Televisión: pasado, presente y futuro

Juan Maestre Aguilar
5 min readDec 20, 2017

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La televisión se inventó con el fin de transmitir imágenes en movimiento a distancia, tal como se había conseguido hacer con la radio. Aquí se presentan algunas claves que pueden explicar el reto al que se enfrenta la pequeña pantalla: reinventarse o morir.

Foto: Shutterstock, obtenida de www.aikaeducacion.com

Los inicios

El nacimiento de la televisión fue algo caótico, con diferentes características de los equipos de transmisión y recepción de imágenes. Con el paso de los años, se iría consolidando, internacionalizando y globalizando mediante el uso del cable y los satélites. Todo ello teniendo en cuenta la revolución que supuso el color, la televisión digital, las imágenes en 3 dimensiones y la mejora de la calidad de la imagen, con la creación del HD en Japón en 1972 y el 4K.

La televisión fue un invento que combinaba fotoelectricidad, transformación de imágenes en líneas y transmisión de esas imágenes en forma de señales eléctricas mediante ondas hertzianas. La idea, por tanto, era captar imágenes, transmitirlas, y recibirlas en un punto más o menos distante.

De los dos modelos, la televisión mecánica (inventada por John Baird) y la electrónica (inventada por Vladimir Znorikyn), terminó predominando la electrónica por ofrecer una mejor calidad de imagen.

La BBC (British Broadcasting Corporation) sería el primer medio en adoptar esta tecnología, empezando las emisiones en pruebas para televisión mecánica el 10 de septiembre de 1929. Le seguiría la RCA (Radio Corporation of America) en 1931, transmitiendo desde el Empire State de Nueva York, ya con el modelo de televisión electrónica. La inglesa EMI (Electrical and Musical Industries) desarrollarían este modelo para la BBC, que lo adoptó sin dudar. De esta forma, a mediados de los años 30 ya se hacían emisiones regulares en ciudades como Londres, Berlín, París y Nueva York.

Internacionalización y globalización

Aunque inicialmente las emisiones eran de ámbito local, en los años 50 se planificaron en países como Francia redes de repetidores, con el fin de que las señales llegaran a más televidentes. La penetración de la televisión fue irregular, siendo EEUU el país donde causó más entusiasmo, con el incremento de ingresos publicitarios desde los 10 millones de dólares de 1950 a los 1.500 millones en 1960. En 1953 se emitieron las primeras imágenes en color, desde Estados Unidos. En esta década también se establecieron canales de comunicación internacionales, como Eurovision, para compartir programas entre emisioras.

En los 60, el desarrollo de la ingeniería aeroespacial, permitió enviar imágenes vía satélite y en 1994 se emitieron a través de este sistema las primeras imágenes digitales. Las imágenes enviadas por cable, por su parte, comenzaron a llevarse a cabo en los 40, para llegar a donde no llegaban las ondas hertzianas. Este modelo ha ido evolucionando hasta la actualidad. La implantación de la fibra óptica ha permitido crear servicios cada vez más interactivos.

El espectador como protagonista

Otro elemento es la televisión interactiva, que se comenzó a desarrollar en los años 70. Las principales ventajas que ofrecen es que son más sencillas y más baratas que un ordenador. Como principales desventajas están la obsolescencia de los decodificadores al cabo de un tiempo y el hecho de no aportar grandes mejoras frente al ordenador.

Si bien en la actualidad parece que se dedican casi exclusivamente a reproducir programas y servicios que ya se encuentran en la televisión convencional y en el ordenador, en el artículo “Televisión en internet” la doctora Carmen Rodríguez apunta al gran potencial que tiene la televisión interactiva a la hora de crear contenidos de gran calidad e innovar con la interactividad del usuario.

De esta manera, podrían ofrecer al espectador contenidos únicos y personalizados. Otra forma de tener experiencias únicas con una televisión interactiva pasaría por tener opción de acceso a internet y descarga de contenidos audiovisuales para almacenarlos y compartirlos. Todo con la finalidad de consumir como, cuando y donde se desee.

Además, pone en valor la teoría del “prosumer”, de Alvin Toffler, que afirma que el consumidor podría convertirse también en productor de contenidos audiovisuales. El internet ha incrementado el potencial de este tipo de televisión, que parecía destinada a la desaparición.

Por otro lado, la doctora Rodríguez sentencia en el artículo que, a la televisión tradicional generalista y al consumo de contenidos audiovisuales de forma interactiva a través de internet, se suma la creación de canales temáticos, que resultan ser más o menos interactivos porque pretenden dar oferta a demandas muy concretas de los espectadores.

Previsiones de futuro

Aunque a día de hoy la televisión es más consumida que los recursos audiovisuales de internet la tendencia es clara: en 2018 ambos medios serán consumidos casi por igual, tal como muestra el gráfico del Dossier “La televisión que viene”, de Julio Cerzo y Pepe Cerezo (Evoca).

El tiempo dedicado a Internet prácticamente iguala al dedicado a la televisión

En el mismo documento se comprueba que los teléfonos inteligentes son con diferencia los dispositivos favoritos a la hora de consumir contenidos audiovisuales a través de internet. De esta forma, se apunta a la necesidad de hacer contenidos cada vez más adaptados a los móviles.

En suma, la televisión ha sufrido innumerables cambios desde su invención, adaptándose en cada momento a la sociedad y a las demandas de los telespectadores. Para la profesora Ana Isabel Rodríguez Vázquez (entrevista adjunta), la televisión no morirá como pronostican algunos autores, sino que continuará moldeándose y adaptándose a esta sociedad tan cambiante en la que vivimos.

Nota

Este trabajo forma parte de otro mayor, “Evolución de los formatos audiovisuales”, elaborado por Laura Dalama Veiga, Pablo López Balboa, Francisco Ramón López Herrera, Juan Maestre Aguilar, Tamara Mora Amador y Juan Manuel Vicente Ortiz.

Fuentes bibliográficas

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