11 condiciones para la gestión sectorial efectiva en tiempos de COVID-19

Dialogar de manera efectiva es el primer paso para incidir de manera significativa.

ARCA
4 min readJun 9, 2020

Durante los últimos meses nos hemos encontrado inmersos en un contexto que hasta ahora nos era desconocido y de un solo golpe nos ha movido los cimientos de una estructura que creíamos sólida haciendo más visible la vulnerabilidad y fragilidad de nuestras certezas. Así, en muy poco tiempo, hemos tenido que adaptarnos a las nuevas condiciones y desarrollar nuevas habilidades, experimentando y sintiendo como individuos que, inmersos en colectivos, necesitan resignificar sus existencias.

Desde ARCA nos han llamado para facilitar espacios de diálogo con diversos actores de alto impacto, siendo testigos del despertar a nuevas realidades; de reconocerse más humanos, más humildes; de compartir emociones que nos conectan con nuestros miedos más primarios; de nuevos patrones de comportamiento; de nuevas formas de relacionarnos; de nuevas estrategias y modos de abordar los desafíos que se nos presentan.

Haciéndonos cargo de la reflexión y la acción como aspectos claves del devenir del ser humano, quisimos sintetizar algunos aprendizajes que fuimos capitalizando en el proceso de acompañar estos espacios y que aquí compartimos como una invitación a colaborar en la construcción de este nuevo mundo al que hemos asomado.

1 La necesidad de escucharnos

Es a través del lenguaje que nos vamos construyendo; lenguaje que nace como puente hacia el otro, como acto constitutivo. Cuando me siento escuchado, me siento reconocido, existo para el otro, soy. La escucha nos habilita, nos da un lugar.

2 La necesidad de participar

Somos seres en relación. En relación con otros seres humanos, otros seres vivos, los objetos, el entorno. La participación ha sido la forma que hemos encontrado de transformación cultural, personal y colectiva. Participar implica ser parte activa de algo y eso nos impulsa, nos moviliza.

3 La necesidad de tener grupos de pertenencia

La pertenencia nos hace sentir seguros, protegidos, cuidados, amparados. Ser parte de un grupo, un sistema, nos aliviana la carga, podemos compartir el peso y sabemos que hay un refugio, una guarida a la que recurrir. Es una red que nos contiene.

4 El autoconocimiento

Los individuos maduros son aquellos que han ganado autonomía y uno de los elementos determinantes para el desarrollo es el autoconocimiento. Esto nos permite entender dónde estamos parados como personas y como grupo y cuáles son los pasos que podemos dar manteniendo un norte, un propósito.

5 El nivel de organización

Los grupos conforman sistemas y funcionan como organismos vivos; por tanto, cuanto mayor nivel de organización mayor capacidad de responder a situaciones extraordinarias, evitando simplificaciones y accediendo a nuevas formas de resolver problemas, de transitar la complejidad.

6 El capital social

Cuando las condiciones de vida se alteran, el contexto cambia y las maneras de resolver los problemas quedan obsoletas, necesitamos reactivar y/o potenciar el capital social de los sectores económicos para que desde allí podamos hacernos cargo de las tensiones, preocupaciones y diseños de futuro.

7 La voz colectiva

Eventos como este no sólo permiten la contención emocional, sino también el generar una voz colectiva que posibilita transitar de mejor forma procesos sociales y económicos como los que estamos viviendo.

8 La innovación colaborativa

Cuando sentimos que nuestra biología, nuestras prácticas, nuestros mecanismos de supervivencia se ven amenazados, se abren las puertas a la innovación colaborativa. Trascendemos los intereses particulares, miramos a nuestro alrededor y apelamos al intercambio entre inteligencias que se funden y acoplan hacia un propósito común.

9 La resiliencia y el desempeño colectivo

Estos espacios de escucha abierta, donde mente — corazón y voluntad se disponen al surgimiento de algo nuevo que antes no veíamos, nos hacen individuos más flexibles, más adaptables, con mayores niveles de tolerancia ante lo adverso, aumentando nuestras posibilidades de desempeño colectivo.

10 La presencia

Estar presentes es un acto no solo físico, sino energético y emocional que puede darse en un espacio virtual si logramos generar las condiciones que garantizan un espacio seguro, de confianza, con plena atención. Aunque distanciados físicamente, la emoción y la empatía construirán una experiencia física que quedará grabada en nuestro cuerpo.

11 La estructura

Tan importante como el contenido a desarrollar es la estructura que sostendrá el encuentro. Trabajar en equipo distribuyendo roles y tareas, establecer la duración acotada, elegir una persona que sea la encargada de facilitar, trazar acuerdos que permitan sostener las condiciones del encuentro son algunos de los elementos que habilitan conversaciones abiertas y de calidad.

Por: Elisa Bentancur

Cada uno de estos puntos será motivo de publicaciones específicas que iremos publicando en las próximas semanas, inluyendo detalles, recomendaciones, ejemplos, etc.

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Necesitamos movilizar un cambio cultural a gran escala que nos permita abordar los desafíos más importantes de América Latina.