Amor en presente
Para mí, el amor lo es todo y hay de muchas clases: de familia, de amigos, de Dios y de pareja. Te voy a hablar del último. Hoy, un homenaje, pequeño y cliché, a mi amor en presente.
Escribir me cuesta. Me demoro mucho para empezar a hacerlo y pocas veces vuelvo a releer lo que escribo, para eso están los amigos. Si en general me cuesta escribir, más me cuesta hacerlo sobre el presente. Sobre algo que me pasa y no que me pasó. Es como montar en una montaña rusa y que el de al lado te pida que le contés qué estás sintiendo. Sentís miedo, alegría, vacío en el estómago, pero no podés hablar, solo gritás y cerrás los ojos. O es como que te pidan hacer una crónica sobre un partido de fútbol sin que el árbitro haya dado el pitazo final. ¿Se comienza igual una crónica en la que Colombia gana 3–0 a una en la que Brasil gana 2–1?
Me cuesta escribir sobre mi presente pero siento que hoy vale la pena el esfuerzo.
(Fui a nadar media hora y jugué Magic Piano por cuarenta minutos porque no sabía cómo empezar el siguiente párrafo.)
Me enamoro fácil. Creo que es gracias a mi mamá, quien desde chiquita me enseñó a verle todo lo positivo a las cosas, y ahora lo hago con las personas. También me enseñó que el amor es lleno de sorpresas, detalles y abrazos. Por eso, a mis 21 años, el ‘Niño Dios’ aún me trae regalos sorpresa y mi mamá sigue intentando hacerme fiestas de cumpleaños sin que yo me entere, así siempre la pille porque cuando miente u oculta algo, sonríe diferente y le tiembla la cumbamba.
Me enamoro fácil y me he enamorado varias veces. Antes pensaba que lo hacía por miedo a estar sola. Pero no. Ahora pienso que no hay nada más bonito que decidir compartir mi vida con alguien. Decidirlo y quererlo, no hacerlo simplemente por tener quién te escriba “buenas noches” antes de dormir. Vos podés ser de los que nunca se enamoran o les cuesta hacerlo porque se sienten mejor solos. Otros somos los enamorados empedernidos, que al querer estar con alguien no podemos pensar en nada más. Ninguno hace lo ‘correcto’. A veces podés ser los dos. Simplemente tanto vos, como yo, nos vamos por el camino por donde pensamos que probablemente seremos más felices. Y lo intentamos con todas las ganas.
Yo he seguido mi camino de enamorada del amor y he logrado ser feliz varias veces. Pero nunca me había sido tan feliz con alguien y a la vez tan yo como en ese momento. Estoy ennoviada pero ni siquiera siento que tengo novio. Me di cuenta de que antes sentía que le ‘pertenecía’ a mis novios, que me preocupaba por hacerlos felices a ellos, que daba demasiadas explicaciones innecesarias, que permitía muchos celos excesivos que en realidad nunca entendía, que pensaba que amar era eso, que pensaba que las peleas eran sinónimo de demasiado amor, que creía que una relación en donde me sintiera libre era totalmente imposible pues ya tenía grabado el cuento de que “el que ama de verdad, cambia por el otro”. Lo lindo de la vida es que tuve que pasar por todas estas cosas para darme cuenta de qué era lo que en realidad quería. Por eso le agradezco a cada una de las personas de mi pasado y les deseo desde el fondo de mi corazón que encuentren a alguien con quién compartir el mismo tipo de amor. Ya que con el mío no coincidió.
Pero vinimos a hablar del presente. De la persona con la que ahora comparto el mismo tipo de amor. De la persona que cuando encontré, fue “como una bocanada de aire fresco. Como si estuviera hundiéndome y me salvara.”
Mi amor en presente es tranquilo, tiende la cama mientras yo me baño y comparte conmigo el gusto por la comida. Nunca me juzga por subir demasiadas fotos a Instagram, ni por pasar 12 horas enteras acostada en mi cama viendo películas en la cuenta de Netflix que me regaló. Tampoco le importa que ponga reggaetón a todo volumen así no se sepa ni una canción, pues le encanta verme bailar. Mi amor en presente me ha visto llorar pero nunca por su culpa. Sabe que todo se arregla hablando, pero aún no hay nada que arreglar. Nunca hemos peleado. Mi amor en presente me apoya en mis decisiones, me ayuda a cumplirlas y también está ahí cuando cambio de opinión: si quiero empezar una dieta hoy pero la próxima semana quiero enfáticamente un domicilio de La Hamburguesería, va a ser el primero en pasarme el teléfono. Me ayuda a perseguir todo lo que me hace feliz. Mi amor en presente manda a enmarcar fotos que he tomado, porque siente que merecen ser enmarcadas. Con mi amor en presente me siento fuerte, inteligente y hasta talentosa -cosa que nunca había sentido desde los 7 años-. Mi amor en presente me recuerda actualizar este blog y luego me dice cosas como:
“Espero ser la compañía que necesitas y la fuerza que te impulse a sacar lo que eres y lo hermoso que hay dentro tuyo.”
Mi amor en presente, aunque esté lejos de mí, me repite todos los días lo linda que estoy. “Pero si ni siquiera me he bañado y ni me has visto”, digo. “No me hace falta verte para saberlo”, responde. También me repite que no soy una mala persona, así yo a veces sienta todo lo contrario. Mi amor en presente le cae bien a mi papá, y eso ya dice suficiente. Mi amor en presente me dice que merezco las mejores cosas del mundo; luego me las da.
Hoy, 21 de junio de 2015, amo a mi amor en presente.
Sé que nada de esto garantiza que este amor en presente se vuelva ‘para siempre’ y por eso mismo disfruto de cada instante del ahora en donde todo se siente tan perfecto. Disfruto al saber que sí existen personas así. Que sí es cierto que “vas a conocer a alguien que te haga tan fácil ser tú mismo que te preguntarás por qué alguna vez pretendiste ser alguien más”. Solo tenés que buscar muy fija y pacientemente y ahí lo vas a encontrar, con los brazos abiertos al frente de una estación de Transmilenio esperando para poder abrazarte.
Gracias por este amor en presente, Ser de Luz. Lo buscamos toda nuestra vida y, sin saberlo, simplemente nos sucedió.
Me cuesta escribir, pero hoy lo volví a hacer.
¿Y vos, cómo vivís tu amor en presente?
No olviden comentar, recomendar, criticar y seguirme en Instagram si quieren presenciar la historia de este amor en presente.
M.
