La ironía sabe a inteligencia
Duele un poco que alguien no tenga las luces suficientes para entender la ironía cuando la amas.
Se pierden un montón de oportunidades de hacer ver situaciones o de compartir ideas cuando hay un porcentaje considerable de población tan idiota como para no captar tu mensaje.
Hace poco he leído que si hay muchas personas que no entienden lo que dices o publicas, el problema está en ti porque no sabes expresarte. Sí, es posible que sea cierto algunas veces, pero también es posible que esas personas no tengan la capacidad suficiente para comprender el discurso. Rebajar el nivel de expresión para que los niños de 5 años puedan entenderlo no le hace ningún favor a nadie. Salvo a los niños de 5 años, claro.
Es lo mismo que aceptar las faltas de ortografía como nuevas reglas o «adaptarse a los tiempos». Oiga, NO. Aprendan a escribir y hablar correctamente. Cultiven su mente para ser capaces de entender un texto con recursos literarios, para poder leer entre líneas, para ver los matices y la intención de los autores. Ilústrense para poder interpretar el mundo por sí mismos.
La ironía es una herramienta bellísima. Hay textos enteros escritos desde un prisma irónico que perderían todo el encanto si se viesen reducidos a una versión plana y descriptiva de la realidad. La denuncia social, política, económica, cualquier tipo de denuncia en definitiva, adquiere un filo más incisivo e hiriente cuando se hace uso de la ironía. Los comediantes la emplean muy a menudo y dotan a sus shows de un tono que les permite tratar temas que de otro modo resultarían realmente ofensivos.
Uno puede nacer con un nivel de inteligencia mayor o menor que la media — hay distintos tipos de inteligencia, en este caso me refiero a aquella que te aporta rapidez mental—, pero aumentarlo o simplemente mantenerlo depende del alimento que le demos a nuestra mente. Si nos limitamos a consumir productos básicos que no suponen ningún aliciente, nuestra mente no tendrá que trabajar y se volverá perezosa, provocando que no entendamos los mensajes que otras personas nos envían. La ironía es una especia, hace las ideas más atractivas al paladar mental y tiene un gusto inteligente. Me relamo al verla bien empleada.
Evitemos la idiotez y cultivemos los matices, por favor.
No es tan difícil ser un poco complicado. Irónico, ¿verdad?