Crítica | Teatro
‘Mujer hermosa se ve por allá’: Date placer con mi cuerpo
Como el delicioso caramelo que, en cierto estado, puede resultar peligroso (mientras hierve, por ejemplo), una comedia de intenciones algodonosas, amables, puede cortar y lastimar como un cuchillo, como una astilla de dulce afilado en la encía. Así, al modo de una golosina en capas, Mujer hermosa se ve por allá envuelve complejidades y géneros, unos dentro de otros: la problemática de la trata y sus clientes, la pedofilia, el cine noir y la estética Sin city, programados dentro de una compleja y atractiva maquinaria escénica, de ágil rotación y dinámica acción.
Como narración clásica, ajustada a los cánones de contar una buena historia, la obra ordena las pistas de un caso de desaparición para que su protagonista, “el detective” (Marcelino Bonilla), avance en la resolución acudiendo a una serie de ayudantes, caracteres abismados en la estereotipia y el verosímil que han mutado en criaturas grotescas. En este sentido, las actuaciones son excelentes, plenamente satisfactorias; tanto como puede tolerarse la modulación de una historia brutal, cíclica, angustiante en su insistencia.
Con un certero trabajo de vestuario y luces, escenografías móviles y rotativas que generan espacios y climas con economía y lucidez, y una dinámica sincronizada, de entradas y salidas bien aceitadas, Mujer hermosa… resulta una pieza necesaria, nunca suficiente, que denuncia la concomitancia entre el horror y la demanda. Necesaria no porque nos haga más felices, pero porque nos hace más conscientes y mejores. Necesaria porque callar es consentir, es autorizar.
— Christian Schmirman @ Medium.com/@Paratexto
↑ En Teatro Anfitrión, los viernes a las 21 hs (desde Agosto-16, a las 23 hs).