No se metan con la Vendimia

Rocío Gálvez
7 min readMar 8, 2016

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Esta fue la primera Vendimia que viví de forma diferente en toda mi vida. Tuve la suerte de nacer en una familia en donde la Fiesta Nacional de la Vendimia se escribía y hablaba en mayúsculas, ya que en los estudios de mi padrino, el absolutamente indiscutido genio de Daniel Zanessi, se vivía, y fue donde se grabó la Marcha de la Vendimia junto con incontables canciones, jingles y avisos radiales sobre la Fiesta.

Mi tío Nani :)

Gracias a él -y los trámites que mi mamá tenía que hacer en el centro- es que con sólo 5 años empecé a entender el trabajo que los artistas mendocinos realizaban durante meses para que, en Marzo, el Teatro Frank Romero Day se llenara de música y palabras.

En ese momento no tenía idea qué estaba viendo. Para mí eran señores y señoras que iban al estudio de mi tío Nani a cantar y probar todos esos micrófonos y cables que para mí estaban prohibidos; pero verlo a él y a su padre manejar las consolas gigantes, con luces, remos y perillas era tan mágico que era imposible para mí no sentirme atraída.

En las grabaciones previas veía a músicos, locutores, actrices, productores y sonidistas desfilar junto a las reinas por la calle Montevideo, mientras soñaba con ser parte de esa gente maravillosa y cruzaba los dedos para que mi tío me dejara entrar al estudio y que mi mamá nunca me fuera a buscar.

Con mi prima, con quién tuve la suerte de compartir cientos de horas en ese estudio, no resistíamos la tentación de colarnos cuando nadie nos veía, para que ella cantara mientras yo manejaba la consola, para después ponernos capas, soñarnos Reina de la Vendimia, darle otra corona a Guaymallén y, para no traer un conflicto a la familia , planeábamos que yo me presentara a los 18 y ella al año siguiente, cuando también llegara a la mayoría de edad.

Stella San Sebastián, Reina Nacional de la Vendimia 1986

En esos años, como hicimos casi todos los años de nuestra niñez, íbamos al Carrusel a ver pasar las reinas desde la consola de sonido que manejaba alguno de los técnicos que trabajaba en el estudio y veíamos la Ciudad con todas las vidrieras adornadas con las gigantografías de las reinas, donde vi por primera vez en fotos y en persona a Stella San Sebastián, la más linda de todas las reinas de la Vendimia.

Daniel Zanessi probando sonido en el Teatro Griego Frank Romero Day

Y ni hablar cuando el sábado subíamos al “Anfiteatro” (todavía nadie nos aclaraba que no estaba bien llamarlo así) y podía recorrer camarines a mi antojo, comer sanguchitos de milanesa con jugo de naranja, gritar los votos junto a Marcelo Sicilia, para terminar la noche sentada junto a mis hermanos y primos, mirando maravillados los fuegos artificiales.

Con mi adolescencia me alejé estúpidamente de estas semanas mágicas. Por adolescente. Y me uní a los comentarios burlescos de las reinas que veíamos en las vidrieras de la calle San Martín, en los afiches y en los diarios.

Pero no pude escapar de la Vendimia.

Cuando di mis primeros pasos como periodista volví a enamorarme de ella. Y así fue como volví a cubrir las actividades, hice notas previas, entrevisté a secretarios de Cultura e hice la lista de las candidatas por departamento con sus datos personales.

Vendimia del 2012, asustada como si fuera a parir mi primer hijo.

Nueve años seguidos pisé el Teatro Griego Frank Romero Day en mi vida adulta. Volví a recorrer los camarines, que me parecieron infinitamente más pequeños que cuando los recorría a los 10 años, y, en lugar de sentarme cerca de la consola de sonido, me tocó ubicarme unos metros más arriba, en el Palco de Prensa, el que durante 4 años me tocó organizar e intenté de modernizar, fracasando con total éxito (pero ese es otro tema).

Todos esos años Mendoza fue una fiesta. Vi cómo se convocaban a más artistas, se incorporaban las previas con músicos mendocinos, se agregaban repeticiones, se implementaba la música en vivo y se transmitía por primera vez para todo el mundo las previas y las repeticiones por el canal público, Acequia. Pero siempre con las gradas explotadas de gente.

Y cuando hablo de todos estos años hablo de los últimos 40 años de Vendimia. Años que los diarios y los canales de televisión se abocaban a cubrir y promocionar el evento, a pesar que las críticas del domingo siguiente fueran lapidarias. Porque también es tradición leer que a los críticos mendocinos no les gustó la fiesta.

Pero este año, el 2016, la Fiesta Nacional de la Vendimia no fue una Fiesta.

Y no lo digo porque por primera vez no pisé el Frank Romero Day. Lo digo porque no vi a Mendoza vestida de fiesta como todos los veranos. No la vi orgullosa de su fiesta mayor. No lo vi al Estado mostrar con orgullo la organización.

Las gigantografías no llenaron las vidrieras de la calle San Martín. Los micros no paseaban con las reinas en sus ventanas traseras. Las calles no se llenaron de afiches. Los diarios no estuvieron llenos de notas ni ediciones super especiales de Vendimia. La tele no se llenó de programas con las candidatas ni de entrevistas a los hacedores locales de la Fiesta. Sólo en los diarios online se realizaron producciones, pero nunca estuvieron en el primer scroll.

¿Por qué no vi en todos lados afiches sobre la Fiesta Nacional de la Vendimia? ¿Quién venía a la Vendimia? ¿Qué artistas contrataron? ¿Quién toca en la Primera Repetición? ¿Funcionaron los micros? ¿Hubo tarifa diferenciada para taxis y remises? ¿Qué carro ganó? ¿Quién fue la reina de los artistas? ¿Este año también bailaron madre e hijo en el escenario central? ¿Se vendieron cientos de choripanes en los cerros? Y la tele… ¿por qué no transmitió las repeticiones en vivo y en HD como lo había hecho Acequia los 3 años anteriores? ¿Por qué los demás medios no promocionaron la transmisión de las previas que sí mostraron los dos canales públicos? Y la pregunta que más me suena en la cabeza ¿Por qué analizan quitar una de las repeticiones y no analizar y cuestionar si el problema fue que no hicieron una buena comunicación de la Fiesta?

Este año, con la pésima excusa de que la Provincia está fundida, excusa que parece ser el leiv motiv para no hacer nada y tratar de hacernos olvidar que la Cultura es una inversión, no hubo promoción a la Fiesta. No me cansé de ver reinas ni escuchar “Aaaaa Maipú, Las Heras, Rivadavia y Godoy Cruz…”

Carrusel 2013, Carro de la Reina y Virrena — Foto oficial Gobierno de Mendoza

Se convocaron solamente a artistas locales a las previas, pero partiendo de la base que si son locales tienen que ser baratos y mal pagos, dato que parece no haberle importando a ningún diario. Y, encima, no se preocuparon en promocionarlos. Nadie se ocupó de hacerlo.

Es verdad que los mendocinos no conocemos a los artistas locales, pero el problema no es de los músicos ni de los actores, el problema va mucho más allá. Y si el Estado decide apostar por los artistas, ¿por qué no apuesta verdaderamente, al menos desde la Comunicación?

Yo, como seguro varios de los que me leen, amo la Fiesta Nacional de la Vendimia, lo que representa para Mendoza, para los que intentamos contribuir a nuestra cultura, que será lo que quieran, pero es nuestra y de nadie más. Una cultura de reinas con capas anticuadas y maquillajes que las hacen ver de 40 años, carros con música de todo tipo y chivos a la parrilla, niñas con coronitas en las calles, peñas en el Parque General San Martín, gigantografías de copas y botellas en las calles, de olorcito a choripán y de miedo a que llueva porque se van a mojar los que van a los cerros.

¿Es mucho pedir que el Estado le de la importancia que corresponde?

Porque la fiesta es de los mendocinos, no de las bodegas, la Vendimia es nuestra expresión cultural, es cierto que surge de nuestra industria vitivinícola pero no es responsabilidad de los bodegueros, no desviemos la discusión. Nació de los trabajadores y el Estado decidió apoyarla, convertirla en lo que es. Apostar a crear una celebración que nos distinga.

Vendimia es de los mendocinos, como las calles, como el agua, como las plazas, como los asados a leña en los que se canta Cueca de la viña nueva.

Vendimia es polémica, criticada, amada, odiada, despreciada y admirada por todo aquel que pisa nuestra Provincia. Pero también es esperada con ansiedad por miles de mendocinos que nos sentimos orgullosos de poder expresar y mostrar, una vez al año, qué imagen tenemos de nuestra Provincia, una imagen que durante 80 años hemos sabido transmitir a todo el mundo y que tenemos que seguir transmitiendo (con innovaciones y cambios, sin dudas) por 800 años más.

Acto Central Fiesta de la Vendimia 2013 — Foto oficial del Gobierno de Mendoza

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