Minutos

La forma en la que la creatura experimenta el mundo me demuestra que el hilo quirúrgico que conecta su tronco con las extremidades, y el cerebro-híbrido de diversos mamíferos, ha llegado al clímax de la putrefacción. Ahora recorre el laberinto del tiempo porque ya el espacio se hizo pequeño. Sus necesidades crecieron, el poder de la vida y de la muerte que conquistó bajo atavismos le resulta insignificante. «Más espacios, más destrucción», pues ella — la creatura — piensa que lo construido clama una última transformación. Durante sus recorridos, para no aburrirse, desprende de las paredes segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años con el objetivo de clasificar sus experimentos. Lo que más atesora son los minutos invertidos en diez experimentos sonoros, aunque por razones metafísicas no pronuncia ni el quinto, ni el séptimo ni el décimo. Con este último número tiene dificultades, pues la sombra de los pitagóricos se cuela en las paredes que reproducen melodías-testimonios del paso de la humanidad por este mundo.

He aquí los experimentos sonoros:

1. Me comí la mano de mi madre 01:55

2. El niño y su cadáver 03:57

3. Lenguas en tus martillos 05:39

4. Abortos y culebras 02:35

6. La imposibilidad física del universo 03:26

8. Una musa llena de tics nerviosos 04:30

9. La misteriosa esquirla de un fax 01:38

Tiempo total:

21:08 minutos

[La letra cursiva corresponde a un extracto del cuento «Slasher» de Mónica Ojeda (Las voladoras)]