Lector
6 min readJul 1, 2016

Era el año 1999. Tenía yo un año trabajando en este edificio. Me acababa de casar con la que es mi esposa. Ella iba a su trabajo habitual y yo me quedaba en el edificio realizando mi trabajo.

En ese tiempo no me exigían un horario, bastaba que tuviera limpio el edificio y ya. No me buscaban ni preguntaban por mi.

Así que me pasaba mucho tiempo en la habitación con mi Commodore 64. Tenía un programa en diskette de 5/4 llamado Máster Composer, que compré en un tianguis en el Estado de México. Y ya puesto en mirar cómo trabajaba esa computadora, pues quise también hacer algo más que escribir mi diario en esa Commodore 64 y, apoyado en un lenguaje alternativo al Basic que traía, me refiero a Simmon's Basic, me pasé horas escribiendo líneas para lograr crear algo tan sencillo al bloc de notas de Windows 3.1 pero que para mí fue un verdadero placer crearlo para la Commodore 64.

Vamos, que ya existían editores de texto para esa máquina. Una buena búsqueda en el periódico "Segunda mano" hubiera ayudado. Pero yo quise escribir, inventar mi propio editor de textos. Y lo logré.

Fue un verdadero placer poder cargar el programa y ponerme a escribir mi diario y ser yo mismo el betatester de ese software. Estar escribiendo y que me tirara un error en tal línea y ver el flujo del programa en investigar dónde estaba el error. Escribir y poder retroceder borrando texto o poder insertar texto donde hiciera falta me emocionaba. No podérselo decir a alguien más o compartir ese editor con alguien más me resultó frustrante.

Es más, quienes tenían su computadora usaban Windows 95 y aún mejor, Windows 98. Pero yo feliz, dueño de una Commodore 64.

¿Dónde quedó ese editor de textos, esos apuntes del flujo del programa con anotaciones y esas composiciones que inventé con Master Composer? Pues me da pena confesarlo, pero en alguna discusión con mi esposa mi primer impulso fue tirar a la basura tanto la máquina como los diskkettes y los apuntes.

¿Qué hace una persona acostumbrada a pasar horas delante de la Commodore 64 y ahora no poder hacerlo? Pues saliendo a las calles vi que rentaban computadoras por hora, a cuarenta pesos la hora.

En 1999 me pagaban $500 a la quincena. De los cuales destiné buena parte en pagar varias horas a fin de estar dos o tres horas en internet. Para mi era caro: $120 en un día, de los $500 que me pagaban en una quincena. Otra alternativa era pagar en una sola exhibición $400 y tenías derecho me parece a 20 horas de uso del internet, con lo cual salía a mitad de precio. Aparte te daban 20 impresiones en blanco y negro.

Bueno, ahí conocí lo que era el internet, pues años antes trabajando con un primo cuya profesión era contador público, usábamos Aspel COI, programa de contabilidad integral, Lotus 1-2-3 y WordPerfect, todo para Ms-Dos versión 4.1. Y cuando dejé de ayudarle, (sin goce de sueldo, por ser mi primo, y mi tía me decía que no importaba, que lo que valía la pena era que me dejara usar su máquina y ya luego conseguiría yo trabajo en eso de las computadoras...) Cuando dejé de ayudarle, repito, fue cuando llegó la noticia que salia un nuevo sistema operativo: Windows 95. ¡Lástima! Pude usar Windows pero ya cuatro años después cuando ya se usaba Windows 98 y teniendo que pagar tres cuartas partes de mi quincena por el uso de una computadora en un Ciber-Café.

Y ya en el Ciber-Café (que al principio hacía honor a su nombre, porque te podías servir café gratis pero luego que vieron que el negocio era rentable, ahora el café costaba cinco pesos el vasito y diez pesos tres galletas de la marca cuétara, galletas de fresa o de vainilla, que en ocasiones no caían bien al estómago con las fatales consecuencias. Lo bueno era que no te cobraban por dejarte utilizar el WC.

Mi primer contacto con un explorador de internet fue el que traía incluido, pero me gustó más uno llamado NetScape. ¡Qué maravilla de explorador! Aunque todo en inglés y yo de inglés no sé nada, pero pasado un rato ya te habías familiarizado con él. Me gustaba guardar los "favoritos", pero como en cada sesión te asignaban una máquina distinta, tus favoritos estaban en una máquina que ahora otra persona estaba usando. O hasta habían quitado esa máquina y reemplazádola por otra. Sucedía lo mismo si habías logrado descargar algún software e instalado. Que si lo querías tenías que volverlo a bajar y las más de las veces se te iban esas dos horas de tu tiempo en eso.

¡Habías pagado por bajar e instalar eso en una máquina que no te pertenecía y que al final se quedaba allí y terminaban formateando. Daba coraje. Veía yo que otros usuarios escribían algo llamado Correo electrónico en algo llamado HotMail. Nada tenían que instalar. Llegaban, escribían y se iban. Yo llegaba y buscaba dónde descargar libros y una vez realizado eso, no contaban en esas máquinas con el acrobat reader instalado. Había que buscarlo, bajarlo e instalarlo y pues ya ni leía esos libros que me había descargado. Ya me había agotado el tiempo y había que esperar que fuera quincena y llegara el día de pago para volver a pagar esos $400 y tener otra vez acceso al internet. O sea que, aparte del sistema operativo, nada había instalado.

Yo buscaba e instalaba programas de mecanografía, de lectura, de cómo programar en C+, en Java, etcétera. Compré cajas de diskettes de 3/2 para guardar con el programa "Hacha" o alguno similar ese software que me costaba mi dinero (y hasta me quedaba sin comer) y ya no tenía que volver a descargar. También conocí WinZip y la forma automatizada de crear el respaldo de una carpeta e ir llenando los diskettes. ¡Hay de donde algún diskette saliera defectuoso! Con algo que faltara no se podía volver a restaurar y pues tiempo y dinero perdido. Llegué a preguntar que si vendían máquinas: sí, esas que ya estaban más vetustas que mis antepasados las vendían en $4,000, 000 cuando yo ganaba $500.

Ni modo, a seguir visitando los Ciber-Cafés.

Alguien "me echó el ojo" y me dijo que si sabía hacer páginas web. Le dije que aprendería. Y en poco tiempo y obviamente pagando la renta de la computadora, aprendí HTML y lo que era el FTP para subir al servidor las imágenes. Aprendí Microsoft Publisher y con eso le diseñé también una revista, aparte del sitio web.

La relación duró poco. Esa persona me daba "para el refresco" y nada más. Lo necesario para una hora de internet. Preferí pagar yo y no ser explotado por otro. Me gustaba esa libertad de poder navegar e investigar por donde yo quisiera sin que alguien me lo ordenara.

Ya en el trabajo, luego de una junta de condóminos, llegaron al acuerdo que debía yo cumplir un horario de entrada y salida.

Fin de las visitas a los Ciber-Cafés.

Pero la satisfacción de haber tenido un buen maestro y profesor: yo mismo.

Añadido: De aquél tiempo cuando ayudaba a mi primo, sin goce de sueldo, y con la tristeza de ver lo que el ganaba (yo mismo pasaba la cantidad de su cheque al programa Aspel COI) y que a mi no me daba ni para una torta, logré dar clases de computación en una escuela primaria.

El director de esa escuela era conocido de mi primo. El director me presentó ante los padres de familia como el nuevo y primer maestro de computación (pues esa materia no se enseñaba en esa primaria). Ese director consiguió unas computadoras de no sé qué deshuesadero de máquinas, me pasé tres días armando el equipo en un salón e impartí las clases a los niños de primero a sexto de primaria. Tenía el director la idea de que los padres pagaran determinada cantidad por la materia de computación. Unos pagaron, otros no.

Los diskkettes para los niños los compraba yo porque los padres no lo hacían, y también compraba yo las hojas para la imprimir los dibujos y escritos de los niños. De algún sitio "me agencié" Works, Draw, QuickBasic y algún otro software y eso enseñé a los niños.

Con el director de esa escuela primaria no llegué a un acuerdo salarial. Lo mismo. "Para los pasajes" nada más. Hasta adelgacé por comer una torta en todo el día.

Fin del intento de trabajar en algo relacionado con las computadoras.