¿Por qué recuerdo canciones al despertar?

Es sólo una sensación. Algunas mañanas (o en sus transcursos), hay alguna canción o un coro de ella que repito mentalmente y — a veces — verbalizo como un mal cantante.

Raúl Álvarez M.
4 min readJul 5, 2020

Si hace un poco más de un año escribí intrigado buscando el porqué no recuerdo mis sueños, ahora asalta una duda que bien podría ser una secuela.

Aunque no he podido fijar patrones ni periodicidades, hay días en que tras despertar aparece un vago recuerdo musical. Canciones o melodías casi siempre en forma de coro recorren en estéreo mi cabeza.

A veces, la canto sostenidamente sin vocalizar ni una sílaba. Otras, la canto más de una vez para saciar ese deseo que no sé qué es pero, al hacerlo, libero la dopamina que me embarga.

La dopamina — y esta explicación choca en lo rústico— es un “mensajero químico” de nuestro cerebro y que entre sus muchas funciones nos entrega sensaciones de recompensa cuando algo va bien. Algo así como un “centro del placer”.

Esto no sólo ocurre con la música. El sistema de likes y amplificación de mensajes en casi la totalidad de las redes sociales activa en forma de corazones y pulgares aprobatorios pequeñas dosis de ella. Por eso nos obsesionamos con ser populares en internet.

En uno de esos típicos artículos de BBC Mundo, explicaban que la masificación de la música hace que estemos expuestos repetidamente a melodías y letras, lo que obviamente aumenta la probabilidad de retenerlas sin un esfuerzo evidente.

Además, la conexión de ellas con nuestras emociones (un tema de amor, por ejemplo) hace que las asociemos inconscientemente con nuestras propias experiencias.

Estudios psicológicos han ubicado a la música — y especialmente la letra — como parte de nuestra memoria motora junto a cosas tan inherentes como como caminar, nadar o pararse de una silla.

La diferencia está en que se transforman en hábitos y, así como andar en bicicleta, una vez que una canción entra en tu cabeza difícilmente podrás olvidarla.

Aunque el punto no es ese, expongo lo anterior para graficar lo poco que sabía antes de encontrarme buscando explicaciones del por qué despierto con canciones aleatorias en mi cabeza.

Claramente no es algo que me ocurra sólo a mí.

En un vistazo rápido me encontré con un articulo similar a este. “Porque cuando despierto estoy pensando en una canción”. Pero no decía nada.

En él, su autora atribuía el asunto a un mero esoterismo y preguntaba abiertamente si aquello era un mensaje del cosmos, como si alguien en otro lado del planeta te mandara esa canción en forma de mensaje. La teoría no me ayudó demasiado.

Tras descartarla, llegué a un concepto clave: bucle fonológico.

En la corteza auditiva del cerebro existe una zona llamada así y que trabaja con nuestra memoria temporal. Funciona como una especie de “grabadora” que almacena información sonora involuntaria pero que inusualmente se torna muy presente. Según un artículo de Hipertextual, estos recuerdos comparten espacio con listas de compras o los pendientes que tenemos en el trabajo hasta que se desechan o pasan a nuestra memoria a largo plazo.

El repetir aquel coro o fragmento insistentemente es una reacción anormal, un fallo en la matrix de nuestro cerebro. Las recomendaciones científicas son diversas: enfocarte en otra cosa como hacer un sudoku y con el paso de las horas deje de importarte o escuchar la canción completa, hacer una especie de “match” con ese recuerdo y cerrar el ciclo.

Y eso es lo que hago. Después de repasarla una y otra vez, busco la canción (curiosamente siempre son tracks que conozco o tengo referencias para encontrarla, si no sería un problema angustiosamente mayor) y le doy una o varias vueltas. Luego paso a otra canción.

Como dato trivia, en los estudios relativos al bucle se descubrió que las personas hiperactivas o con déficit de atención tienen menos recuerdos musicales involuntarios en comparación a aquellos que tienen un “desorden” obsesivo con ciertos tópicos.

Eso me ayudó a entender el porqué me pasa con canciones y no con otro tipo de recuerdos: escucho decenas de canciones al día de manera religiosa. No recuerdo cuándo fue la última vez que no le di play a un disco.

Aunque no encontré exactamente la explicación al porqué me pasa al despertar, debo admitir que también me pasa con menor frecuencia a lo largo del día, sin mucho cuento. Ocurre y ya. Pero de una cosa quedó clara: todo ocurre en nuestro cerebro. Nada de cosmos ni esas cosas.

*La canción que me obsesionó esta mañana y no pude dejar de recordar es “Cóncavo y Convexo” (1984) compuesta por el brasileño Erasmo Carlos para su mejor amigo, compañero y aliado R2oberto Carlos.

“Cada parte de ti tiene forma ideal y si estas junto a mí, coincidencia total de cóncavo y convexo” era la línea que repetía insistentemente. Es el coro.

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