Análisis del iPhone 6s Plus: experiencia personal, sesgo y despedida de Android

Antonio Sabán Morales
24 min readOct 24, 2015

Esto que comienzo a escribir se puede considerar un análisis de mi experiencia con el iPhone 6s Plus, pero también quiero profundizar sobre las razones de haber llegado a adquirirlo, lo que he perdido, y lo mucho que he ganado con el cambio. Os dejo un podcast que grabé con Jose Jacas y Félix Palazuelos donde se vierten estas opiniones de manera más divertida y amena, desde mi punto de vista.

¿Por qué iPhone? ¿Por qué ahora?

En primer lugar, conviene que aclare que también creo interesante hablar del “Apple bias”, o lo que es lo mismo en cristiano, el sesgo que existe en los análisis (y en el relato de experiencias de uso) de productos de Apple. En mi caso, reconozco que es real, porque me he criado (informáticamente hablando) usando Macs y he vivido lo que supone ser el rarito. Es algo que está ahí, como una costumbre. Además, Apple lleva una década y media haciendo las cosas globalmente mejor que el resto, y eso lo digo más objetivamente.

Dicho esto, en smartphones he sido casi siempre, por imposición económica (y convicción al principio), un chico Android. Y un chico Android que ha sabido exprimir al máximo el sistema, que admira el esfuerzo que Google ha puesto en la plataforma, siendo la que, desde mi punto de vista, más ha crecido desde el boom que inició iPhone OS 1 en 2007.

Empecé con una errante pero ilusionante HTC Magic, me consolidé con el grandísimo Motorola Defy, y después todo fue a mejor. Tuve durante mucho tiempo los mejores móviles que la plataforma ofrecía: LG Optimus 2X, Samsung Galaxy S2, Samsung Galaxy Note, Samsung Galaxy S3, etc. Sin embargo, percibía que con ellos, y por culpa del software, mi experiencia de uso quedaba muy lejos del ideal que Google proponía con AOSP o su capa en los Nexus. Por ello, tras rechazar un iPhone 5 que me encantaba pero se me hacía muy pequeño, pasé buenos ratos usando un Galaxy Nexus y más tarde un Nexus 4. Luego cambié por el Moto G por almacenamiento y batería, y de nuevo supe lo que era encontrarme con una buena experiencia (la mejor del año) por menos de 200€.

Pero en ese momento, que coincidía con mi entrada en Hipertextual, me di cuenta de que no podía seguir negando lo que para mí era una evidencia. Android era el reino del desequilibrio. Había pasado por los mejores terminales, los de 650€ en lanzamiento, y no había sido feliz. Había probado los Nexus, y pese a lograr amar Android con ellos, el desequilibrio era aún mayor donde yo más nerd era, el hardware. Baterías mediocres e inconsistentes, pantallas que podían ser muy buenas o un desastre, procesados a años luz de los del 4S en 2011… Un cúmulo “insoportable” para alguien que ama la tecnología y pasa más de 4 horas al día usando estos cacharrillos.

He estado el último año con el aclamado OnePlus One, y lejos de ir a mejor, todo esto ha ido a peor. Tras probar un par de semanas el iPhone 6, que para mí era el teléfono del año, vi que nunca obtendría lo que quería lejos de un iPhone, salvo cambios exponenciales en terminales en Android. Durante este mismo período de tiempo he tenido la suerte de poder probar los mejores terminales con Android del mercado: Motorola, Samsung, LG, HTC, Sony, Huawei, etc.

Dentro de ese período distingo dos dispositivos entre el resto, dos que en su momento sí me han ofrecido verdadera satisfacción.
Uno fue el Moto X 2014, que para mí encarnaba los principios de Android junto a un hardware (cuerpo) espectacular con grandes deficiencias en pantalla, cámara y batería. Me enamoró y sigo enamorado. El otro, más reciente, fue el Galaxy S6. Samsung se reinventa, Samsung elimina sus principios, Samsung nos trae el mejor Android de la historia. Un 9. Ello no sirvió para que después de un mes me desesperara en varios aspectos, como su pésima gestión de los recursos, su paupérrima batería o la fragilidad a arañazos de su pantalla y su botón home (que por cierto, nunca me fue bien identificando huellas).

La cosa estaba clara, era iPhone o era seguir siendo infeliz. Como no tenía un duro, pensaba que con el Nexus 5X me podía apañar, siendo infeliz. Pero vi el precio europeo y fue un NOPEEEE más grande que los de Jim Dalrymple. Por ello busqué ofertas de iPhone 6s Plus con Vodafone, y tras ver que ahorraba mucho, lo pillé. Y no es perfecto, pero soy feliz con él.

¿Por qué Plus?

Pues son muchas cosas. El Plus sólo pierde en un apartado, que para muchos lo hace implanteable en cuanto al uso y en mi caso es sobrellevable, aunque no cómodo. Y hablo, como no, del tamaño. En absolutamente nada más gana el pequeño, y cuando digo ganar lo matizo, porque usar el Plus mola, porque se agradece usar su pantalla, pero no el gran cuerpo donde se alberga. En batería, por mucho que diga Apple, el Plus dura mucho más de una hora sobre el modelo pequeño, en cualquier tarea. La pantalla, en la que me gusta mirar de cerca, me gusta mucho más que la del 6s normal, por el aumento de densidad por encima de los 400 ppp que valoro desde el 1080p del HTC One M7 (pasar de esa cifra no tiene efectos en mi vista). Por último, la cámara. Pude comparar el Galaxy S6 con el iPhone 6, y el segundo perdía con diferencia en tomas en baja luz, pero sólo por el detalle de la falta de estabilizador. El Plus ganaba al S6 en mi opinión, porque procesaba mejor y sí tenía OIS. Por todo ello, para mí, la elección estaba clara, jugando la batería el gran papel.

Mi experiencia con el 6s Plus y contraste con otras opiniones

Os diré algo. Sé que he criticado terminales por no tener carga rápida, he criticado terminales por no tener 3 GB de RAM, he criticado terminales por no tener bordes frontales ínfimos, al igual que he criticado terminales por no tener aperturas de cámaras como el f1.9 del S6 o el f1.8 del G4. Incluso he criticado terminales con AMOLED por no tener resolución 2K.

¿Soy hipócrita por no hacerlo con el iPhone? Sí y no, porque con algunos aspectos soy muy crítico. Con los otros lo reconozco: existe un sesgo pronunciado, y en un iPhone me dan igual algunas carencias, porque se compensa perfectamente con su equilibrio y lo que me aporta en el día a día. ¿Fanboy? Vosotros decidís.

Primero hablaré de hardware y luego sobre software, que en realidad es la parte que supongo da sentido a un análisis de iPhone viniendo de fuera, porque aunque no como un conjunto tan sólido, buenas pantallas y autonomías sí hay fuera. Y como sabemos, Apple vende una experiencia integrada, por lo que es necesario explorarla a fondo.

Pantalla

Mi idilio con las pantallas IPS-LCD en móviles viene de lejos. Me han encantado y me encantan paneles como los del Motorola Milestone de 2009, el Retina del iPhone 4 en 2010, el del HTC One X, el del iPhone 5 o el del HTC One M7, por poner ejemplos antiguos y recientes.

La tecnología AMOLED no me disgusta. He vivido su evolución desde el Samsung Wave (primera SuperAMOLED) y ha sido bestial, a un ritmo mucho mayor que el de IPS, que es una tecnología vieja, muy exprimida, y con poco margen de mejora. Sin embargo, al igual que avanza, también le siguen acompañando sus problemas. Por una parte, la matriz PenTile que hace que por debajo de 2K su nitidez caiga en picado. El PenTile en disposición de diamante supone un subpíxel menos que el RGB (rojo, verde y azul), por lo que la cantidad real de subpíxeles es un tercio menor a la de RGB. Así, un Galaxy S6 con 577 píxeles por pulgada, realmente obtiene unos 384 ppp si contamos el número de subpíxeles, que marca la nitidez. Si vamos a la AMOLED de un S5, pasamos de 432 ppp a 288 ppp, que ni siquiera alcanza valores Retina.

Por esto la aparente inferioridad del iPhone 6 en nitidez no me importa, porque realmente no es inferior al considerado mejor panel, sino superior o muy similar. Frente a una IPS 2K como las de LG en el G3 o el G4, en mi caso no hay diferencia perceptible si no pego el ojo a la pantalla, mientras que el ahorro energético sí se nota. No es, para mí, un contra. De hecho, por mí todos los teléfonos volverían a 1080p salvo por el tema del PenTile, que sí requiere 2K para alcanzar nitidez “retina”.

Donde pierde claramente el iPhone 6s Plus, pese a sus mejoras en contraste, calibración y negros, es en eso, en negros. Ahí no nada que hacer con el OLED. Yo no suelo usar el móvil para reproducir muchos contenidos, pero cuando lo hago, se nota. Es el único punto negativo, porque en exteriores me parece la mejor pantalla del mercado, y su calibración me encanta, frente a la o ultracálida del módo “Básico” (preciso) o a la ultrasaturada y chillona del modo AMOLED Cine. Tuve problemas con esto en su día y di recomendaciones sobre cómo solucionarlo. La pantalla del iPhone es, además, muy uniforme, mientras que las AMOLED de Samsung tienen gravísimos problemas (desde hace años) con las variaciones de color (manchas rosas, manchas verdes) a lo largo de la pantalla. Problemas que no aparecen en análisis de DisplayMate.

Por último, el (mi) iPhone 6s Plus se libra del problema de las scanlines, que he vivido en el resto de IPS de alta resolución que he probado en el último año y que arruinaban la experiencia de la densidad en lecturas sobre fondos lisos.

Por todo esto, para mí es la mejor pantalla del mercado, si no matemáticamente, sí en la práctica, y lo es en cualquier situación lumínica y prácticamente en casi todos los ángulos. El laminado que Apple aplica a estas pantallas sigue poniendo el contenido más cerca que nunca de nuestra vista, y deslizar el dedo desde la unión del borde hasta el centro de la pantalla sigue siendo un acto placentero. Ojalá AMOLED solucione sus problemas. Es el futuro, pero de momento, no el presente que deseo.

Autonomía

Venimos de un año nefasto para la autonomía de los terminales. Se ha dado el caso de que el procesador más eficiente del año (Exynos 7420) hasta el A9 ha sido equipado con baterías de amperajes muy bajos y que el resto de actores han optado por una Qualcomm que, además de sus problemas seguía con 20 nanómetros, cuando lo acorde a 2015 era bajar a 14 o 16, como han hecho Samsung y Apple. Por esta maraña de sucesos, encontramos que la autonomía de los grandes de 2015, G4 y S6, es por decirlo suavemente, mediocre, campo en la que metemos la del iPhone 6 hasta iOS 9, donde parece que ha mejorado.

Además de esos problemas de hardware, en Android, dada la selva que es en cuanto a procesos, existe un problema de consistencia (que a veces también se da en iOS con apps basura con Facebook), que la propia Google ha reconocido, lo que le ha llevado a lanzar el magnífico Doze.

Tras estas experiencias en terminales estrella y en el OnePlus One, que nunca me ha ido bien en autonomía bajo Lollipop, el iPhone 6s Plus ha sido una gozada. No puedo decir que sea la mejor autonomía de la historia, pero la veo al nivel de la que obtuvo el Moto G original con KitKat, el LG G2 o incluso el Z3, según mi amigo Nicolás Rivera, que tiene ambos. Si contamos que Apple ha bajado unos 200 mAh para incluir el Taptic Engine, el caso es aún más meritorio.

Por pruebas que he realizado sumando y restando horas, puedo decir que consigo autonomías de unas 7 horas de pantalla en días exigentes con poco brillo, 5 horas largas o 6 si subimos el brillo y día y medio si el móvil pasa más tiempo en reposo.

Pues eso, la mejor autonomía de los últimos años, en reposo y con uso intensivo.

Uno de los problemas del iPhone, el tiempo de carga. Usad el cargador de 10W de Apple y esto mejora mucho.

Aquí sin embargo el sesgo no debe cegarnos. Hay un problema con el tiempo de carga (pese a que cargo el terminal mucho menos que otros con carga rápida). Rivales del iPhone como el Note 5 cargan en cantidades considerablemente más bajas de tiempo. Hay una manera más o menos sencilla de solucionarlo, y es cambiar el triste cargador de 1A/5W (¿de verdad Apple?, cargar una batería de 2915–2750 con el mismo cargador que se usaba para cargar 1440 mAh?) que Apple suministra por uno como el que Apple suministraba con el iPhone 3G (¿por qué dejarían de incluirlo) y que ahora viene en los iPads, el modelo de 2.1A/10W o 12W. Con él, cargas muy rápido hasta el 80%. Sigue sin estar al nivel del Note 5, pero no te desesperas. La carga inalámbrica de momento me parece algo inútil para mí por cómo funciona porque soy de usar el móvil mientras carga, por lo que no la echo de menos en ningún terminal.

Cámara

Ni siquiera Schiller parecía muy emocionado presentando la nueva iSight Camera.

La decepción del año. Sí, lo es. Para mi gusto sigue en el top de las cámaras de teléfonos existentes en el mercado, pero aquí he sido víctima de un hype muy grande generado por algunos personajes americanos y de la progresión de los modelos S. Tanto del 4 al 4S como del 5 al 5s vivimos en su momento cambios enormes de cámara. Aquí no ha sido así, y equiparo más el avance al pequeño que hubo entre el 4S y el 5. Como decíamos en el podcast, nos encontramos a una cámara que sigue en el TOP 3, pero esta vez está ahí más por méritos del año pasado que de este. Tenemos un aumento de resolución que para muchos ya era el gran defecto de la cámara del iPhone 6 frente a su competencia, y el iPhone ya graba en 4K, cosa que ni siquiera tengo activada pese a tener el modelo de 64 GB. Las pantallas de más resolución que tengo alcanzan el 2K, no necesito más.

Samsung y LG han avanzado tanto, que ya podemos decir que están al nivel del iPhone, superándole en algunas cosas. Por ejemplo, gracias a sus aperturas, el G4 y el S6 consiguen desenfoques más pronunciados con una gran profundidad de campo, algo que Apple no ha conseguido, por quedarse en f2.2. Como decía José Jacas en el podcast, esto puede deberse a que Apple prima tener una nitidez uniforme en toda la imagen, mientras que en el caso del S6 es común ver mucha falta de nitidez en los bordes (por no hablar de otros rivales como el Z5). Es la clase de cosa que no valora quienes dicen que Apple ha quedado muy atrás, al igual que tampoco valoran que el procesado del iPhone sigue por delante de la competencia. Mientras que por ejemplo el S6 en muy baja luz te saca un manchurrón enorme con colores (ya ni son colores en muchos casos, pues se vuelve todo muy grisáceo) muy empastados, Apple no aplica una reducción de ruido superior a otras situaciones, y hace un uso más inteligente del estabilizador (sin abusar de él y dejando el ISO muy bajo, lo que reduce mucho el ruido). También gana el iPhone en balance de blancos, y es que son muy pocas las escenas donde mide mal la tonalidad del color.

En general, el iPhone sigue perdiendo en nitidez o luminosidad obtenida por apertura y por el tamaño del sensor, pero sigue muy arriba en velocidad de disparo y enfoque, procesado, rango dinámico (sigue siendo bestial cómo compensa las nubes con zonas más oscuras) y software directo. Me alegra saber que, por fin, la competencia está a esa altura, aunque me da coraje que justo el año en que he comprado el iPhone, se haya producido este estancamiento, perceptible donde más se necesitaba mejoría, en baja luz. Me parecen buenos puntos el 4K para quien lo necesite y el procesador de balance de blancos que utiliza el flash de selfies, que logra sacar tonos muy naturales, así como irrelevantes las Live Photos.

PD: Estas conclusiones las saqué en dos días, ya que mi iPhone a partir de cierto momento dejó de enfocar de noche y estoy a la espera de que Apple me lo reemplace. Sospecho que el mecanismo de enfoque o el estabilizador están fallando.

Actualización: Según pude comprobar ayer con otra unidad de iPhone 6s Plus, el problema podría ser más de software que de mi unidad en concreto. Me he dado cuenta de que, si es de noche y enfoco manualmente (sobre todo a objetos con cierta lejanía o dificultad), al iPhone le cuesta horrores enfocar, mientras que si abro la app de cámara y dejo que enfoque automáticamente si tocar yo nada, el enfoque sí es preciso. El iPhone enfoca tan bien que se puede argumentar que no es necesario tocar nada, pero yo, que vengo de móviles con enfoques algo malos, tiendo a enfocar manualmente en cada foto. Por ello he obtenido fotos tan malas como la que dejo a continuación:

No es algo grave, y probablemente se corrija, pero evidencia que, junto a más detalles visuales como transiciones no del todo fluidas, Apple está descuidando más de lo que se le presupone a su sistema operativo estrella, que parece que no acaba ir del todo fino desde la ruptura que supuso iOS 7 a muchos niveles.

Aspectos generales

go Esta diferencia de tamaño, teniendo 0.2" más el Note 5, me sigue doliendo.
  • Tamaño del cuerpo y construcción: Después de haber tenido en mis manos terminales como el LG G3, el G4 o el Samsung Galaxy S6 Edge+, que comparten dimensiones de pantalla, e incluso superan la diagonal, con grosor similar y mayor batería en el caso del Samsung, creo que en Apple tienen pocos motivos para estar orgullosos de este descomunal diseño. Me he adaptado a él, pero no por ello dejo de pensar que albergar 5.5” en un cuerpo como el del Samsung sería una delicia. Tarea pendiente para el año que viene, con o sin Touch ID como lo conocemos hasta ahora. En cuanto a la calidad de construcción, es cierto que ahora resbala menos, gracias a un anodizado distinto aplicado sobre el aluminio de la serie 7000, que también llega para eliminar silenciosamente (ya saben, en Apple los problemas no existen hasta que se solucionan) el #bendgate. Por último, también añadir que se hace un tanto pesado, estando en el límite de lo cómodo para los estándares actuales.
  • Sonido: Apple nunca ha sido referencia en altavoces, y según dicen, en este modelo incluso se ha reducido el volumen. Es el punto negativo que le veo, porque la calidad en sí del sonido que sale me encanta y creo que supera al enlatamiento de otros terminales (aunque no a algunos como los HTC), algo que me ocurría comparando el sonido del iPhone 6 con el S6. Algo relacionado con esto es la grabación de sonido. Aquí Apple, pese a que sigue grabando sonido sin saturar, lo que ya le pone muy por encima de la media, está por debajo del sonido esteréo que obtienen otros terminales (los Lumia o HTC son ejemplos de grabación en estéreo de mucha calidad). El iPhone 6s sigue grabando vídeos con audio mono a 80 kbps, algo muy pobre para conciertos.
  • El botón de silencio: Una decisión de diseño, que puede pensarse que entra en conflicto con tener cuantos menos botones posibles, pero que agradeces día a día. Mientras que en Android tienes que encender la pantalla y ajustar manualmente el volumen (silencio/vibración) el botón de dos posiciones de Apple sigue siendo muy conveniente. Aplaudo a OnePlus por haber incluido uno de 3 posiciones en su nuevo terminal. El mundo tecnológico no debe olvidar que hay elementos físicos que son y probablemente seguirán siendo más intuitivos.
  • Conectividad: Tanto en LTE como en WiFi no estoy teniendo problemas. Mucha potencia en ambos tipos de red, con consumos similares y con gran calidad de llamada.

iOS 9 y el software: cuando venir de Android no es traumático

Como decía antes, llevo mucho tiempo saboreando las mieles de Android, y desde el iPhone 5 no he usado un iPhone en profundidad como dispositivo propio, por lo que el cambio a un iPhone con iOS podía resultar dramático, pero también tengo que recordar que sí he tenido iPad desde el primer modelo, y he usado intensivamente un Air 2 en el último año, por lo que conozco más que de sobra el sistema, y sobre todo, me llevo bastante bien con él. Tras los avances que trajo iOS 8 el sistema se hizo, por fin, usable con comodidad. Salvo fotos con Instagram, todo lo que necesito compartir puedo hacerlo a través del menú de compartir que llegó el año pasado potenciado por extensiones, aunque he de decir que su funcionamiento es más errático que el de Android.

Gracias a la integración de esas extensiones como servidores en la nube (Dropbox, Onedrive, Google Drive), a grandísimas aplicaciones como Documents (gran gestor de archivos con navegador integrado para descargas), y a no depender de iTunes para nada, por mis usos, se soluciona el aún existente drama del sistema de archivos. Para mí ni eso ni el menú compartir son ya el gran problema de iOS, y es que creo que ya no existen grandes problemas a nivel de sistema, y hablo desde un punto de vista muy personal, porque no echo de menos personalizar más el sistema. Desde iOS 4, Apple ha ido cargando a iOS de las funciones que anhelaba tener, poco más se puede pedir. iOS 9 tiene algunos bugs, pero no son graves en mi caso, como sí me ocurría en iOS 8.4.1 en el iPad Air 2. De hecho, hay varias cosas en iOS que están ahí y que se agradecen mucho:

  • Globos de notificaciones: En el podcast comentaba que ver la barra de notificaciones llena de iconos me producía cierta ansiedad a menudo, y aunque en determinada situaciones puedo echar de menos esos iconos, o al menos alguno, en iOS existen los globos de notificaciones que dan la misma información e incluso informan del número de mensajes (como decía Jacas, muy útil en grupos silenciados de Telegram y WhatsApp, o en aplicaciones cuyas notificaciones tengamos desactivadas pero de las que queramos feedback visual).
  • Respuesta rápida o quick reply. Desde iOS 9 cada aplicación adaptada permite contestar de manera rápida sin entrar en la aplicación. Se puede hacer desde la notificación en el momento en que aparece la tira o desde Notification Center o la pantalla de bloqueo. Para mí, es una manera muy ágil de ganar tiempo.
  • Copiar imágenes. Por nombrar algo nimio pero que me frustraba en Android. Si quería compartir una imagen del navegador, por ejemplo, tenía que copiar su ruta o descargarla, mientras que iOS permite agregar la imagen al portapapeles, y pegarla para enviarla como imagen a WhatsApp, Telegram o Twitter. Ganas tiempo tú no teniendo que ir a la galería a enviar, y gana tiempo la persona que recibe no teniendo que abrir en navegador.
  • Deslizar hacia la derecha para ir atrás. En iOS la mayoría de aplicaciones implementan ir a la pantalla anterior (una pestaña, por ejemplo) haciendo swipe lateral, algo muy cómodo y que aprovecha muy bien el borde del iPhone, que parece pensado para ello.

Son, por lo tanto, también pequeños detalles los que incomodan un poco tu experiencia día a día:

  • Control de sonidos: iOS es un sistema donde el sonido está muy controlado por la API, y en iOS 9 se da lo que para mí es un problema: la app oficial de cámara pausa la música que estemos escuchando. Si vas por la calle con auriculares y a la vez disparando, es un suplicio tener que volver a Control Center (CC) para reproducir música de nuevo cada vez que haces una foto. Por otra parte, hay ciertos sonidos en aplicaciones como Telegram que pausan la música y cuando finalizan, esta no vuelve de nuevo a la reproducción, ni siquiera está ya registrada como pausada en CC. Comentaba en el podcast que a menudo en la cortina de notificaciones de Android tenías 2 ó 3 widgets de audio, como por ejemplo Spotify, Pocket Casts y Soundcloud. Esto era incómodo, pero al menos podías elegir qué seguir reproduciendo. Si CC queda vacío u ocupado por aplicaciones inútiles ahí como YouTube, luego no hay nada que reproducir y volver abrir la aplicación de audio para reproducir de nuevo es un ***azo.
  • Flexibilidad. Sí, hay cosas a las que estaba muy acostumbrado en Android y aquí las echo de menos. Una de ellas es Fliktu. Con ella, cada vez que copiaba algo en Android, ya fuera un enlace o texto plano, agitaba ligeramente el terminal y aparecía un menú compartir para enviar el contenido del portapapeles a la aplicación elegida. En iOS una herramienta así no puede existir, por cómo está diseñado el sistema.
  • Segundos planos que no lo son. Algo que fastidia en iOS es que el segundo plano estrenado con iOS 7 es una pequeña lotería. En los días que he tenido el iPhone (configurándolo como nuevo dispositivo y sin restaurar datos de apps) Google Photos, por ejemplo, no ha subido ninguna foto a la nube si no abría la aplicación cada cierto tiempo, pese a tener el segundo plano activado. No es exclusivo de estas apps, y es algo que no acabo de comprender. No sé si depende de iOS o del diseño de las apps en particular. Antes podía entender que Dropbox no estuviera más de 10 minutos en segundo plano, pero con las nuevas opciones de iOS 7, esto debería haberse solucionado.
  • App Store. En menos de 15 días con el iPhone he sufrido 3 caídas severas del App Store, siendo la primera la tarde en que estrenaba iPhone, por lo que tuve que esperar para poder instalar aplicaciones. Es algo lamentable y ya no es noticia, como no lo es que el servicio en sí es lento y que la búsqueda de apps, y con ello el descubrimiento, está muy rota. No es normal que haya apps que buscas por su nombre y no aparezcan en los 3 primeros puestos, y otras cuyo nombre no contiene el término buscado, aparezcan en primera posición.
  • Deep Linking y aplicaciones por defecto. iOS 9 ha solucionado en teoría el problema del deep linking, por el cual las aplicaciones abrían versión web o enviaban a la App Store en vez de abrir en su servicio correspondiente, pero por ejemplo, si me envían un link a Twitter por Telegram y lo abro, no me es posible verlo con Tweetbot, sino que sólo es posible con la app oficial o con la web. Atraso. Sigue sin existir, además, la posibilidad de establecer como apps por defecto, aunque esto cada vez sea menos relevante en mi opinión. Sobre todo lo será si el otro punto se soluciona bien.

Las apps, ¿el gran reclamo?

Esto es una gozada constante.

Mucha gente se marcha de Android “asqueada” por las aplicaciones. No es mi caso. Aunque reconozco que hay un grado de refinamiento superior en iOS, para mis usos, la calidad de las aplicaciones en Android era muy similar desde el milagro de Material Design, y superior en algunos casos, gracias a la flexibilidad de aplicaciones como Dropbox en Android. De hecho, en iOS me he encontrado carencias grandes de apps que uso para transporte en bus en Sevilla o en Sevici, el servicio de bicis públicas. Un desierto. Pero tengo una gran noticia y es que las dos aplicaciones/servicios que más utilizaba en Android son exponencialmente mejores en iOS.

  • Safari. Sin duda, el mejor navegador móvil. El más rápido, el más completo que he encontrado y sin duda, el más fluido. Vengo de Chrome para Android, que me sigue pareciendo que da un rendimiento ridículo, frente a Safari pero también frente al navegador Samsung. Lo bueno de Safari es que además ahora soporta los bloqueadores de contenido, y la velocidad ha mejorado aún más. Paso horas navegando en iPad y en iPhone, y con añadidos como el magnífico modo lectura, que también es mejor que el de otros navegadores, no echo de menos ir al ordenador para el 90% de webs. Ojo, no está libre de errores, el scroll lento obligatorio me trae por el camino de la amargura en artículos largos, y a veces se queda en blanco, pero merece mucho la pena. Por otra parte, la gestión de las pestañas está desaprovechada sin acceso rápido. Queda así un gran gap para implementar 3D Touch.
  • Tweetbot 4. Twitter es mi servicio más usado en el móvil. Diría que del 100% del tiempo que lo uso, un 50% le pertenece, y el resto se lo dividen Safari, Telegram y en mucha menor medida alguna otra app casual. Llevo enamorado de Tweetbot desde su primera versión, y pese a haber usado antes que ella muchos otros clientes en todas las plataformas, me es imposible no sentirme como en casa cuando la uso. Está limitada por API, pero en su versión 4 sólo echo de menos la búsqueda histórica de la aplicación oficial/web. Cualquier otra opción me parece el 50% de Tweetbot. Usarlo con Safari integrado es una gozada, y el gesto que se ha inventado el gordo para ello es bestial.

Por lo tanto, sí, las apps son la hostia, pero sólo esas dos marcan la diferencia para mí, y la marcan mucho. El rendimiento global, para mí, es mucho mejor que lo que tenía hasta ahora, aunque en Android cualquier cosa que lleve un Snapdragon 800, Full HD y 2 GB de RAM debería ir fluida y muy rápida, al menos con una capa limpita. En ese sentido estaba encantado con el OPO y lo estoy ahora. Lo que aportan el A9 y los 2 GB de RAM en iOS es una velocidad en apps increíbles (un poco frustrada por la lentitud de animaciones) y una multitarea que, pese a que sigue sin ser real, me es suficiente para intercambiar entre un gran número de aplicaciones y pestañas, a veces durante mucho tiempo sin observar recargas. Los 2 GB los esperaba (justificadamente, creo) desde el 5s por lo que es un F.U.C.K.I.N.G. F.I.N.A.L.L.Y. de libro.

3D Touch y la indexación de Spotlight: haciendo la experiencia más ágil y dando sentido a las capas

Me sigue encantando este vídeo. Pese a los iconos :(

Desde la época de iOS 6 empezó a hacerse palpable que el sistema necesitaba un gran cambio que, más allá de modificar el estilo visual de la interfaz, le otorgara profundidad en todos los sentidos. Personalmente, tenía ganas de que la profundidad llegara a la vieja pantalla de inicio, y no fue así. Es cierto que se añadió el paralaje o el Control Center, pero, sobre todo la segunda, hubiera sido muy posible en sistemas anteriores. No hubo para mí más profundidad allá donde la quería, pero Apple parecía estar preparando el terreno para 3D Touch, donde las capas toman sentido funcional además de estético, y que logra profundidad de verdad.

Y es que, aunque 3D Touch no es revolucionario en la pantalla de inicio, sí aporta un concepto de accesibilidad muy interesante que hace que, por primera vez en años, esta vieja pantalla tenga vida más allá de servir para lanzar aplicaciones. Algo que usaba en Windows Phone y en Android eran Tiles o accesos directos a contactos, conversaciones de WhatsApp, subreddits, etc. En iOS, más allá de los accesos directos de Safari y de alguna trampa como las de Workflow, no existía posibilidad rápida de acceder al contenido de las apps. Ahora, por ejemplo, puedo acceder a 3 conversaciones de Telegram haciendo 3D Touch, o puedo abrir rápidamente una conversación buscando en Spotlight el nombre del grupo o persona deslizando hacia abajo. Sigue sin ser lo mismo, pero es equivalente. Conforme las aplicaciones se vayan actualizando, tanto 3D Touch como Spotlight ganarán mucho protagonismo.

Dentro de las aplicaciones, 3D me está encantando y también es otro ejemplo de cómo iOS puede ganar profundidad y ahorrarnos clicks (taps) innecesarios. Si recibo un mensaje de Telegram, y estoy en la ventana de chats, en vez de entrar y luego salir, hago “Peek” y si considero que es interesante contestar hago “Pop”, pero si no, suelto el dedo y vuelto atrás. De igual manera ocurre con enlaces (que en el caso del Plus se ven bastante grandes) o con fotos en WhatsApp o Tweetbot. Para mí 3D Touch hasta ahora es eso mismo, reducir las veces que damos marcha atrás cuando los contenidos del siguiente paso son irrelevantes o no nos interesan, porque tenemos más poder de decisión antes de tener que meter una marcha adelante. Otro gran uso que le doy, por supuesto, es el de acceder a la multitarea desde el lateral izquierdo, así como cambiar entre dos aplicaciones si deslizo las cards de aplicaciones sin soltar. Esto último, unido al nuevo botón de ir a la app anterior, que a menudo queda un poco lejos de los dedos en el Plus, hace que cada vez haga menos doble click para cambiar entre aplicaciones.

3D Touch no me parece de momento un avance similar al de las pantallas multitáctiles, ni probablemente traiga gestos tan comunes para todos los sistemas como el “pinch to zoom” o el “doble tap”, pero sin ninguna duda, puedo decir que es el cambio dinámico (o uno de ellos) que necesitaba la interfaz del iPhone, para seguir siendo la interfaz del iPhone, esa a la que Apple parece no querer renunciar.

Conclusiones: 9.5 / 10

Llega el momeno de las conclusiones. Y la primera, ampliamente anunciada en el resto del texto es que estoy encantado con el terminal, y que, por supuesto, si tienes un iPhone 6 estás bien donde estás. Creo que la integración que consigue Apple, que en muchos sentidos puede ser molesta porque sus principios difieran de los nuestros, a la larga es positiva, siendo la única compañía que actualmente diseña todos los elementos de la experiencia que entrega, tanto en software como en hardware, y ese es y será su gran valor añadido. Durante años iOS ha estado muy por detrás en funcionalidad, hasta que en iOS 7, y sobre todo en 8, se comenzaron a atajar los problemas. Es cierto que Apple ha implementado funciones que otros sistemas tenían, que más que ser algo de esos sistemas, era de sentido común implementar, ya que eran tecnologías que la propia Apple había diseñado antes que nadie para sus SO de escritorio.

Es cierto que estar en iOS era estar detrás, y que el sistema iba copiando cosas, pero la influencia de Apple en el otro sentido sigue siendo muy grande. Nadie ha obligado tanto a crecer en cámaras como Apple lo ha hecho, o en materiales y diseño, o en aspectos decisivos en 2015 como el Touch ID y más tarde el 3D Touch (ojo al Galaxy S7, LG G5, Xperia Z6…). Como decíamos en el podcast, Apple aplica cambios incrementales, y en mi opinión es cierto, no son grandes, pero es así por que es la única que lo necesita, porque tiene una base que funciona muy bien y está muy asentada. Otros, como Samsung con el S5, tienen una base algo mediocre (y pese a ello, la mejor de Android en su momento), y el salto exponencial que han dado con el S6 hacia ser un verdadero gama alta era necesario.

El iPhone tiene problemas, siempre lo digo, pero fuera (y no es un “y tú más”) son mayores, con lo que la sensación de usar algo mejor aquí es mayor. Para mí, pese a acostumbrarme, el gran defecto de este iPhone es el tamaño total del terminal y todo lo demás, además de ser muy muy secundario en este momento de mi vida tecnológica, se puede ir arreglando. Me encanta Android, y quiero seguir muy en contacto con el sistema y su avance, pero mientras no haya un hardware tan sólido como este, mis días están en iOS con un iPhone.

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