¿Entramos en concurso?

María Echávarri Toda
JME Ventures
Published in
5 min readJan 22, 2016

En una startup las tensiones de tesorería son constantes, y el corto plazo es lo que impera. La deuda se solicita con alegría –a veces demasiada- pero cuando toca empezar a devolverla empiezan los sudores.

La solvencia -o insolvencia, mejor dicho- es un problema que va más allá del negocio. Puede dar lugar a responsabilidad de los administradores. Por eso tanto los emprendedores como los inversores que estamos en los Consejos de Administración debemos estar atentos a cuando se debe solicitar concurso.

Ante una situación de insolvencia la ley dice que es obligatorio presentar el Concurso de Acreedores, eso lo sabemos todos. Pero es importante saber a qué se refiere la ley con ‘insolvencia’. Un deudor está en estado de insolvencia básicamente en los siguientes casos:

a) Cuando no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles. También cuando prevé que así va a ser, ya que la insolvencia puede ser actual o inminente. Estar en insolvencia inminente quiere decir que hoy puedes hacer frente al pago de tus obligaciones pero en los próximos meses ya no vas a poder.

b) Cuando hay un sobreseimiento general en el pago corriente de las obligaciones del deudor. En este sentido los jueces aplican un criterio cualitativo y cuantitativo, es decir, que las obligaciones que queden sin pagar sean relevantes y numerosas.

c) Cuando cae en un incumplimiento generalizado, durante al menos 3 meses, del pago de las obligaciones tributarias, de Seguridad Social o pago de salarios e indemnizaciones.

En este sentido existe el famoso ‘5bis’. Es el artículo de la Ley Concursal donde se recoge la figura del pre-concurso de acreedores. El pre-concurso permite a la empresa avisar al juez de que ésta necesita refinanciarse para no caer en la insolvencia, y ganar tiempo de ‘inmunidad’. Es un tema puramente de responsabilidad legal, ya que te permite 4 meses (3+1) en que no incurres en responsabilidad si la empresa resulta insolvente y no habías solicitado concurso. Es una forma también de alargar el plazo de presentación del concurso. Una vez terminado el plazo de 3 meses, si has conseguido refinanciar tu deuda, cerrar una ampliación de capital o cualquier medida que permita que salgas de la insolvencia, no tienes por qué decir nada al Juez, y a seguir con el negocio. Por el contrario, si no has conseguido resolver tu problema y decides solicitar Concurso voluntario, tienes que comunicárselo al Juez, ya que será éste quien declare en concurso la empresa -o no- y designe a un administrador concursal.

El gasto con mayor peso en una startup suele ser sin duda la partida de sueldos y salarios. Si llegas al tercer mes si pagar nóminas, serán los empleados quienes tendrán legitimidad para solicitar concurso necesario. Por tanto, y con la intención de concretar y encontrar un criterio sencillo: si llevas 2 meses sin pagar al menos el 50% de los salarios de tus empleados, estás en situación de insolvencia y debes pedir concurso o pre-concurso [mi recomendación es pre-concurso]. Eso sí, en caso de pre-corcurso, solicitando al juez expresamente que no se publique, ya que si no lo haces, el secretario judicial lo publicará automáticamente en el Registro Público Concursal, al cual puede acceder cualquiera online y gratuitamente, y puede perjudicar seriamente tu negocio.

En la práctica, y sobre todo hablando de startups donde a veces estás negociando una ampliación de capital y tienes apenas diez mil euros en la caja, que no te llegaría para pagar los sueldos del mes que viene como no se cierre la ampliación (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra), siendo estrictos estás en situación de insolvencia inminente muchas veces. Pero tampoco hay que ser más papistas que el Papa. Si estás a punto de cerrar una ampliación de capital que solucionaría tu situación de insolvencia a corto plazo, espérate un poco. Además si solicitas pre-concurso pero no terminas en concurso, tienes que esperar un año hasta poder solicitar pre-concurso de nuevo; es decir, si te vuelves a encontrar en situación de insolvencia actual o inminente unos meses después, ya no podrías utilizar el mecanismo del pre-concurso y tendrías que irte directamente a concurso, con lo que ello implica: es público, te interviene un administrador concursal etc etc.

Nosotros actualmente tenemos dos startups en concurso de acreedores. En una de ellas solicitamos pre-concurso porque teníamos esperanza de que se pudiera solucionar la situación, pero finalmente no ha sido así y ha terminado en concurso. En la otra en cambio fuimos directamente a concurso, porque aunque la insolvencia era inminente y no actual, no preveíamos ninguna fuente de ingreso o ampliación de capital que fuera a solucionar su viabilidad a corto plazo, por lo que decidimos cerrar la empresa ordenadamente y con suficiente dinero en caja para pagar a los empleados, al abogado, al procurador y al administrador concursal.

En los casos en que haya dudas sobre si se debe solicitar o no pre-concurso pero se decida esperar, es bueno que los administradores dejen constancia en el Acta del Consejo de que se es consciente de la situación delicada de caja que atraviesa la empresa, pero que está en vías de resolverse. Y sobre todo, no se debe forzar la situación de la empresa hasta que esté en situación ruinosa (por ej sin poder pagar el alquiler de las oficinas y los suministros) porque ahí se lo ponemos muy fácil al administrador concursal y al juez para que califiquen el concurso de culpable. Otro tema importante es que la contabilidad de la sociedad debe estar al día, ya que en caso contrario también sería una causa de responsabilidad de los administradores; por tanto a la hora de recortar gastos dejar de pagar a la gestoría no debe ser una opción.

El Concurso no sólo no es el peor de los finales, sino que a veces es la mejor forma de volver a empezar. Cuando algo no tira, empeñarse más que el propio mercado no tiene sentido. Como siempre en la vida, el sentido común es lo que tiene que imperar. Y si a esto le sumas el buen trabajo, la diligencia y la honestidad, no hay que tener miedo a nada ni a nadie.

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