Magia

Meryone
2 min readNov 26, 2017

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Ayer me explicaron el concepto acertadísimo de psicorragia (“¿ragia derramar, onda se te derrama el alma?”), que es lo que pasa cuando se rompe brutalmente un vínculo por el que está pasando un montón de energía sin que esa energía deje de verterse y también me dieron un título para una historia de terror: “le querías tanto que te olvidaste de quererte tú”.

Últimamente pasaron más cosas y también me dijeron dónde iban piezas de puzzles enormes e interconectados. Volví a ver esta vez llorando una película que me había parecido maravillosa y ahora demasiado por y para señores, leí por fin la última de Irving y me gustó menos que la mayoría de las otras. Álex me llamó hada y yo sigo sin leer su libro.

Noviembre está siendo atroz pero ya termina, 2017 está siendo implacable pero lo mataré yo a él y no al revés y nunca tanto amor recibí como cuando tanta falta me hizo. Capaz hay otra palabra mágica que no sea karma para el amor que se recibe cuando se pierde (en todas las acepciones del verbo).

Lo dije una vez: una Navidad tonta envías chocolate desde Suiza y años después una de las receptoras te cubre de consuelo. También evoco el cuento de Tagore del grano de trigo y el grano de oro porque en los colegios religiosos (por lo menos el mío) te ponen a leer a Tagore antes de clase y algo bueno tenía que haber sacado de ahí.

En la web de la catedral de Santiago se pueden encender velas virtuales gratis y me enteré pidiendo en tuiter que me pusieran velitas, que claro que me hace mucha ilusión. Que te enciendan una vela es volver tangible un buen deseo. Y como decía mi madrina cuando aún me las ponía, “daño no te va a hacer que te ponga una vela para que te salga bien el examen”.

“Lo que no tengo de filóloga lo tengo de antropóloga, me encantan las historias.”

Coloreo listas de interinos y bromeo con que si empiezan a desaparecer en circunstancias misteriosas me meten a mí en la cárcel, que me falta un corcho con chinchetas e hilo rojo. Ah, el puñetero hilo rojo.

Tampoco he parado de comprar barras de labios. Al final, cuando todo esto termine, 2017 habrá sido el año de hacer magia.

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