Economía o vida? La estúpida pregunta que no nos conducirá a buen puerto.

En los últimos días se fueron incrementando las diferencias respecto a cómo abordar en nuestro país la crisis generada por el Covid-19. Privilegiamos la vida o la economía?, se preguntaban y se siguen preguntando muchos como si esta reflexión pudiera llevarnos a encontrar algún tipo de solución. Algunos, buscan que se flexibilicen las medidas restrictivas cuanto antes para "reactivar la economía" por las terribles consecuencias que pueda acarrear este paro generalizado en el consumo. Otros (entre ellos toda la comunidad médica), insisten en que el Gobierno continúe con estas medidas queremos evitar un colapso en el sistema de salud, de proporciones inimaginables, que sin dudas traerá consigo la pérdida de muchas vidas. Tenemos que reconocerlo: ambos caminos tendrán consecuencias muy duras que traerán consigo nuevas tensiones difíciles de resolver.

Y mientras estas conversaciones están presentes se van repartiendo culpas y responsabilidades a través de comunicados y panfletos entre diversos sectores en un juego que, desde mi humilde entender, no nos llevará a buen puerto. Tratar de comprender esto que vivimos desde miradas reduccionistas, lo único que conseguirá es disminuir las fuerzas que necesitamos en este momento para abordar la crisis más grande que la humanidad haya experimentado en muchas décadas, cuyas consecuencias son todavía impredecibles. Urge reconocer que esta es una crisis sistémica y multidimensional que no solo impactará en la salud y la economía, sino también en la política, la cultura, la manera en la que trabajamos y nos relacionamos, entre muchas otras dimensiones.

Se imaginan a un grupo de médicos peleando, cada uno desde su especialidad, para salvar a un paciente que tiene un fallo sistémico en su organismo y cuya vida pende de un hilo? Sería estúpido, no? Bueno… al parece eso es lo que estamos haciendo y si no reaccionamos rápido, todo puede ir peor.

En estas horas necesitamos de la lucidez y de la grandeza de los referentes de todos los sectores de nuestra sociedad porque todos, sin excepciones, necesitaremos hacer grandes sacrificios. Aquellos que siguen esperando que todo vuelva a la normalidad lo único que conseguirán es seguir acumulando frustraciones. Aquellos que se siguen mirando el ombligo van a encontrarse muy pronto con un escenario del que no podrán escapar, porque no habrá a donde escapar. La vida después de esto ya no será igual porque el Covid-19 llegó como una contundente señal para avisarnos que este modelo de sociedad en el que estamos atrapados ya no da más. Necesitamos resignificar tantas cosas! Necesitamos repensarlo todo, nos guste o no!.

Hagamos un pacto apelando a la madurez porque nos encontramos en un contexto de suma fragilidad. Necesitamos de mucha inteligencia, pero no de la misma inteligencia que nos condujo hasta aquí sino de una nueva inteligencia colectiva que tendrá vida en la medida que seamos capaces de mirar un poco más allá de nuestras propias narices porque acá no se trata de quien es mejor o de quien tiene más razón, sino de cómo hacemos para SER MEJORES JUNTOS!

Cuanto falta para que un estallido social se genere? Cuánto falta para que quienes hoy, debido a la terrible inequidad que vivimos, salgan a romperlo todo? No podemos pedirle al Estado paraguayo que cumpla en pocos días con las deudas históricas que nosotros mismos no nos encargamos de priorizar porque estábamos tratando de sobrevivir, porque estábamos adormecidos, porque fuimos cómplices o porque estábamos atrapados en nuestros propios privilegios. Lo que podemos hacer es exigir a nuestros Gobernantes, un mínimo de decencia, de humanidad y sobre todo, que cumplan con sus responsabilidades con un sentido patriótico. NO HAY MARGEN PARA LAS IRRESPONSABILIDADES DE SIEMPRE! .

Ahora nos toca estar al lado de quienes más necesitan, sin entrar en discusiones estériles, mientras trabajamos para detener al máximo posible esta caída en picada, tratando de reducir al máximo TODOS los efectos en TODAS las dimensiones de la realidad para que una vez que pase esta gran batalla, ojalá podamos sentarnos a construir un nuevo Pacto Social si es que nuestra conciencia es capaz de seguir despierta para romper con la nefasta inercia que nos trajo hasta aquí.

Suelo ser optimista pero últimamente, me invaden grandes dudas.