Consumo irónico

La Dupla & Co.
2 min readAug 20, 2020

--

Hace unas semanas se encendió el debate sobre el consumo irónico. Se lo señaló como “peligroso” por darle entidad a algo contrario a lo que realmente piensa quién lo consume. Este tipo de consumo funciona desde la ironía y con cierta actitud de superioridad de quien lo consume al distanciarse de ese contenido que, en el fondo, rechaza categóricamente.

Se habló también de una responsabilidad como consumidores porque cuando el consumo irónico entra en la gramática de las redes sociales su significado original, el desprecio por ese contenido, puede terminar convirtiéndose en un potencial amplificador de aquello con lo que no estamos de acuerdo.

En este punto, nos preguntamos por el consumo culposo. Adoptado por las audiencias de habla hispana directamente del inglés como guilty pleasure, es eso que muchos sienten al leer un best seller, ver series con tramas predecibles o asistir por horas a programas de entretenimiento de la tarde. Como dice Byung-Chul Han, la sociedad del rendimiento sufre una autoexigencia de productividad tal (expresada en slogans como “Impossible is nothing”) que hasta hace percibir culposamente las elecciones del ocio.

Cabe preguntarse si el consumo irónico no es también una manera de expresarse con narrativas express, desde el ocio, que no demanden más que un retweet en lugar de desarrollar un punto de vista. ¿Siempre tenemos que dar una opinión? ¿Nos define más expresar lo que nos disgusta rápidamente con ironía que detallar en profundidad aquello con lo que suscribimos? Parecería que en el ámbito público, sí. Quizás sea la secuela de esa falta de energía por la productividad 24/7, quizás como consecuencia del discurso hiperfragmentado donde el meme es rey.

--

--

La Dupla & Co.

Hacemos Anticipación de Mercado. Desde Buenos Aires con alcance regional (LATAM)