El lenguaje y el lenguajear

Matríztica
13 min readNov 16, 2018

--

Humberto Maturana y Ximena Dávila

Noviembre 2018

Naturaleza del saber y el conocer

Nuestra pregunta no es sobre lo que hay, sino que es sobre como hacemos lo que hacemos en nuestro vivir y convivir en el lenguajear. Así cuando nos preguntamos ¿qué es el conocer? nos encontramos con que cada vez que nos preguntan por como sabemos lo que decimos que sabemos o conocemos contestamos describiendo un hacer que mostraría como aparece lo que decimos que sabemos o conocemos. Todo sustantivo oculta el verbo del proceso que le da origen, así el verbo que oculta la palabra lenguaje y que evoca su ocurrir, es lenguajear … dejando abierta la pregunta … ¿cómo?

Naturaleza de lo que sentimos

Al hablar de los sentires íntimos nos referimos a aquello que pensamos que debe estar sintiendo una persona en su intimidad y que va a determinar el curso de lo que va hacer cuando le preguntamos ¿qué sientes? Los sentires íntimos determinan en cada momento el espacio relacional que una persona (o ser vivo cualquiera) vive en el fluir de la realización de su vivir en la unidad organismo-nicho que integra como su ámbito emocional. Y las emociones ocurren como las configuraciones sensoriales que definen el carácter de los distintos ámbitos relacionales y operacionales que aparecen como clases de mundos en el curso de la recursividad de nuestro conversar y reflexionar. Y de esa manera definen la naturaleza psíquica de lo que hacemos en los distintos mundos que van apareciendo en nuestro convivir, y que distinguimos como filosóficos, científicos, políticos, místicos o lo religioso según la sensorialidad que guíe nuestro convivir.

Naturaleza del lenguajear

La dificultad en comprender la naturaleza del lenguaje, está en que, de una manera u otra, lo hemos tratado como un instrumento cognitivo que usamos para distinguir objetos, para comunicarnos información en la manipulación de las entidades concretas y abstractas que aparecen en los mundos que habitamos en nuestro vivir y convivir cotidiano.

Este modo de convivir que los niños y niñas aprenden en su familia desde que nacen, integrándose en las coordinaciones de sentires, haceres y emociones que se viven en ella en el proceso de aprender a “hablar”, es nuestro modo de vivir y convivir humano coordinando de manera recursiva nuestros sentires íntimos, haceres y emociones. Es a ese modo de convivir a lo que nos referimos cuando hablamos de lenguaje. Los distintos mundos que habitamos son distintas maneras de realizar nuestro vivir y convivir cotidiano en el lenguaje (lenguajeando) en las redes recursivas de coordinaciones de nuestro convivir que llamamos conversaciones. Pensamos que esta manera de convivir que nos caracteriza como seres humanos tiene que haber surgido evolutivamente en una familia ancestral de primates bípedos en una convivencia duradera sostenida por la intimidad sexual amorosa y sensual, en el recolectar y compartir alimentos en el ámbito de los quehaceres domésticos. Es a este modo de convivir nuestro como personas en el lenguajear y que nos caracteriza como seres humanos es a lo que nos referimos al hablar de cultura: lo humano surge en el lenguajear como el modo de vivir y convivir que nos caracteriza.

Esto es, pensamos que ese modo de convivir aprendido en la infancia en una familia ancestral de primates bípedos, al ser conservado por los “niños y niñas” de una generación a otra como su vivir cotidiano, constituyó nuestro linaje evolutivo biológico-culturalcomo su modo de convivir en el lenguajear en redes recursivas de conversaciones. Y al juntar en una unidad lo biológico y lo cultural en la expresión biología-culturallo que enfatizamos es el hecho de que en el entrelazamiento indisoluble en nuestro vivir relacional en el lenguajear con la dinámica de nuestra autopoiesis molecular, lo que guía el curso de nuestra epigénesis en nuestro convivir humano es en todo momento la configuración de sentires íntimos y emociones del continuo presente cambiante del vivir y convivir cotidiano que nos toca vivir en el ámbito cultural del lenguajear desde nuestra concepción en el útero materno.

En estas circunstancias los mundos que vivimos y el cosmos molecular que surge como el ámbito operacional relacional que aparece cuando explicamos nuestro vivir y convivir en ellos como personas, son necesariamente mundos biológico-culturales en un cosmos biológico-cultural.

Naturaleza de los linajes

La reproducción de una unidad compuesta ocurre cuando ésta se divide en dos unidades compuestas que conservan la identidad de clase de la unidad compuesta que les dio origen al conservarse en las dos unidades que aparecen en esa división la organización que las define como tales y el medio que las hace posibles. La reproducción es un fenómeno sistémicoen el que siempre se duplican la unidad compuesta y las circunstancias que la hacen posible, y ocurre sin interrupción de la realización del vivir del organismo que se reproduce cualquiera sean las variaciones que éste pueda estar viviendo en el momento en que ocurre con respecto a su condición inicial. Lo que se reproduce en los seres vivos es la unidad ecológica organismo nicho que integran.

Así, cuando hay reproducción sistémica secuencial de una clase de organismos o se conserva un linaje al conservarse la manera de vivir original sin variaciones, o se conserva el vivir con variaciones que pueden constituir origen a nuevo linaje en un proceso de diversificación evolutiva de formas de vivir. En nosotros los seres humanos la forma de vivir que se conserva y que define nuestra identidad evolutiva en nuestro linaje, es nuestro vivir y convivir biológico-cultural.

Naturaleza del sistema nervioso

Al hablar del sistema nervioso nos referimos a una red cerrada de relaciones de elementos celulares y molecularesque opera coordinando la dinámica anatómica y fisiológica del organismo en sus correlaciones internas y relacionales según la forma de su corporalidad y de su modo de vivir y convivir en la unidad ecológica organismo nicho que integra. En la historia evolutiva de las distintas clases de organismos, el sistema nervioso ha cambiado con ellos siguiendo la transformación continua de su anatomía y fisiología particular en los distintos linajes que han surgido en la reproducción sistémica secuencial de las unidades ecológicas organismo nicho que integran en la realización de su conducta relacional. De modo que cada ser vivo actualmente viviente se encuentra como resultado espontaneo de la deriva evolutiva del linaje al cual pertenece, viviendo en armonía sensorial operacional y relacional con su nicho ecológico, y poseyendo un sistema nervioso que continuamente genera la conducta adecuada a su modo de vivir o muere, y su linaje llega a su fin.

En nuestra historia evolutiva como seres humanos, nuestros ancestros poseían un sistema nervioso que les permitía vivir y convivir en coordinaciones de sentires haceres y emociones en una intimidad que al hacerse duradera en la convivencia de la familia pudo hacerse recursiva y conservarse de una generación a otra en el aprendizaje de los niños y niñas como el inicio del lenguajear.

Lo peculiar de la dinámica evolutiva en la familia ancestral de primates bípedos estuvo en que la prolongación amorosa de la ternura y la sensualidad en la intimidad de la convivencia familiar permitió, gracias a que el sistema nervioso solo opera distinguiendo configuraciones de relaciones, y no entidades particulares, se conservasen distintas configuraciones de sentires íntimos y emociones que aparecían según lo que se hacía en la convivencia. Por ejemplo, la curiosidad, el temor, la admiración o placer que se vivían en los nuevos mundos sensoriales, emocionales y operacionales que aparecían en las recursiones del lenguajear cambiando el carácter relacional de las coordinaciones de haceres del convivir cotidiano.

Lo que usualmente no se ve es que las coordinaciones de haceres propios del operar corporal que se coordinan en los nuevos ámbitos sensoriales, operacionales y relacionales que surgen en las recursiones del lenguajear, tienen, un sentido nuevo en las relaciones interpersonales más allá del quehacer que se coordina, como cuando sentimos que nos sentimos “bien” cuando el otro nos pasa algo que deseamos, o que nos sentimos mal cuando el o la otra no lo hace. Esto lo podemos ver con nuestros animales domésticos fuera del lenguajear en su relacionarse emocional con nosotros, cuando vemos que no solo coordinamos con ellos nuestras conductas en el flujo de lo que hacemos en nuestro convivir, sino que también coordinamos con ellos los sentires íntimos en lo que podría constituir el inicio de un convivir en el lenguajear.

Nuestra dificultad en entender de qué hablamos al hablar de pensar, de ideas, de conceptos, de la mente o de lo abstracto está en que pensamos que se trata de entes que tendrían existencia propia en un mundo mental y que manipularíamos o transferiríamos a otro en el acto de comunicarnos con el lenguaje. Y además por esto mismo no vemos que en el leguaje como nuestro modo de convivir en coordinaciones recursivas de sentires haceres y emociones, las palabras, en cualquier forma (sonora o gestual), no denominan entidades y no evocan cosas … sino que operan como nodos en las redes recursivas de coordinaciones de sentires, haceres y emociones que constituyen la realización de nuestro vivir y convivir cotidiano en el lenguajear.Y no vemos que las configuraciones de sentires íntimos, haceres y emociones que vivimos en el lenguajear, y que aparecen junto con los mundos en que ellas ocurren, no existían antes de nuestro vivirlas y convivirlas al distinguirlas en el conversar y reflexionar como modos de relacionarnos.

Cuando distinguimos en las recursiones de nuestro lenguajear configuraciones de sentires y emociones que guían el curso de lo que hacemos en el devenir de nuestro convivir, y que tratamos como entidades discretas al ponerles nombres que nos permiten coordinar lo que sentimos sin tener que describirlo, son elementos operaciones abstractos de nuestro vivir y convivir cotidiano. Y según las distintas sensorialidades con las que las distinguimos, hablamos de lo real si hay predominio táctil porque es cercano a nuestro hacer, o hablamos de lo mental o espiritual si hay predominio visual y auditivo al coordinar nuestro hacer, y hablamos de lo mágico si hay predominio del silencio y el frío al coordinar lo que no podemos explicar.

El sistema nervioso coordina la coherencia de nuestra dinámica corporal en todo lo que hacemos, pero el sentido de lo que pasa con lo que hacemos no ocurre en el sistema nervioso: Ocurre en el ámbito sensorial, operacional y relacional de nuestro vivir y convivir en los mundos relacionales que generamos en la recursividad del lenguajear en el conversar y reflexionar. Igual que el sentido de un ballet no ocurre en los sistemas nerviosos que coordinan los movimientos de los bailarines, sino que ocurre en la intimidad del ámbito sensorial, operacional y relacional de los espectadores y los mismos bailarines.

Naturaleza de nuestro vivir y convivir

Recordemos que lo que llamamos nuestro vivir y convivir cotidiano es todo lo que hacemos de un amanecer a otro, en la continua realización de nuestra autopoiesis molecular según el modo de vivir y convivir que vivimos en la unidad ecológica organismo-nicho que integramos. Como observadores podemos decir que un organismo existe y se conserva como ser vivo en coherencia sensorial, operacional y relacional en la unidad ecológica organismo-nicho que integra y que surge con él como el medio que lo acoge y hace posible. El organismo y su nicho ecológico existen como unidad ecológica organismo-nicho en una dinámica espontánea de interacciones armónicas, de modo que cuando esa armonía se pierde, la unidad ecológica organismo nicho se desintegra y el organismo muere. Cuando algunas personas integran en conjunto una unidad ecológica organismo-nicho en la que coordinan de modo recursivo sus sentires, haceres y emociones en el conversar y reflexionar, cambian y se transforman juntos como un ámbito de continua generación de un co-nicho dinámico que incluye todas las dimensiones del conversar y reflexionar de sus participantes.

El lenguajear no ocurre como un entrelazamiento de procesos abstractos realizados por entidades metafísicas como nos puede parecer al hablar de ideas, de la mente o de lo mental. Lo que ocurre en el fluir del lenguajear es la coordinación recursiva de los procesos de cambios y transformaciones estructurales que vivimos en la realización conjunta de los quehaceres de nuestro vivir y convivir cotidiano en redes recursivas de conversaciones.

Así, cuando en la convivencia en una familia ancestral en la coordinación de los haceres domésticos, nuestros antepasados se encontraron coordinando su atención no solo hacia el hacer que realizaban, sino que también a su acto de hacerlo, como en la mirada que pregunta ¿qué quieres que haga? o ¿quiero hacer lo que hago? en una mirada recursiva hacia si mismo, que surge espontáneamente en el lenguajear. Y no surge como el resultado de una mutación neurobiológicaespecial que daría origen a un nuevomodo de operar relacional del sistema nervioso que genera el pensamiento abstracto, sino que, como hemos dicho, surge como un operar recursivo en la orientación de la atención en las coordinaciones de los haceres domésticos… coordinaciones que nos orientan finalmente a mirar nuestros deseos y donde estamos. Y al aparecer el mundo de los deseos reflexivos se inicia, como ya dijimos, nuestro vivir y convivir recursivo en nuevos mundos sensoriales y operacionales como la mística, la filosofía, la ciencia … y pronto o tarde caemos en el deseo de entender cómo ocurre todo lo que sentimos y hacemos en la realización de nuestro vivir y convivir cotidiano, … y buscando cómo explicar nuestro vivir inventamos los ámbitos operacionales que acabamos de llamar filosofía, mística, ciencia … y vivimos y convivimos en ese hacer. Y de esa manera, explicando nuestro vivir y convivir creamos mundos relacionales en los que somos filósofos, científicos, políticos, sacerdotes santos o bandidos … como modos sensoriales y operacionales de ser personas en el espacio relacional del lenguajear y el reflexionar en la continua realización de nuestra autopoiesis molecular en una unidad ecológica organismo-nicho, según la configuración emocional básica que define los fundamentos de nuestros distintos modos de actuar en ellos.

Naturaleza de lo abstracto y lo concreto

Actualmente, cuando nos encontramos con el sistema nervioso al observar y explicar nuestro vivir y convivir, en general lo tratamos como un instrumento para obtener información de un mundo externo, a la vez que como un órgano de generación de ideas que operan en el ámbito intimo de lo mental … y nos preguntamos por, ¿qué es la consciencia en ese ámbito como fenómeno neurobiológico?

Nosotros pensamos de otra manera. Pensamos, 1) que si el organismo como sistema autopoiético molecular opera como un sistema cerrado de producción de si mismo, 2) si el sistema nervioso en su operar como una red cerrada de relaciones de actividad entre sus componentes, solo distingue configuraciones de relaciones de actividad entre ellos, 3) y si dado el determinismo estructural del espacio molecular, el nicho ecológico en su encuentro con el organismo no le dice nada de si mismo a su sistema nervioso, y solo desencadena en éste cambios de relaciones de actividad entre sus componentes propios de su hechura en el momento histórico en que se encuentra, entonces, 4) tenemos que darnos cuenta de que nosotros, las personas en nuestro operar relacional como organismos, solo distinguimos configuraciones de relaciones generales y no entidades particulares, y de que lo particular solamente surge como la distinción de una configuración que aparece en la intersección de otras configuraciones.

Las entidades particulares que, como personas, distinguimos en las coordinaciones conductuales de nuestro vivir y convivir en el lenguajear no son ni concretas ni abstractas; solamente son intersecciones de configuraciones de coordinaciones sensoriales y efectoras en nuestro vivir y convivir relacional. Lo concreto y lo abstracto son configuraciones sensoriales diferentes, así cuando hablamos de algo concreto enfatizamos la posibilidad de describir el ámbito táctil en que ocurre, y cuando hablamos de lo abstracto enfatizamos el ámbito relacional no sensorial de su ocurrir.

Nuestra dificultad al hablar del fenómeno de la consciencia está en que la pensamos como si ocurriese en un ámbito abstracto y no vemos que ocurre en la concretitud de nuestro convivir relacional en un operar de encuentros en los que orientamos nuestra atención hacia nosotros mismos. Al hacer esto en un encuentro con otro mirando donde estamos en una mirada hacia nosotros mismos, tenemos la experiencia del darnos cuenta de que podemos preguntarnos si queremos estar donde estamos, y ese darnos cuenta es el operar consciente que ocurre en nuestra dinámica relacional y no en el operar de nuestro sistema nervioso.

El resultado fundamental de todo lo anterior es que en el fluir de los procesos relacionales recursivos del lenguajear, el darse cuenta como el acto de consciencia en la reflexión, la elección reflexiva, lo mental … ocurren en el la dinámica relacional de nuestro operar como organismos y no en nuestro sistema nervioso.

Nuestra naturaleza

En nuestro vivir y convivir biológico-culturalhay un aspecto del operar del sistema nervioso que es central para el carácter generador de los mundos que surgen en la recursividad del lenguajear. Y éste es que el sistema nervioso, como hemos dicho, opera distinguiendo configuraciones de relaciones en el ámbito de su operar como componente de un organismo, y no situaciones particularesa partir de las cuales surgirían la generalizaciones. El resultado de esto es: 1) que vemos que cada vez que en nuestro operar en el conversar se produce una composición o una recursión reflexiva, el resultado es que captamos tanto de modo consciente como inconsciente nuevas configuraciones de relaciones; 2) que vemos que el modo de operar del sistema nervioso distinguiendo configuraciones relacionales en cualquier dominio operacional, constituye el fundamento del surgimiento de nuevas redes de conversaciones como nuevos mundos que viviremos como abstractos o concretos según la configuración sensorial que los caracterice en nuestro vivirlos; y 3) que vemos que el lenguaje no es un fenómeno neurobiológico sino que es un fluir en el convivir en coordinaciones recursivas de sentires íntimos, haceres y emociones que da origen surgimiento espontáneo de la infinitud de mundos, abstractos y concretos que habitamos en la realización de nuestro vivir y convivir cotidiano como fenómenos del ámbito de nuestro convivir relacional, y no del operar del sistema nervioso; y 4) que es el operar del sistema nervioso al distinguir configuraciones en el operar relacional del organismo fuera del ámbito sensorial inmediato lo que hace posible la coordinación de procesos que tratamos como distinguiendo entidades abstractas.

Lo que define en cada momento el curso de nuestro existirbiológico-culturalson los sentires íntimos y emociones que guían las coordinaciones de nuestros haceres en nuestro habitar los mundos que aparecen con lo que hacemos en nuestro vivir y convivir cotidiano. El lenguajear es nuestro modo de vivir y convivir humano en las coordinaciones recursivas de sentires haceres y emociones que constituyen los mundos que aparecen con nuestro habitar nuestro vivir. El lenguajear no es un producto del operar de nuestra neurobiología aunque nuestra neurobiología hace posible su ocurrir y la complejidad abstracta de la concretitud de los mundos que habitamos. Todo lo que sucede en nuestra conducta relacional como personas en nuestro vivir cotidiano ocurre en la realización de nuestro vivir en la unidad ecológica organismo-nicho que integramos desde el operar de nuestro sistema nervioso en la distinción de formas de coordinaciones sensoriales, operacionales y emocionales en una dinámica recursiva cambiante que tienen sentido en el fluir de nuestro vivir y convivir en redes de conversaciones. Así lo que llamamos lo concreto y lo abstracto son configuraciones sensoriales en lo táctil , auditivo y visual diferentes que orientan nuestra confianza o desconfianza en nuestro actuar relacional al decidir el curso de nuestro hacer. De ahí que nociones como honestidad y responsabilidad, que revelan si sentimos el fluir de nuestro convivir en armonía o desarmonía relacional, sean tan fundamentales para la salud psíquica y fisiológica de nuestro convivir social. Nuestra neurofisiología y nuestro vivir y convivir relacional en la unidad ecológica que integramos se modulan recíprocamente, pero lo que guía el curso de nuestro vivir y convivir son nuestros sentires íntimos en cada instante en la circunstancia relacional en que nos encontramos y no nuestra neurobiología … aunque esta participe. Y esto es así, porque nuestro existir como primates bípedos que viven en el lenguajear es biológico-cultural, y nuestro existir como personas ocurre en nuestro convivir en el conversar y el reflexionar.

************

--

--

Matríztica

Fundado el año 2000. Cuenta oficial de Humberto Maturana, Ximena Dávila y todo el equipo en Chile, Brasil y USA.