ENCARNANDO LA ALDEA GLOBAL.

Andres Silva Chaves
5 min readMar 15, 2020

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Hace muy pocos meses una persona estornudó en China y hoy el Planeta Tierra se está paralizando. Esta situación, que no tiene precedentes, por la escala y la velocidad con la que esta pandemia está creciendo, marcará un punto de inflexión a escala Global si es que logramos aprovechar estas circunstancias para moldear esos nuevos lentes que necesitamos para enfrentar los desafíos más significativos que tenemos como humanidad. Sabemos que cualquier shock de esta envergadura genera un contexto propicio para establecer nuevas condiciones o "reglas de juego". La pregunta que debemos hacernos es: quienes están más preparados para dar forma el mundo que se viene? Serán los nacionalistas o los globalistas? Serán aquellos que privilegian la economía o aquellos que ponen en primer lugar la vida? Serán quienes operan desde una conciencia más individualista o aquellos que lo hacen desde una visión mundicéntrica? Necesitamos un mundo más conectado o necesitamos ponerle freno a la globalización?

El Cornavirus (COVID-19) es una prueba categórica de que el Planeta que habitamos tiene fronteras cada vez más difusas, y que el futuro inmediato es impredecible. Pero el hecho de que nuestros flujos biológicos estén tan conectados no significa que nuestros flujos culturales, o los modos a través de los cuales leemos la realidad, lo estén. Aunque nos encontremos experimentando un problema que nos hace sentir vecinos de personas que están en el punto opuesto de la Tierra, no todos tenemos la misma interpretación de lo que está pasando ni de las soluciones posibles. Es por eso que vemos en tiempo real a líderes mundiales reaccionar de formas tan distintas. Mientras algunos conciben esta situación como un desafío que requiere de una fuerte cooperación entre países otros consideran que cada uno debe salvarse por su cuenta. Mientras algunos asumieron acciones rápidas y contundentes en estadios tempranos de la pandemia otros prefirieron esperar asumiendo que la situación no los desbordaría porque se encontraba "lejos".

Tal vez, el principal desafío que tenemos hoy pasa por asumir que ninguna mirada que excluya a otras, será suficiente para abordar una problemática tan compleja, sino por entender, desde una meta visión, que necesitamos nuevos lentes para navegar lo que se viene. Incluso, si la vacuna llegara a aparecer en el mediano plazo, nada nos garantiza que hayamos desarrollado las capacidades para enfrentar otros problemas con estas características que al parecer, seguirán emergiendo.

Mientras tanto, los religiosos se están empezando a dar cuenta de que con rezar no basta. Los científicos van asumiendo que con la razón y las evidencias no alcanza y que un poco de fe, no viene mal. La izquierda que el Estado no podrá con todo y la derecha que sin un sistema público de salud fortalecido, no hay como enfrentar lo que se viene. Los médicos, tal vez como nunca antes, son conscientes del impacto de la cultura en su propia práctica y algún que otro psicólogo comunitario se estará reconciliando con el enfoque biomédico. Los sistémicos posiblemente estén empezando a revalorizar la mirada aguda del especialista y los especialistas la de los sistémicos o generalistas. Pero para que estos y otros abordajes puedan converger, se necesitan liderazgos que sean capaces de reconocerlos, trascenderlos y canalizarlos positivamente hacia un mismo objetivo a través de modelos de coordinación de los cuales todavía conocemos muy poco. Se necesita de una masa crítica, integradora, que esté dispuesta a explorar las fronteras de ese mundo que está naciendo.

Hoy estamos aislados en la intimidad de nuestros hogares para colaborar en un desafío de escala planetaria. Aquello de la Aldea Global o lo de lo "GLOCAL", que para muchos no eran más que conceptos abstractos, en este minuto se está convirtiendo en una experiencia encarnada. Vivimos esta crisis desde nuestro metro cuadrado más personal pero tenemos la mirada puesta en el Planeta y a medida que pasan los días vamos tomando más conciencia de que cada uno de nosotros es indispensable para el resto de la sociedad y del impacto que pueden tener nuestras decisiones y nuestro comportamiento personal en quienes nos rodean. Pero no es suficiente experimentarlo. Necesitamos empezar a reconocerlo, a darle significado y algún cauce, aunque no tengamos suficiente claridad.

Un mundo nuevo está naciendo delante de nuestras narices y es mucho más complejo e incierto de lo que pensábamos. Nuestros mejores planes cambiaron de la noche a la mañana recordándonos que ya no podemos seguir operando desde lógicas lineales que nos dicen que podemos predecir lo que va a ocurrir y controlar lo que puede pasar, por lo tanto, ni siquiera nuestros sistemas o modelos de planificación son útiles. Hoy nos toca aprender a percibir para responder preguntándonos cual es el mejor siguiente paso posible, porque nadie puede decirnos categóricamente cual es la realidad que nos espera a la vuelta de la esquina. A partir de ahora se hace mucho más evidente la necesidad de aprender a colaborar como humanidad a escalas que tal vez nunca fuimos capaces de dimensionar porque a diferencia de desafíos como el cambio climático, el Coronavirus nos trae una situación de urgencia de corto plazo que amenaza nuestra existencia individual y la de nuestros vínculos más cercanos, aquí y ahora. Si no aprendemos a aprender, lo más rápido posible, mirando al mundo entero y actuando a nivel local, muchas personas pagarán el precio con sus propias vidas.

Debemos aprovechar este "sacudón" que estamos viviendo para actualizar nuestros lentes dandole lugar a voces que sean capaces de ayudarnos a ver lo que no vemos. No hay ideología ni marco teórico que hoy sea capaz de ofrecernos todas las respuestas que necesitamos. Se trata de aprender desde un futuro que está emergiendo. Se trata de combinar disciplinas y de congeniar miradas muy diversas, en torno a un objetivo común. Así como vemos que la naturaleza empieza a sanar, apenas empezamos a parar "la máquina", con la disminución de los niveles de contaminación, esta es una oportunidad para que empecemos a sanar internamente para darle vida a un nuevo "nosotros", más empático, más responsable, más solidario, que sea capaz de resignificar nuestra propia naturaleza humana. Será el inicio de una nueva inteligencia, de una nueva ética o mejor dicho, de una nueva espiritualidad?

Podemos seguir rechazando las creencias y los valores de los demás pero hoy es innegable que aunque seamos muchos seres culturales, como humanidad somos un solo ser biológico.

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Andres Silva Chaves
Andres Silva Chaves

Written by Andres Silva Chaves

Autor del libro “Dónde está el Líder. Equipazgo para activar la inteligencia colectiva”. Co Fundador de www.okara.com.py y de www.arcaltam.com