, durante el primer mes de cuarentena, la estudiante de Educación Especial y Drama, fue una de las voluntarias con los Comedores Sociales de Puerto Rico, quienes entregaron cientos de compras solidarias. Esta iniciativa autogestionada, que ahora se está replicando en otras partes de Puerto Rico, tiene el fin de entregar productos como vegetales, frutas y legumbres a personas con hambre.
En sus visitas, Krystal visitó a personas envejecientes, personas trans, madres con más de un hije, y estudiantes que no pudieron volver a sus pueblos tras el toque de queda decretado el 15 de marzo.
“Son mucha gente, muchas familias, muchas personas que necesitan comida”, dijo Arroyo desde su hogar en Río Piedras donde lleva pasando la cuarentena. “El sistema determina quién va tener acceso a la comida a la salud, a un hogar seguro, pero colaborando con este corillo, me doy cuenta que no es fácil, pero es posible porque existen otras maneras.”
La falta de acceso de comida ha sido un problema en aumento en Puerto Rico por la depresión de la última década. La inseguridad alimentaria es una situación económica y social que limita el acceso a alimentos nutritivos para una familia o comunidad. El hambre es el efecto individual que puede resultar de la inseguridad alimentaria, según lo define el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Alrededor de tres de cada 10 adultos en el archipiélago (porque… somos más que una sola isla) vivió inseguridad alimentaria durante el año 2015, según un estudio del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.
Este estudio, que son los datos más recientes, se hizo antes que los eventos naturales que han impactado a las islas desde el 2017. Todo desde huracanes, terremotos, y ahora, una pandemia.
“El hambre es una situación permanente en esta sociedad”, declaró Giovanni Roberto Cáez, organizador para Comedores Sociales de Puerto Rico y el Centro para el Desarrollo Político, Educativo y Cultural (CDPEC). El grupo se activó rápidamente cuando se anunció el toque de queda decretado por la gobernadora Wanda Vázquez Garced.
En las primeras dos semanas, repartieron compras en los municipios de Caguas y San Juan. Pero, la demanda superó la capacidad del equipo. “La cantidad de llamadas es totalmente inmensa y sobrepasa cualquier capacidad nuestra”, contó Roberto Cáez en una entrevista a través de Zoom. Él estima que solo pueden atender un 10% de las llamadas.
Magnitud del problema
El economista José Caraballo Cueto estima que la tasa de desempleo actual está en un 40%, comparado al 8.9% reportado por el Departamento de Trabajos y Recursos Humanos, para el mes de enero.
“A esa pila de personas, que ya estaba sufriendo de inseguridad alimentaria, ahora hay que añadirle parte de los 300 mil que se quedaron sin empleo”, explicó el profesor de la Universidad de Puerto Rico en Cayey. El número no cuenta a los dependientes de las personas desempleadas.
Educación cierra comedores escolares
Caraballo Cueto dice que otro factor que contribuye a las alzas del hambre es el cierre de los comedores escolares. Alrededor de 71% de los niños en Puerto Rico viven bajo niveles o al borde de la pobreza y tienen algún nivel de inseguridad alimentaria, según el Instituto de Desarrollo de Juventud.
El Departamento de Educación indicó en un comunicado el 21 de abril que han donado más de 350 mil libras de alimentos a organizaciones sin fines de lucro como el Salvation Army, el Banco de Alimentos y los miembros de PR-VOAD.
El departamento se negó a abrir los comedores por la salud de los empleados de las cafeterías ya que la mayoría de estos están en el renglón de alto riesgo.
“En vez de cerrar los comedores escolares, debieron darle comida a más personas en su comunidad porque ahora hay más hambre”, expresó. “La seguridad de los empleados de los comedores se puede preservar como lo han hecho los restaurantes”, añadió.
Restaurantes como la Atlántica Marisquería han implementado medidas de limpieza más estrictas y cambiado sus operaciones a recogidos o entregas. Otros están entregando las órdenes en los carros.
En algunos condados de Estados Unidos, el sistema de escuelas públicas está proveyendo almuerzos gratis a todas las personas menores de 18 años. También están usando las guaguas escolares para hacer entregas.
Esperando por las respuestas de agencias
Dos agencias que podrían ofrecer ayuda económica a los puertorriqueños son el Departamento del Trabajo y el Departamento de la Familia. Sin embargo, ambas agencias no han podido manejar el aumento en solicitudes de desempleo y el Programa de Asistencia Nutricional (PAN).
Caraballo Cueto sugiere que entrenen a empleados públicos, quienes en estos momentos no están trabajando, para ayudar con el aumento en solicitudes. “Si sabes que tienes una emergencia natural, no puedes tener los mismos recursos y empleados”, ripostó.
En lugar de usar los empleados públicos accesibles, el Departamento de Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico contrató a una agencia privada para ampliar la capacidad de sus centros de llamadas.
El economista también creé que el Departamento de Familia, que ha recibido 70 mil solicitudes para beneficios de PAN, debería aceptar todas las solicitudes y quitar los requisitos usuales. El periódico Metro reportó que la agencia ha evaluado 13,438 y que, de esas, aprobó 3,348 y rechazó 9,593 solicitudes.
Además de una multitud de solicitudes, los grupos solidarios enfrentan costos más altos de alimentos. Roberto Cáez lamentó los comentarios de la secretaría del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Carmen Salgado Rodríguez, con relación a mantener los márgenes de ganancias de las empresas.
“Es terrible. En una situación donde se deprecian masivamente el ingreso de los individuos, los supermercados están manteniendo sus márgenes de ganancia”.
Según la cuenta de Twitter de DACO, han denunciado a más de 1,000 comercios y multado a 68 por violar la “Orden de Congelación de Precios”, la cual congela los precios de artículos de primera necesidad, alimentos, combustible y otros artículos de necesidad ante la emergencia. El decreto permite cambios sin autorización del departamento mientras que el margen de ganancia bruta sea de 30% o menos.
“El problema es que el dinero es el que controla las relaciones humanas”, denunció Roberto Cáez. “El gobierno de Puerto Rico está enteramente entregado a esa mentalidad y esa realidad del dinero, y no ve otra cosa que hacer”.
Solo el pueblo salva al pueblo
El grupo de Comedores Sociales de Puerto Rico y el CDPEC está aprendiendo de su primer mes de entregas. Se han dado cuenta que los recogidos son más eficientes que las entregas. Por eso, esta semana decidieron que van a repartir solo dos veces en semanas, contestar llamadas lunes y miércoles de 12:00pm a 5:00pm, y enfocarse en compartir información de su experiencia con otras organizaciones para que puedan replicar sus esfuerzos.
El equipo está compartiendo guías de cómo comenzar las compras solidarias y exhortan que cualquier persona interesada les envíe un mensaje por Facebook. Las compras son posibles por donaciones privadas cuyo promedio es $20.
Roberto Cáez tiene esperanza que el apoyo mutuo y los proyectos de solidaridad puedan crear un movimiento para que la política pública sea “manejada con el corazón y con la humanidad, no con la mentalidad del dinero”.
“‘Solo el pueblo salva al pueblo’ es la frase que más estamos usando en estos días, y yo he puesto toda mi intención en que esta organización construya un tejido social para que la clave esté en el pueblo y no en otros sectores que no nos va a representar”, reiteró.
Puedes donar a Comedores sociales a través de ATH Móvil (787)-329–7479 o PayPal cdpecpr@gmail.com.
Para orientaciones envía un mensaje a Comedores Sociales de Puerto Rico o (787)-384–6973 o (787)-329–7479.