Resumen del libro El efecto Lucifer

Bookey. Es
7 min readMar 21, 2023

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¿Qué es el Efecto Lucifer en psicología?

El efecto Lucifer es el fenómeno descubierto por Phillip Zimbardo en el que las personas pasan de ser individualmente morales a volverse malas, corruptas y, a menudo, brutales con otras personas como resultado de la presión bajo circunstancias grupales específicas. Los que están en el poder cometen acciones terribles contra otros como resultado de la presión de los compañeros, la deshumanización y la presión para adaptarse a las acciones cometidas por otros en su grupo.

¿Cuál fue el famoso experimento de Philip Zimbardo?

El famoso experimento de Philip Zimbardo fue el experimento de la prisión de Stanford, que tuvo lugar en el verano de 1971. Duró solo 6 días debido a los comportamientos extremos exhibidos hacia aquellos en los roles de prisioneros por parte de otros en los roles de guardia de la prisión. Zimbardo terminó este experimento después de que sus compañeros y algunos padres de sus prisioneros experimentales expresaron serias preocupaciones sobre las condiciones que experimentaron.

¿Qué descubrió Philip Zimbardo?

Como resultado del Experimento de Stanford, Zimbardo descubrió que, en circunstancias específicas, las personas buenas pueden fácilmente cometer actos horrendos con otras personas. Por lo general, estas circunstancias incluyen un alto nivel de presión de los compañeros sobre la buena persona y poner a esta persona en una posición de autoridad o poder sobre su víctima. Estas personas se conforman con deshumanizar a sus súbditos, lo que los lleva a situaciones terribles. Zimbardo luego usó esta teoría para describir por qué algunos soldados estadounidenses torturaron y mataron a los prisioneros en la prisión real de Abu Ghraib a principios de la década de 2000.

Resumen del efecto Lucifer

El Efecto Lucifer es una historia bíblica sobre cómo el ángel favorito de Dios, Lucifer, desafió su autoridad y fue castigado con ser enviado al infierno, donde se convirtió en Satanás. Esta historia sugiere que incluso los ángeles pueden volverse malos bajo ciertas circunstancias. Este concepto se aplica a la gente normal en zonas de guerra y comunidades muy unidas que hacen cosas malas. El libro explora los mecanismos, situaciones y condiciones que causan el Efecto Lucifer, mostrando que no se limita a los ángeles de Dios sino que también puede afectar a simples mortales.

La línea entre el bien y el mal no es tan clara como la gente piensa, ya que las circunstancias y situaciones pueden afectar el comportamiento. El hurto menor, por ejemplo, es algo que mucha gente ha hecho, a pesar de estar mal. El caso de Ivan “Chip” Frederick, un ex sargento del Estado Mayor del Ejército de EE. UU. que fue uno de los guardias de la prisión de Abu Ghraib, ilustra este punto. Frederick era un hombre patriota normal antes de su tiempo en Abu Ghraib, pero se transformó en un sádico cruel mientras trabajaba allí. Los psiquiatras y psicólogos tienden a centrarse en causas disposicionales, como la genética o los rasgos de carácter, para explicar el comportamiento, pero las causas situacionales pueden ser más responsables del comportamiento. En el caso de Frederick, las causas situacionales desempeñaron un papel más importante en su conducta que las causas disposicionales.

Contrariamente a la creencia de que las personalidades son fijas y que algunas personas son inherentemente buenas o malas, el enfoque situacional sugiere que el comportamiento humano depende del contexto social y las circunstancias. Las personas se comportan de manera diferente dependiendo de con quién estén y de la situación en la que se encuentren. El experimento de Milgram demostró este punto al mostrar que se puede obligar a las personas a hacer cosas monstruosas en las condiciones adecuadas, aunque no sean inherentemente malas. En el experimento, se pidió a los participantes que administraran descargas eléctricas a un “alumno”, que en realidad era un actor, y a pesar de la aparente angustia del “alumno”, la mayoría de los participantes continuaron aumentando el voltaje. Esto demuestra que el comportamiento de las personas puede verse muy influido por factores situacionales.

El experimento de la prisión de Stanford es un ejemplo clásico de cómo los factores situacionales pueden anular las características individuales de las personas y conducir a cambios drásticos en el comportamiento. El experimento demostró cómo la gente común, cuando se encuentra en un entorno determinado, puede volverse abusiva y violenta con los demás.

Los resultados del experimento mostraron que la dinámica de poder de la situación era más importante que cualquier rasgo de personalidad innato. Los guardias se sentían poderosos y en control, lo que los llevó a abusar de su autoridad y maltratar a los prisioneros. Los presos, por otro lado, se sentían impotentes e indefensos, lo que los hacía vulnerables al maltrato y abuso.

El experimento también destacó la importancia de los roles sociales que desempeñamos. Los guardias y los prisioneros estaban desempeñando los roles que les fueron asignados, y comenzaron a encarnar estos roles a medida que interactuaban entre ellos. Los guardias se volvieron autoritarios y controladores, mientras que los prisioneros se volvieron pasivos y sumisos.

El experimento de la prisión de Stanford es un poderoso ejemplo de cómo los factores situacionales pueden moldear el comportamiento humano. Muestra que nuestras acciones no están determinadas únicamente por nuestras personalidades individuales, sino que también están influenciadas por los contextos sociales en los que nos encontramos.

Otro factor que puede convertir a las buenas personas en malas es el pensamiento grupal: la tendencia de las personas en grupos a conformarse con la opinión o el punto de vista dominante, lo que a menudo conduce a una toma de decisiones irracional o dañina.

El pensamiento grupal a menudo ocurre en grupos cohesivos donde los miembros están muy comprometidos con los objetivos o la identidad del grupo, y donde se desalienta o castiga la disidencia. En tales situaciones, los miembros del grupo pueden sentirse presionados a conformarse para evitar ser condenados al ostracismo o criticados.

Un ejemplo de pensamiento grupal es el desastre del Challenger. En 1986, el transbordador espacial Challenger explotó solo 73 segundos después del despegue, matando a los siete miembros de la tripulación a bordo.

El desastre fue causado por una junta tórica defectuosa en uno de los propulsores del transbordador. Sin embargo, los ingenieros de la empresa que fabricó las juntas tóricas expresaron su preocupación por su seguridad antes del lanzamiento. Estas preocupaciones fueron ignoradas por los gerentes de la NASA, quienes estaban bajo presión para cumplir con un apretado programa de lanzamiento.

Los gerentes estaban atrapados en el pensamiento grupal, creyendo que el lanzamiento era seguro y que las opiniones disidentes no tenían fundamento. No consideraron los riesgos y las consecuencias de su decisión, lo que resultó en una tragedia.

En resumen, la obediencia a la autoridad y el pensamiento grupal son dos factores que pueden convertir a las personas buenas en malas. Comprender estos factores puede ayudarnos a reconocer el potencial de daño en situaciones aparentemente benignas y trabajar para evitar que se intensifiquen.

La deshumanización también se puede ver en el trato a los esclavos en los Estados Unidos. A menudo se hacía referencia a los esclavos como propiedad y se les negaban los derechos humanos básicos. Esto permitió a los dueños de esclavos justificar su trato cruel hacia sus esclavos y verlos como menos que humanos.

La deshumanización también puede ocurrir a mayor escala, como durante los genocidios. El Holocausto es un excelente ejemplo de esto. Los judíos fueron retratados como menos que humanos por la propaganda nazi, y esto permitió que la gente común hiciera la vista gorda ante las atrocidades que se cometían contra ellos.

La deshumanización es un proceso psicológico peligroso que puede conducir a la crueldad y la violencia. Es importante reconocer este proceso en nosotros mismos y en los demás, y trabajar para combatirlo tratando a los demás con empatía y compasión, independientemente de sus diferencias.

La ideología puede ser un poderoso facilitador del mal, ya que proporciona un marco a través del cual las personas pueden justificar acciones crueles e inmorales. En el caso del experimento de Milgram, la historia de portada de ayudar a mejorar la memoria les dio a los participantes una forma de justificar sus acciones de dañar y potencialmente matar a otros. De manera similar, la ideología de la seguridad nacional y la necesidad de recopilar información en la Guerra contra el Terror permitieron que la administración Bush y los soldados en Abu Ghraib justificaran el uso de la tortura.

Es importante ser consciente del papel que la ideología puede desempeñar en la justificación de las malas acciones y examinar críticamente las ideologías que tenemos o que se nos presentan. Esto significa cuestionar si la historia de tapadera o la ideología presentada realmente justifica las acciones que se están tomando y considerar las posibles consecuencias de esas acciones.

Ser una buena persona significa asumir la responsabilidad de nuestras acciones y considerar el impacto que tienen en los demás. Significa estar dispuesto a examinar críticamente nuestras creencias y acciones y responsabilizarnos a nosotros mismos y a los demás cuando sea necesario. En última instancia, ser una buena persona implica esforzarse por actuar de manera que promuevan el bienestar y el florecimiento de todos los individuos y la sociedad en su conjunto.

Para resumir, resistir las fuerzas del mal comienza con asumir la responsabilidad de tus propias acciones y cuestionar las historias e ideologías que justifican el comportamiento inmoral. Si te encuentras obedeciendo a una autoridad injusta, es importante que dejes de hacerlo y consideres desafiar la autoridad. Para trabajar activamente por el bien y convertirte en un héroe, actúa cuando los demás sean pasivos y antepone las necesidades de los demás a las tuyas. Si te enfocas en ser un héroe en espera, será más probable que actúes heroicamente cuando llegue el momento.

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