Las Cortes, casa de la palabra

Réplica
4 min readApr 3, 2018

--

Estos días «celebramos la palabra» subrayó la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, en la inauguración del Torneo Nacional de Debate Universitario organizado por el Instituto de la Juventud (INJUVE) con la colaboración de las Cortes Generales en los actos de celebración del 40º aniversario de la Constitución Española.

Un total de 64 equipos compuestos por estudiantes de universidades de toda España participan en el torneo que se celebra, del 2 al 4 de abril, en varias salas del Congreso y del Senado.

La presidenta del Congreso dio la bienvenida a los debatientes «a la casa de la palabra» y recordó la importancia de «la tradición oratoria, desde el ágora griega y el foro romano, en la toma de las decisiones que a todos nos atañen». Asimismo, se remontó al año 1188 y el Reino de León, «donde se registra el primer ejemplo de modelo parlamentrario europeo» como reconoce la Unesco.

Con actividades como esta, señaló la política, «celebramos la palabra», al tiempo que reivindicaba que «la democracia no es un concepto abstracto, es la fórmula más justa y más cívica para convivir en sociedad».

Precisamente el director del INJUVE, Javier Dorado, aludió a la importancia del Torneo para «poner en valor la palabra, el debate y las ideas que consideramos fundamentales en el desarrollo político y social de nuestro país».

Las dos Cámaras son escenario de la confrontación de ideas sobre diferentes temas de actualidad con sendas modalidades de debate. La fase previa se desarrolla según el formato British Parlament y la fase final se rige por el modelo del debate académico.

El jurado de los debates está compuesto por un experto en debate de competición, un parlamentario español y un periodista del entorno parlamentario. La terna valora las cuestiones de fondo y forma que utilizan los participantes así como el desempeño de sus intervenciones para designar, finalmente, a un equipo campeón, un subcampeón y un premio al mejor orador.

Consejos a los jóvenes oradores

En su papel de veterana, la presidenta del Congreso refrescó a los parlamentarios ocasionales la cita de Cicerón en la que este señalaba que «en el orador se pide la agudeza de los dialécticos, las sentencias de de los filósofos, el estilo de los poetas, la memoria de los jurisconsultos, la voz de los trágicos y el gesto de los mejores actores». Eso sí, «nada más raro de hallar en el género humano que el orador perfecto porque, a veces, sobran los gestos del mejor actor, sobra la voz trágica, sobra incluso la memoria de jurisconsulto, sobra el estilo de poeta o las sentencias de filoósofos y, a veces, lo que pierde es que no hay agudeza dialéctica suficiente para entender que ninguno tenemos la razón y que la razón está compartida entre todos».

Como protagonista o moderadora de tantos plenos, Pastor recordó que «el discurso parlamentario es una práctica, que hablar también se aprende y que es en el ejercicio mismo del debate y de la discusión donde se generan nuevos recursos oratorios».

En el orador se pide la agudeza de los dialécticos, las sentencias de de los filósofos, el estilo de los poetas, la memoria de los jurisconsultos, la voz de los trágicos y el gesto de los mejores actores.

Lo importante es, desde su experiencia, «adecuarse al tema, al momento, a la intención y por eso dicen este diputado ha estado oportuno y este no lo estuvo». En la disparidad de estilos recurrió a dos clásicos del parlamentarismo español: «Don Emilio Castelar, que tenía un estilo emocional y florido, que hizo que algún cronista lo destacara como el español que, después de Cervantes, ha hecho vender más diccionarios. Frente a él una figura como Don Antonio Cánovas, que era menos vibrante, con menos dotes literarias pero considerado un tribuno excepcional por la lógica de sus ideas y sobre todo por la manera que tenía de razonar».

En el ejercicio del debate como pilar democrático, la presidenta señaló que «la confrontación política es esencial para la buena marcha de la democracia frente al pensamiento único», al tiempo que diferenciaba la discusión parlamentaria de «lo que se dice en Twitter o un total de televisión, es una reflexión profunda y expresión meditada».

Concluyó Pastor con las palabras de otro diputado bregado, el que fuera presidente del Gobierno en la Transición, Adolfo Suárez, haciendo suyas sus palabras al referirse al diálogo como instrumento válido para todo acuerdo, pero «hay una regla de oro que no se puede conculcar. No se debe pedir ni se puede ofrecer lo que no se puede entregar porque en esa entrega se juega la propia existencia d elos interlocutores».

--

--