Niños, jóvenes y mayores del Consejo Comunitario de Calle Larga integrados en torno a un objetivo común

PEQUEÑAS DONACIONES GEF
9 min readJul 10, 2018

“Este monte no es maleza, es una potencialidad que nos puede ayudar a salir adelante”

(Dionisio Mina)

Parcelas agroforestales, Consejo Comunitario de comunidades negras de Calle Larga

En la ley 70 de 1993 se reconoce el derecho de las comunidades negras que ocupaban tierras baldías en las riberas de los ríos de la cuenca del Pacífico a tener propiedad colectiva sobre esos territorios. El Consejo Comunitario de Comunidades Negras de Calle Larga fue constituido en el marco de esta ley, con una extensión de 1,599. 72 hectáreas. Como muchas otras comunidades de la región del Pacífico colombiano, las de Calle Larga han desarrollado actividades extractivas principalmente:

“El desempleo ha permitido que los moradores opten por cortar madera como mecanismo de supervivencia. Esta labor, que parece una oportunidad de trabajo, ha causado la pérdida de muchas especies forestales como carbonero, sande, trapichero, tangare y de fauna. Como consecuencia de la acción antrópica, se ha deteriorado la estructura ecológica principal del bosque, dejando el suelo descubierto, por lo cual este se pierde por escorrentía”[1].

La preocupación del deterioro del bosque se centró principalmente en una microcuenca de especial interés para las comunidades. En consecuencia, el proyecto planteado “surge de la necesidad de conservar la micro cuenca Vicentico, con el fin de garantizar la sostenibilidad del recurso agua, para abastecer del preciado líquido al acueducto de la vereda Calle Larga”1. Deciden las comunidades establecer un área de conservación étnica (reserva natural especial[2]) de 1,000 hectáreas y destinar otras “10 hectáreas de sistemas agroforestales, lo cual generará una alternativa productiva diferente para los habitantes de la zona, con el fin de que se disminuya la presión en los ecosistemas boscosos y se recuperen especies forestales amenazadas en territorio colectivo y de igual manera se fortalezca la autonomía y seguridad alimentaria en la comunidad.”1

Consejo Comunitario de Calle larga- Buenaventura

Después de socializado el proyecto a toda la comunidad de Calle Larga, se dan a la tarea de delimitar y caracterizar el área de conservación y establecer las 10 hectáreas de sistemas agroforestales. “Se convocó a todas las personas de la comunidad que quisieran ser partícipes del proceso de capacitación y formación para la realización de la caracterización del área… Se llegó al consenso que serían rotados según las actividades, y que se combinarían por edades y conocimiento… Se escogieron de los mayores que conocen muy bien la zona y jóvenes para que aprendieran de estos, a fin ayudar a los profesionales”[3]. Yenny[4] comentó:

“Con el establecimiento de la reserva íbamos señalando los árboles y aprendiendo. ¡Uno aprende mucho! Lástima que a uno le han dicho los mayores estas cosas pero no les prestaba atención. Cuando estábamos con los ingenieros forestales nos explicaron los tipos de árboles y para qué sirve cada uno y a reconocer los rastros de los animales”.

Parcelas agroforestales

Los participantes en la ejecución del proyecto plantearon cómo la experiencia no sólo los impulsó a conocer mejor su territorio sino que les permitió entender, valorar y cogerle cariño al “monte” como espacio de producción y hábitat de especies de fauna y flora. Rodrigo Mondragón, responsable del proyecto ante el PPD, explicó que se ha entendido la importancia de la declaración de la zona de reserva para proteger los recursos naturales4. Dionisio puntualizó que en el área de reserva se está haciendo enriquecimiento del bosque. Y para Yenny, el monte se revela como una extensión de su hogar:

“Personalmente no era muy amante del monte. Yo iba de vez en cuando a traer mi bananito para mi casa. Ahora ya hasta sola voy a ver las matas; voy y busco las semillas. Mis hijos son los primeros que se levantan y ahí mismo me preguntan cuándo es que vamos a la parcela. Mis hijos le han cogido más amor. Al papá le dicen “¿Papá, por qué no nos vamos pal monte?” Cuando el papá no va al trabajo están pendientes si vamos para la parcela. Le han cogido amor al trabajo. ¡Ya hasta se toman fotos y selfies con las matas. “Mamá compráme un machete”, me dijo mi hijo que tiene 12 años. A Silvia, su abuela, le dijo: Mamá Silvia yo quiero que usted me dé un pedazo de monte para yo sembrar”.

El “monte”, sirve para hacer escobas

Para muchos las parcelas agroforestales han sido fuente de aprendizajes, — pese a ser agricultores con alguna experiencia-, alegría y orgullo. Dionisio explica que en el tiempo de antes la siembra era “así no más”; la planta no se abonaba ni cuidaba ni nada, pero ahora la tierra no es lo mismo de antes por los agroquímicos. Sembrábamos al “tán tán”, ahora estamos aprendiendo a mejorar. Sembrábamos otras cosas y la papa china se tiraba allí. Ahora ya no es sólo para los marranos sino para nosotros, para procesarla y hacer pasteles, empanadas, pan, tortas. Antes no hacíamos cosas que podrían ser comercializadas.

Varios reconocen que antes del proyecto se preocupaban poco por hacerle mantenimiento a los cultivos y que muchos proyectos que desarrollaron anteriormente con aliados externos se enfocaban sólo en el establecimiento de parcelas productivas y no en su mantenimiento. Esta claridad les ha permitido definir una posición frente a nuevas ofertas de apoyo, como explicó Rodrigo:

“Ya decidimos que no les vamos a aceptar establecimiento sino mantenimiento. Es un tema muy crítico, porque antes si les daban la plata, la gente no invertía en el proyecto sino que se gastaba la plata, por eso no daban plata en efectivo4. Dionisio comentó su aprendizaje al respecto: Aprendimos que necesitamos tener en cuenta el mantenimiento. Lo que más lo desanima a uno es ver que uno no tiene cómo mantener la parcela. Si todavía no me da, ¿cómo hace uno para mantenerla? Siempre hemos discutido todo esto con la CVC[5].

Calle Larga

Otros reconocen que en el pasado les faltó perseverancia para mantener las parcelas, como contó Marta:

“La gente le ha puesto más atención a las cosas, antes éramos 20 y decíamos a sembrar un monte y después no se iba a hacer mantenimiento. Con las parcelas de ahora sí, cada uno tiene que cuidar lo suyo. Nos ayudamos entre todos: “Vé Elisenia, allí está tu racimo maduro andá cogelo”. Ella, como otros que apenas están iniciándose en el trabajo, han experimentado que se requiere de paciencia, colaboración y trabajo arduo para obtener los frutos: Yo hago algo y siempre le pongo amor. Yo le he puesto toda la paciencia de este mundo para que se me dé. La piña, yo ilusionada de comer piña y ¡me van saliendo con el cuento que se demora un año! Todo esto es nuevo para mí. Nos reunimos, tenemos más comunicación, nos comunicamos lo que les pasa a las plantas. …Yo nunca en la vida había trabajado tanto, ¡usted se imagina 21 días “voliando” machete en la montaña, todos los días del paro (refiriéndose al paro de Agosto en Buenaventura)! ¿Usted sabe ese monte cuanto tropel me tocó? Antes no le prestábamos atención. El hijo de Leidy, un niño de tres años, al ver la dedicación e ilusión de su mamá, le pidió un machete a su papá para trabajar el monte. Cuando le dieron uno de palo lo cogió y salió a decirle a su abuela que ya podía trabajar y que ella debía pagarle su jornal”.

Para todos es claro que el aprendizaje no termina con la finalización del proyecto. Leidy explicó que en la parcela sembrábamos a “lo diablo” pero hemos entendido un proceso con más técnica. Mucho conocimiento que se alimenta; cada día se entiende más. El chontaduro viene hermoso, por ejemplo. Pero también uno mira la tierra y entiende que aquí no se me dio el colino pero se me dio otro árbol, otros frutales; así uno va aprendiendo.

Integrante del Consejo Comunitario de Calle Larga

Fue larga la discusión sobre cuál fue el mayor cambio que se produjo en estos dos años. Fue larga no porque no se hubieran detectado varios cambios, como ya se ha contado, sino porque estaban indecisos sobre cuál era el más importante de los dos con mayor número de votos: integración de la comunidad y fortalecimiento organizativo alrededor de la reserva. Finalmente llegaron a la conclusión que sin la integración de la comunidad no se podía dar un fortalecimiento organizativo. Rodrigo, desde su perspectiva de líder, comentó:

“En lo personal me ha dado mucha enseñanza. Como líder he aprendido cómo entre más transparencia haya, hay más confianza de la comunidad con el liderazgo. La comunidad dice: “ojala todos los proyectos fueran como este” Nos hemos dado cuenta cómo es la entidad (refiriéndose al PPD Colombia), cuánta plata es la del proyecto y cómo se va a gastar y hasta nos dan la facilidad de proponer en qué se va a gastar lo que sobra. ¡Nos dan la facultad a la comunidad de ponernos de acuerdo! Nos podemos poner de acuerdo, vamos a ver si lo que sobró lo invertimos en el sendero o en la parcela”.

Calle larga- Buenaventura

“..Mejor integración de los líderes para explicarle a la comunidad como se va a desarrollar el proyecto. Este ha sido el único proyecto que el recurso no lo manejó el representante legal sino que fue un grupo, un equipo que se pone de acuerdo para comprar y organizar. Entre todos se tomaban las decisiones sobre las cotizaciones. Son cosas que uno va aprendiendo para tener en cuenta en otras experiencias con otros proyectos. Nos dimos cuenta que necesitábamos unos profesionales, entonces se evaluaron las hojas de vida, no se seleccionaron los profesionales por ser amigos o familiares. Hubo un apoyo del proyecto en el liderazgo para ver cómo orientar más a la comunidad. Este proyecto nos ha abierto el conocimiento para saber hacer las cosas y nos lleva a que la comunidad sea más amplia en decir lo que siente”.

Esa integración y motivación de la comunidad les permite pensar e ir concretando futuras metas comunes. Elisenia explicó:

“La gente está muy motivada. La gente se había desmotivado mucho en el cultivo. Imagínese, ¡toda la vida habíamos estado trabajando en la agricultura! Pero como la comercialización es muy mala, la gente se tira a la minería y al material del rio (extracción de piedra y arena) porque es más la necesidad económica. Los niños están muy motivados. Necesitamos otra manito para que nos ayuden en la comercialización y que esto no se quede no más hasta aquí”.

Los autores de esta historia participaron en el taller de historia de cambio más significativo realizado en Buenaventura el 14 de noviembre de 2017.

Autores: Dionisio Mina, Eladio Mondragón M., Elicenia Mina, Federico Hinestroza, José Rodrigo Mondragón, Leidy Sinisterra, María Dionisia Mosquera, Martha C. Mondragón, Melquisedec O., Silvia Mina y Yenny Quintero. (Consejo Comunitario de Calle Larga).

María Elfi Chaves, Constanza Ríos y Rafael Arroyo. (Consultor(a) del Proyecto FUNDAPAV-PPD).

[1] Proyecto presentado por el CC Calle Larga al PPD Colombia en la convocatoria de Pacífico Centro, 2015

[2] La ley 70 de 1993 en su artículo 25 establece que de considerarse “necesaria la protección de especies, ecosistemas o biomas, por su significación ecológica, se constituirán reservas naturales especiales en cuya delimitación, conservación y manejo participarán las comunidades y las autoridades locales.”

[3] Informe de avance del proyecto (abril — noviembre 2016) presentado por el CC Calle Larga al PPD Colombia

[4] Los autores del CC Calle Larga participaron en el taller sobre cambio más significativo realizado en Buenaventura el 14 de noviembre de 2017 que fue facilitado por Constanza Ríos y Rafael Arroyo.

[5] CVC: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, es la autoridad ambiental departamental.

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