Agrical: el retorno al territorio

PEQUEÑAS DONACIONES GEF
9 min readJul 10, 2018

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“Cuando se pierde igual hay que seguir luchando, volver a hacerlo. No conocemos a fondo a la naturaleza, nos toca ir modificando las épocas de siembra y especies a sembrar para hacer más corto el proceso”.

(Agrical, informe de avance al PPD[1])

San Isidro, Consejo Comunitario del bajo Calima

Para los miembros de Agrical, la Asociación de Agricultores de San Isidro, el mayor cambio que se produjo con la implementación del proyecto está relacionada con la maquinaria que adquirieron (trilladora y secadora de arroz, alimentadas con la energía eléctrica generada por paneles solares) y la sede que construyeron entre todos, trabajando los fines de semana hasta finalizarla. El tener esa sede representa el afianzamiento en el territorio de las familias de la comunidad de San Isidro, Consejo Comunitario del Bajo Calima, que en 2014 tuvo que desplazarse forzosamente hasta la cabecera municipal de Buenaventura y vivir en el Coliseo durante tres meses. Ovidio comentó[1]: Dos años atrás, la guerra nos hizo salir de nuestro territorio. Dejamos nuestro pancoger a merced de esos animales de gente en 2014. Nos llevaron al coliseo, a toditos nos amontonaron allá a comer arroz con lentejas. Afortunadamente ya estábamos organizados como consejo comunitario y la junta nos acompañó, no nos dejó solos.

Las organizaciones gubernamentales llegaron a donde estábamos nosotros y establecimos con ellos unos compromisos. Regresamos a nuestro territorio con una agenda muy grande de compromisos con el gobierno nacional para poder volver. Pero hasta hoy no se ha dado nada; las cosas que hemos tenido en nuestro territorio han sido por Dios, del mismo territorio y amigos que nos han dado la mano. Que estemos organizados ha sido un gran logro. ¡Ahí vamos!

Mientras estábamos en el coliseo tuvimos la idea del arroz, de organizarnos como arroceros. Así, al regresar a su territorio se reunieron para conformar la Asociación de Agricultores de Calima San Isidro (Agrical), con la misión de “velar por los intereses de la comunidad y los agricultores de la zona. Este grupo comenzó a recuperar las pocas semillas que quedaban y a sembrar para garantizar la alimentación de las familias. No tuvimos apoyo de instituciones. Al año de haber retornado, nos apoyó la Cruz Roja con semilla de plátano y papa china, continuamos solos trabajando y llegó el SENA a apoyar nuestra iniciativa de siembra de arroz. La CVC nos apoyó con capacitación en lo ambiental”1. Ovidio concluyó: De la idea surge el proyecto, que ha sido muy bueno; si lo sabemos aprovechar ya tenemos un inicio. Ese es el reconocimiento más grande de lo que es Agrical a nivel territorial y nivel local.

San Isidro, Bajo Calima- Buenaventura

Alfonso resumió la proyección de Agrical:

“El sueño de nosotros viene desde hace mucho tiempo. Queremos que Agrical sea una empresa, que vamos a comer un arroz natural, sin químicos y que también tengamos la subsistencia para nuestros hijos y que las especies tradicionales de los ancestros no se pierdan2”.

No obstante, la meta de ampliar de una a cinco hectáreas los cultivos de cuatro variedades de arroz de uso ancestral, “que están en nuestra comunidad desde la época de la esclavitud”1, no ha sido fácil de alcanzar por varias razones, algunas de ellas relacionadas con factores externos, fuera del control de Agrical. Otras tienen que ver con el proceso de construcción de confianza dentro de Agrical y con las comunidades del consejo comunitario.

Por una parte, esta comunidad vive en la zozobra de no saber si tendrá que volver a salir de su territorio. Ovidio comentó:

“… ya tenemos otra vez gente armada en el territorio, en las otras comunidades ya hay gente que se está yendo uno a uno”. Berta expresó su angustia de madre ante los rumores que corren: “En mi hogar tenemos dos muchachos de 20 y 16 y en estos días una persona dijo que buscara cómo mandar a los muchachos para la ciudad porque iban a venir unos grupos a llevárselos. Pasó una lancha grande en estos días…. ¡imagínese que uno esté tranquilo en una reunión y se vayan a llevar a los niños! Aquí vivimos muy sabroso; aquí vivíamos con la puerta abierta, ahora toca cerrada, con los hijos toca decirles que lleguen temprano”.

Comunidad de San Isidro en el bajo Calima

Por otra parte, se planteó desde el principio hacer todo el proceso de cultivo, trillada y secado del arroz en San Isidro para consumo interno de las comunidades del consejo comunitario. Inicialmente los asociados habían pensado que era posible arreglar una vieja trilladora de propiedad de todas las comunidades del consejo comunitario de Bajo Calima. En el primer informe de avance3 explicaron detalladamente cómo tomaron la decisión de adquirir nuevos equipos:

“En el Consejo Comunitario existe una trilladora que fue donada por un proyecto de la Gobernación a todo el Consejo Comunitario. Cuando la llevaron en 2011, la tenían en la Colonia, una de las comunidades de Bajo Calima. Cuando nos reunimos con la Junta y le informamos que estábamos conformando una asociación y sembrando arroz, decidieron que la iban a ubicar en la comunidad de San Isidro (2012) para que la utilizáramos cuando hubiera producción. Desde que la instalaron en San Isidro no apareció nunca el técnico para enseñarnos su manejo; a los 3 años la comunidad al ver que estaba ahí quieta, decidió prenderla para ensayarla y nos encontramos con la sorpresa que no trillaba bien el arroz, ¡lo molía! Entonces nos dirigimos a la junta de nuevo y le contamos lo que sucedió con la trilladora, pero como la Junta no tenía fondos para contratar un técnico todo quedó quieto. Entonces por eso pedimos en el proyecto recursos para su compra, pero en Bogotá, los del proyecto pensaron que era mejor mandar arreglar esta”.

Cuando supimos que el proyecto fue aprobado y que debíamos reparar y no comprar, nos reunimos con la Junta del Consejo para decirles que por medio del proyecto íbamos a mandar a arreglar la trilladora para uso de la asociación. La Junta nos dijo que tuviéramos en cuenta que la maquina era de las 10 comunidades y 4.470 habitantes, entonces cuando estuviera produciendo había que sacar un porcentaje para las 9 comunidades que eran también dueñas de la trilladora.

Para cumplir con el proyecto llevamos a un técnico que nos cobró $ 600.000 por revisarla y repararla, pero quedó sacando el arroz partido y no encuentran que se pueda hacer más. Por este motivo decidimos que debía comprarse una trilladora y una secadora”[2].

San Isidro, Bajo Calima

Ahora están muy contentos de poder tener los equipos. Hasta ahora los han probado con pequeñas cantidades de arroz, tienen mucha expectativa de poder usarlos con mayores volúmenes, pero por el invierno no han podido tener una buena cosecha. Su meta es el autoconsumo y el abastecimiento del mercado local:

“Cuando estábamos haciendo el proyecto hicimos una encuesta a todas las familias de los 33 asociados para averiguar qué cantidad de arroz estábamos consumiendo y nos dimos de cuenta que estábamos consumiendo más de lo que íbamos a producir con las cinco hectáreas y pensamos que no había necesidad de buscar otro comercio en otro lado, debía ser local, nosotros mismos”3.

Además de lo anterior, por el intenso invierno de 2016, se perdieron cultivos. “Este año ha sido más fuerte el invierno que los presentados los años anteriores, llevamos un poco más de dos meses seguidos de lluvia; las inundaciones mucho más graves, arrasaron con el 90% del vivero. Afectaron las parcelas individuales de todos los asociados porque todos las tenemos sembrado en la vega. Históricamente la creciente grande la hemos esperado el 8 de diciembre, la llamamos la pura y limpia porque nos dejaba las vegas limpias. Era la última creciente del año, para esa época de diciembre no teníamos nada en las vegas, ya habíamos cosechado esperando a la pura y limpia, pero esta inundación de septiembre y octubre no la esperábamos así de fuerte y sucia, el agua que sube es amarilla y ha secado los cultivos”3.

No obstante, los asociados están contentos porque han recuperado las semillas, como comentó Luisa:

“Ya volvemos a tener lo que se nos había perdido, nuestras semillas ancestrales que estaban en vía de extinción. Algunas no estaban y tocó traerlas de nuevo de lejos para que se adaptaran otra vez acá (variedades Chino pequeño y el muringa). Las otras variedades, “chino grande” y “tres meses” aunque poco, todavía las teníamos en la comunidad”.

María Luisa, integrante de AGRICAL y lideresa de San Isidro

Contaron en su informe de avance que en la recuperación de semillas participaron muchos, entre otros,

“Uno de los habitantes de San Isidro (que) se fue a vivir a San Juan. Él sembró arroz de la variedad muringa en esa zona, y como oyó que habíamos presentado un proyecto de siembra de arroz, nos trajo a regalar media lata de esta variedad. Nosotros la sembramos en octubre de 2015, en una parcela colectiva de 1⁄2 ha y cosechamos en abril 2016; cosechamos 15,5 bultos que repartimos entre los socios como semilla para que enriquecieran sus parcelas individuales”.

Con la recuperación de estas semillas y la siembra de las diferentes variedades se afianza el conocimiento tradicional que poseen sobre el arroz. Mariluz, por ejemplo aprendió desde pequeña con sus padres a sembrar arroz. Incluso es muy crítica de los técnicos e instituciones: ¡Traen un técnico “chichi” que viene a aprender de uno y son ellos los que se ganan el sueldo!

En cuanto al proceso interno, Alfonso2 contó que este proyecto ha tenido una gran importancia porque hemos tenido esta unificación y compartir entre nosotros esta forma de pensar: yo solo puedo hacer poco, pero todos unidos podemos lograr muchas cosas.

Han tenido que ir limando asperezas y mal entendidos sobre la marcha. Luisa contó que el proyecto nos motivó mucho en los intercambios de saberes.

“Gracias a Dios ahora tengo cebolla de la que usted (Mariluz) me dio y eso lo aprendí en Guapi. Las integraciones que tenemos, lo de los fondos rotatorios, la integración entre todos… hubo dificultades al principio en la casa y con los compañeros, pero poco a poco se ha ido mejorando….Cuando ya empezamos a trabajar también se siguió la dificultad. Hay algunos compañeros que a todo le ponen peros, dicen que la plata se la van a robar. Es importante que estén aquí para que vean que no estamos haciendo nada escondido pero los que critican ni siquiera vinieron. Son dificultades que lo hacen a uno desanimar pero yo sé que le he metido fuerte para salir adelante”.

Consejo Comunitario del Bajo Calima

Ante tanta dificultad es posible que otros grupos hubieran dado marcha atrás. No así los asociados de Agrical. Como comentó Berli son más los motivos de agradecimiento que de decepción:

“Le doy las gracias a Dios de estar aquí con mi gente, de que nos entendamos. Le doy gracias a Dios por mi territorio. Es muy importante que sigamos adelante sacando proyectos. Me gustó porque logramos la trilladora, secadora y muchas otras cosas más que no teníamos”.

Los autores de esta historia participaron en el taller de historia de cambio más significativo realizado en San Isidro (CC Bajo Calima) el 20 de enero de 2018.

Autores: Alfonso Rente, Berin González, Bertha Inés, Elena Peña, Eunice Valoy, Gabino González, Hernando González, José V. González, María Luz R., Mariluz Hurtado, Óscar H.., Ovidio Riva. (Miembros de Agrical).

María Elfi Chaves, Constanza Ríos y Rafael Arroyo. (Consultores Proyecto FUNDAPAV — PPD).

[1] Participante, junto con los otros autores, en el taller de cambio más significativo realizado en San Isidro (CC Bajo Calima) el 20 de enero de 2018

[2] Informe de avance presentado por Agrical al PPD Colombia para el período marzo — octubre 2016.

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