Cómo operan las redes de trata de blancas entre Venezuela y Trinidad y Tobago
El hundimiento de dos pequeñas embarcaciones que navegaban desde Venezuela a Trinidad y Tobago ha desvelado el funcionamiento de una red criminal, que involucra a oficiales de alto rango en el tráfico de migrantes y niñas con fines de explotación sexual.
Las dos embarcaciones habían salido de Güiria, una ciudad costera en el estado venezolano de Sucre, hacia Trinidad cuando se hundieron, dejando a más de 50 personas desaparecidas y 10 sobrevivientes en total.
Axel Preuss-Kuhnne nos cuenta en este post cómo el hundimiento de estas dos embarcaciones devela cómo opera la trata de personas entre Venezuela, un país sumido en una crisis humanitaria sin precedentes, y su vecino en el caribe, Trinidad y Tobago.
La primera embarcación naufragó el 23 de abril, de este año, con 38 personas a bordo. Luego de este suceso, nueve personas fueron arrestadas por cargos de trata de personas después de que un sobreviviente, junto con familiares de las víctimas, hablaron con las autoridades acerca de cómo se concretó el viaje. Muchos de los pasajeros, mujeres adultas y niñas, se dirigían a Trinidad y Tobago para trabajar como prostitutas, pero habían sido engañadas sobre el propósito del viaje, informaron posteriormente las autoridades.
Según se reportó entre los detenidos se encontraban dos soldados, aparentemente miembros de la Guardia Nacional Bolivariana, y un oficial de la autoridad marítima de Venezuela (Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos — INEA). Otros informes apuntaron a la participación de funcionarios de la unidad de investigación criminal del país (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas — CICPC) y la Guardia Costera de Trinidad y Tobago.
La segunda embarcación se hundió el 16 de mayo, con al parecer de 29 pasajeros a bordo, donde se reportaron varios niños entre los desaparecidos.
El capitán de la primera embarcación y un sobreviviente, al cual apodan como maestro, se encuentran actualmente detenidos. El capitán de la segunda embarcación, según informes, el único sobreviviente, ya tenía una condena previa por trata de personas, y actualmente se desconoce su paradero después de que huyera de un hospital en la isla caribeña de Granada.
Cinco de los propietarios de los hoteles, todos de Güiria, en donde las víctimas se hospedaron antes de embarcar hacia Trinidad fueron arrestados. Pero al día de hoy ya todos fueron juzgados y puestos en libertad.
Los residentes de Güiria han informado a la prensa y a las autoridades que a la mayoría de los pasajeros se les cobró entre USD$250 y USD$500 para ser llevados a Trinidad y Tobago.
Varias adolescentes, que supuestamente fueron engañadas en cuanto al propósito del viaje, fueron llevadas sin costo alguno. Pero se sabe que serían entregadas, por USD$300 cada una, a las redes de prostitución del país caribeño.
Existen reportes de que existe una pandilla en Venezuela que secuestra niñas de entre 15 y 16 años y que luego las lleva a Güiria, donde las arreglan y visten con ropa limpia antes de ser entregadas a otro grupo encargado de llevarlas a Trinidad y Tobago. .
La crisis humanitaria agudiza el problema de la trata de blancas
Los venezolanos, desesperados por encontrar mejores condiciones de vida, están buscando de cualquier manera de huir del país, lo que ha dado lugar a la trata de personas, como revelaron los recientes naufragios.
Tales negocios parecen estar en auge en Venezuela, impulsados por las redes criminales que están aprovechando la crisis económica y humanitaria del país. La participación de funcionarios corruptos en Venezuela y sus contrapartes en Trinidad y Tobago muestran los niveles cada vez mayores de convivencia entre el estado y los grupos criminales.
Dentro de la estrategia de los traficantes se encuentra alentar a los maestros de escuelas pobres e incluso a los en los barrios a reclutar a niñas cuyas familias se encuentran en una situación económica extrema, atrayendo a las adolescentes con promesas de dinero y regalos.
Las autoridades, luego de los naufragios, han arrestado a otros sospechosos de pertenecer al negocio trata de personas. Tres sospechosos fueron arrestados mientras viajaban a Güiria en compañía de cinco jóvenes, incluidas tres adolescentes, sin documentos de identidad. Otros dos fueron arrestados por ser los encargados de tripular la embarcación en la cual se pensaba transportar a las víctimas a Trinidad y Tobago.
Se estima que cada embarcación que transporta víctimas de trata de blancas a Trinidad y Tobago puede ganar entre USD$3,000 y USD$12,000, según reportan las autoridades venezolanas.
Se sabe por investigaciones previas que el tráfico de personas ha ocurrido a lo largo de la costa venezolana durante al menos 15 años, lo que indica que las redes criminales están muy arraigadas en este territorio, con conexiones muy fuertes con las autoridades locales. El gran alcance que tienen estas redes de trata de blancas se hace también muy evidente si se tiene en cuenta el hecho de que muchas de las víctimas son reclutadas en los extremos opuestos de Venezuela, desde Táchira hasta Delta Amacuro.
La tolerancia hacia las actividades delictivas, por parte de las autoridades locales, combinada con la falta de vigilancia marítima a las embarcaciones ilegales han permitido que todas estas redes criminales prosperen. En el caso de la primera embarcación, sólo se inició la búsqueda tres días después de que se hundió, y cesó tan pronto como se encontró el primer grupo de sobrevivientes.
El caso del segundo naufragio no fue mejor. No se han encontrado cuerpos o restos de la embarcación, y no se ha proporcionado información sobre la causa de su hundimiento.
Y para hacer todo peor aún, existen otros grupos criminales que están atacando a las embarcaciones en el mar, con el fin de secuestrar a las víctimas y exigir pagos de rescate en dólares. Según informan pobladores en Sucre.
Pero el problema no solamente se centra en Venezuela. El otro elemento que permite que se de de el negocio es la participación de una pandilla trinitaria, cuyo líder se cree que es Vaughn Mieres, alias “Sandman”.
Un informe asegura que una de las jóvenes sobrevivientes del primer naufragio escuchó el sonido de un jet ski. y a otras mujeres gritando. Se cree que algunos de los sobrevivientes fueron llevados a Trinidad, donde es probable que ya hayan ingresado al comercio sexual.