Es muy valioso poder ver crecer las personas y crecer con ellas

PEQUEÑAS DONACIONES GEF
9 min readJul 10, 2018

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Washington y Lina, jóvenes de JUBCA en la Vereda Villa Estela- Buenaventura

Yan contó[1]: “Cuando nos notificaron que habíamos sido seleccionados no veíamos la responsabilidad, no nos la creíamos. Pero nos dimos cuenta que podíamos; que sí se puede asumir esa responsabilidad y eso marca una ruta para el futuro. Darnos cuenta de las capacidades que cada uno tenía, que todos desconocíamos. Lina es escritora; Ólmer es un mago en la edición de videos; Washington (un conocedor de las plantas, incluyendo árboles de la zona) aprende muy rápido y absorbe lo que hay a su alrededor; Angie es una oradora, representante, una guía, una líder. Empezamos como niños preguntándonos qué es lo que podemos dar y en el trasegar de estos años aprendimos mucho de cada uno”.

Y en efecto, los Jóvenes Unidos por el Bienestar del Calima (JUBCA) son ahora capaces de reconocerse con mayor claridad en sus fortalezas y debilidades. Son la segunda generación de jóvenes que conforman el grupo. Se reunieron como organización juvenil en 2000, cuando los profesores y líderes de la comunidad entendieron que podían gestionar proyectos que rescataran a los jóvenes de las 13 comunidades del Bajo Calima de ser reclutados por las FARC. Era una iniciativa muy ambiciosa y a lo largo de estos 18 años de existencia hubo momentos de mucha actividad y otros en que la organización se mantuvo latente, con muy poco trabajo. Los fundadores crecieron y algunos de ellos son en la actualidad líderes del consejo comunitario. Han entrado otros. El grupo de la vereda Villa Estela está conformado por 19 adolescentes entre 13 y 18 años que, junto con el profesor Yan, quien sirvió como coordinador, y la profesora Gloria, fueron quienes participaron en la formulación y elaboración de la propuesta, dándole el enfoque comunitario para beneficio de todos los de Villa Estela, e implementaron el proyecto.

Vereda Villa Estela, Bajo Calima

Lina lleva más de un año en la organización.

Antes de estar en JUBCA lo que yo hacía anteriormente era estudiar y trabajar en la minería con mi mamá. También, aprovechando que mi abuela estaba viva, yo le preguntaba muchas cosas. Como joven quiero tomar iniciativa para que los demás puedan aprender de todo este proceso y no quede en el olvido el saber de nuestros ancestros y lo logremos retomar… En el sendero ecológico estuvimos haciendo el recorrido con los jóvenes de La Rondón[2] que nos vinieron a visitar. Ha sido un proceso maravilloso para mi enseñarles sobre los saberes ancestrales y las plantas medicinales. Me sentí muy bien porque les pude compartir los conocimientos que nuestros ancestros nos han venido replicando; les pudimos replicar y enseñar lo propio, lo que sabemos de nuestro territorio”.

La profe Gloria, líder comunitaria y profesora de la institución escolar donde se trabaja con los jóvenes sobre conocimiento ancestral y medio ambiente, se refiere a Lina:

“Ella es una niña que nos ha sorprendido. Uno cree que porque son jóvenes, que porque poco hablan tiene poco que aportar, pero son un tesoro escondido. En ellos me di cuenta que los verdaderos rubís están dentro de la roca oscura. Lina salió siendo muy buena en la producción literaria de crónicas para el proyecto de Mavi. Eso me parece muy bueno de Lina. Ellos (todos los muchachos) deben saber que tiene un gran valor, que se deben apropiar de eso tan bonito que ellos tienen, que lo valoren y se siga viendo reflejado en lo que hacen todos los días”.

Lina, integrante del grupo Jóvenes unidos por el bienestar del Bajo Calima, JUBCA

Ólmer es uno de los miembros del grupo que entró porque familiares suyos lo invitaron a JUBCA. Ya ellos se salieron porque son adultos. Ólmer, ya un joven de 18 años reflexiona sobre lo que ha significado su participación en el grupo.

“Este proceso a mí me ha traído muchos beneficios. Por ejemplo, he puesto en práctica el hablar en público. En los talleres de liderazgo uno va aprendiendo la técnica de expresarse hacia los demás y aprender y valorar los saberes y conocimientos que traen otras personas. Antes era un poquitico solitario, no me reunía con nadie. Este proceso me ha cambiado drásticamente, en el colegio he ido evolucionando. Estoy en la organización desde los 12 y ahora tengo 18. He aprendido muchas cosas, ahora hago parte del grupo de comunicación de Mavi y allí realizamos audiovisuales en los que contamos

Ólmer, grabando video durante capacitación de la Fundación Mujer Arte y Vida, MAVI

A diferencia de la familia de Ólmer, la de Washington originaria de Timbiquí, llegó a la comunidad hace poco, el 24 de diciembre de 2011. Él encontró en JUBCA no solamente una forma de aportar a la comunidad que los acogió a él y su familia, sino un grupo de amigos con los que comparte su vida.

“Cuando llegué a los 13 años todos los días lloraba porque me sentía triste. Luego, al pasar el tiempo, veía a los jóvenes pasándolo bien, bailando, bañando en la quebrada. Al tiempo me vinculé al trabajo de jóvenes; me dio más interés de mejorar y trabajar por la comunidad. Verlos a ellos trabajar con esas ganas y ese interés de aportar al entorno y a su comunidad me motivó muchísimo. Yo era muy malo para hablar. Si me decían haga yo lo hacía, pero si acaso movía la cabeza. Me he metido más en el cuento, me han pasado muchas cosas. He reído, he llorado, he brincado, me he sentido tan acogido que no me quiero ir nunca del grupo. Lo importante no es qué se hace, sino cómo se hace. Son cosas que lo motivan a uno”.

Gina, Angie, Natalia, Felipe y Washington (de pie), intehrantes de JUBCA.

Además de ser un espacio de amistad, construcción y aprendizaje, en JUBCA sus integrantes han tenido la posibilidad de explorar temas de valoración y reconocimiento de su territorio y su herencia cultural, en especial el conocimiento tradicional sobre plantas medicinales. Natalia comparte un poco de su historia de vida y cómo en JUBCA se ha abierto y cogido confianza a sí misma.

“Mi familia no es de acá, es de Medellín. Pero nací aquí. Mis hermanos nunca participaron en JUBCA. Yo entré hace dos años al grupo. Antes no me llamaba la atención eso de hablar con los mayores, de preguntarles cosas. Está la señora Marina que dice versos sobre plantas ancestrales y yo los escribo. Shirley también está muy interesada en el tema de las plantas medicinales. Para ella el acercamiento a los mayores ha sido muy importante. En cuanto al saber de los ancestros, yo siempre había dicho que los mayores no querían enseñarnos. Con el pasar del tiempo nos dimos cuenta que si ellos no se acercaban a contarnos era porque no nos veían motivados a aprender. Algunas personas saben qué tomar para cada enfermedad. No depende de ellos, depende de los jóvenes que no se pierda ese saber. Depende de que soltemos el teléfono y que si es posible busquemos en YouTube y estudiemos y complementemos sobre las plantas medicinales…. Se ve mucha mejoría porque los mayores ya nos están empezando a enseñar el tema ancestral. Para mí es un orgullo aprender”.

Angie Shirley y Natalia con el “mayor”, Balvino Viveros

Gina y Ólmer sienten que la apropiación es fundamental. Empezamos a apropiarnos de lo que queremos, dice Ólmer. Y Gina comenta que:

“En los viajes me he dado cuenta de la importancia que tiene nuestro territorio. En La Plata me sentí muy bien viendo cómo la comunidad trabajaba junta para tener todo un beneficio. Salomón de La Plata vino a ver nuestro territorio y ayudó a ver qué se puede hacer para seguir mejorando. Ese intercambio de ideas es el que ayuda a progresar…. Es muy importante lo que estamos tratando aquí, muchas personas desconocemos dónde vivimos. Necesitamos apropiarnos y para cuando salgamos poder mostrar lo positivo de nuestro territorio de Bajo Calima”.

Ese territorio que empiezan a conocer, querer y valorar está cambiando a pasos agigantados. Concretamente, la vereda de Villa Estela es la primera comunidad que se encuentra después del desvío que desde la carretera Cali — Buenaventura conduce hacia el puerto Agua Dulce. El puerto entró en operación oficialmente a final del 2016, y la pavimentación y construcción de la carretera se terminó alrededor de la misma fecha. Con esta carretera ha cambiado sustancialmente la dinámica de la comunidad por el tránsito de un gran volumen de tractomulas a altas velocidades.

Villa Estela, Bajo Calima

Como muchas de las comunidades de esta zona, los habitantes de Villa Estela están asentados a lado y lado de la carretera. Antes del puerto, la carretera despavimentada era un espacio de reunión, de juegos, y de encuentro. Ahora se ha convertido en una línea que divide en dos la comunidad y ha perjudicado en gran medida la calidad de vida debido al ruido, la inseguridad para los niños y otros transeúntes y para los animales silvestres que constantemente aparecen muertos en la carretera. Además del ruido constante, la carretera ha traído un incremento de la contaminación por basuras y por la escorrentía de los residuos de aceites y combustibles que desembocan en el rio. Por ello reconocen que el proyecto les ha abierto un área de trabajo que es fundamental que JUBCA consolide.

Lina opinó: “Para mí el cambio más significativo es la conservación de los recursos naturales porque por medio de ellos podemos evitar muchas enfermedades. También podemos seleccionar y separar los residuos y con eso podemos realizar diferentes artesanías. Los del colegio en 11 están haciendo materas para las plantas medicinales con las botellas”.

Yan complementó: “Para mí fue muy importante que pudiéramos hacerlo (el proyecto); que pudiéramos aprender y enseñar en lo ambiental”.

Shirley valora enormemente esto: “Más de 70 niños del colegio han sido capacitados y concientizados en el sendero. No tuvimos ingresos pero fue una gran ganancia”.

Quebrada Melquiades Angulo, Villa Estela- Buenaventura

Washington hizo un balance general del crecimiento de JUBCA.

“Como organización ahora ya tenemos más clara la idea de cómo, por qué y para qué estamos haciendo este trabajo. Somos más conscientes de qué decisiones podemos tomar y grupalmente estamos buscando maneras de hacerlo. Estamos activos buscando metodologías para que el sendero sea un lugar más turístico. Nos sentimos propios del territorio, lo sentimos como un espacio de vida no sólo para estar. También hay más concertación, tenemos más en cuenta los puntos de vista de todos, de los viejos y los nuevos, de los jóvenes”.

Jóvenes unidos por el bienestar del bajo Calima, JUBCA

Como grupo tienen muy claro que pueden aportar grandes cosas para enfrentar los retos de su comunidad y su territorio, a partir del reconocimiento de las fortalezas y debilidades de cada uno de los integrantes. Washington lo expresó con claridad:

“Para mí el cambio más importante ha sido la concertación a la hora de la toma de decisiones, que nos ha permitido ser propios y auténticos en lo que se vaya a decidir para la comunidad”.

Los autores de esta historia participaron en el taller de historia de cambio más significativo realizado en la vereda Villa Estela del Consejo Comunitario del Bajo Calima el 8 de marzo de 2018.

Autores: Andrés Felipe Ruiz Palma, Angie Carabalí Torres, Gina Vanessa Carabalí Valtán, Gloria Arboleda, Lina Liceth Montaño Urbano, Maira Alejandra Cuffi Enríquez, Natalia Álvarez, Ólmer Yesid Riascos Riascos, Washington Carabalí Torres y Yan Caicedo. (Miembros de JUBCA).

María Elfi Chaves, Constanza Ríos y Rafael Arroyo. (Consultores Proyecto FUNDAPAV -PPD)

[1] Los autores de esta historia, miembros de JUBCA, participaron en el taller sobre cambio más significativo facilitado por Constanza Ríos y Rafael Arroyo y realizado en la vereda Villa Estela del CC Bajo Calima el 8 de marzo de 2018.

[2] Institución educativa de Buenaventura

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