Crítica | Teatro

Sin aliento

Sobre ‘Pulmones’

Paratexto Mag
3 min readMay 1, 2018

Tal vez comenzar por decir una obviedad y decir que hacer una familia es pensar en el orden de un sistema: un conjunto de cuerpos conectados, interrelacionados, cuyos componentes se afectan entre sí e intercambian con el medio. Que sus productos van a ser arrojados en un mundo material donde existe esto que llamamos ley, que llamamos cultura, que entendemos como tejido simbólico. Y que entonces la propuesta de las problemáticas de toda familia son, en este marco, un poco de interés general.

Así, el gran conflicto, la bisagra que articula y por donde se dobla la pareja protagonista, es la decisión de tener o no un hijo, una hija. Decisión que los enfrenta a su responsabilidad sobre el medio ambiente, para con la supervivencia de la especie, el estado político-económico del planeta y demás. Razón más que ilustrativa de cómo este parásito que es la palabra sobreracionaliza lo básico hasta volverlo raro, confuso, inhabitable.

Con esta formulación tan amplia, que va desde el inicial planteo por la concepción de una nueva criatura hasta las hipérboles más fantasiosas (y bastante neuróticas), es más que compresible que Pulmones reclame una geografía hiperminimalista. Lo que hay (digamos, todo lo que no hay) va a llenarse de un texto largo como un pergamino, donde se diga se diga se diga hasta el agotamiento, y solo se frene delante de un hacer caprichoso, irónicamente espontáneo (justo cuando… pero, en fin): esto es, un affaire, una muerte. Insobornables bofetadas de la existencia.

Lionel Arostegui y Vito Vaudagna, en los roles de la pareja protagonista, sostienen la trama con cohesión durante los 80 minutos de la pieza: sin descanso y sin decaer, con la precisa dirección de Jennifer Aguirre, la atención es conquistada con interpretaciones sólidas, coherentes, y un aceitado sentido de la consecución dramática. Si algo se puede agregar (siempre) o algo se puede discutir, porque la obra interpela en su faceta política, porque nos resuena desde la campana de género, también por ahí pasa el mérito de un texto que pide discusión, que entretiene sin dejar indiferente.

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