Afganistán: somos los que quedamos

CICR
3 min readMar 22, 2016

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Fotos de Gueorgui Pinkhassov/Magnum Photos, para el CICR

Hace más de treinta años que el pueblo afgano vive en un estado de violencia prácticamente continuo. Con casi un millón de desplazados en su propio país e innumerables personas en movimiento, no hay segmento de la sociedad que no haya sido afectado.

En enero, Gueorgui Pinkhassov, fotógrafo de Magnum, se sumó al CICR en Afganistán para percibir la realidad detrás de los titulares y captar la vida cotidiana de las personas afectadas por la violencia.

A continuación, presentamos algunas de sus historias.

Cuando desaparece un padre

Niamatullah Rasikh trabajaba con una organización de desminado cuando fue secuestrado y mantenido en cautiverio por 40 días. Escapó, pero la experiencia dejó una huella traumática en su vida. Dejó el país sin informar a su esposa y sólo se puso en contacto con ella cuando llegó a Irán, diciéndole que planeaba viajar a Europa.

Niamatullah se mantuvo en contacto con su esposa hasta el día en que la llamó por teléfono desde Turquía para decirle que había sido víctima de un robo.

Eso sucedió en octubre de 2015. Desde entonces, su familia no ha tenido más noticias de él.

Lejos de casa

Las familias que viven en este campamento para personas desplazadas en Kabul se vieron obligadas a huir de sus hogares hace unos ocho años, a causa del conflicto armado. Al escapar, tuvieron que dejar atrás todas sus pertenencias.

El conflicto sigue, tanto en su provincia como en muchas otras zonas del sur de Afganistán.

Ausencia de normalidad

Khalilullah ha enviado a Europa a su hijo Ahmad Faysal, de 14 años.

Tiene tres hijas y dos hijos, y mantiene a su familia mediante su trabajo en un centro de rehabilitación física en Kabul. “Nunca he sabido lo que es gozar de una vida normal en este país”, dijo.

“No hay estabilidad ni prosperidad. Desde que nací, el país atraviesa un conflicto interminable. No quisiera que mi hijo viva como yo he tenido que vivir”.

Doce bocas, un ingreso

Haji Ahmad Shah, de 60 años, perdió la pierna a causa de una mina, durante la guerra civil.

Vive en Kabul, en una casa sobre una colina, lo que no es fácil para alguien en su situación. Pero ése no es su único problema. Tiene cinco hijos y siete hijas, la mayoría todavía en edad escolar.

“Es difícil mantener a esta familia numerosa, en la que sólo una o dos personas trabajan. Tengo que mantener a mi familia casi solo, ya que todos mis hijos estudian”.

No es un país para hombres jóvenes

Abdul Malook trabaja como jardinero. Perdió la pierna a causa de una mina durante la guerra civil de Afganistán.

Envió a su hijo a Europa, pero vive con el resto de su familia en Kabul.

“Vengo sufriendo este prolongado conflicto desde hace tiempo”, dijo. “En este país no hay futuro para los jóvenes”.

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CICR

El Comité Internacional de la Cruz Roja brinda protección y asistencia humanitaria a las víctimas de los conflictos armados y otras situaciones de violencia.