Profesor, amante de las figuras a escala e inversionista: René Sepúlveda

Samanta Ponce-Hille
4 min readSep 29, 2015

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Un hombre de 65 años, que durante la semana hace clases de Lenguaje y el fin de semana, atiende un puesto en el persa Bío- Bío.

Por Samanta Ponce-Hille

Su padre era el dueño de este negocio hace 45 años, en marzo en este año se lo heredó a él, Desde joven lo acompañaba sábados, domingos y festivos. Llega a Víctor Manuel 2253, a las 11:00 y guarda a las 16:30. Se demora 30 minutos en instalar y desinstalar su local. Vende las miniaturas a escala que le dejó su padre. No le va muy bien, pero sigue ahí porque le gusta

Estudió Literatura entre los años 1969 y 1976, en la Universidad de Chile. Comenzó haciendo reemplazos en colegios pequeño y, actualmente, es profesor de planta en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, en la comuna de San Miguel. Además, está reemplazando a una profesora de Expresión Oral de Derecho, de la Universidad Católica.Le encanta hacer clases, pero dice que ya está muy viejo y que este año lo dejará, al igual que su puesto. Ya no se proyecta más tiempo, dice que: “Le gustaría irse al infierno ahora, pero aún tiene muchas cosas por vender”.

En el colegio, ni en el persa, consigue los ingresos para vivir. Sobrevive con sus inversiones, tiene unas acciones de una compañía eléctrica, que su padre le dejó. También tiene una pasión secreta: el básquetbol. Durante su época universitaria jugaba en la Unión Española y luego en la selección de la UCHILE. Es bastante misterioso, al comienza cuesta que hablé sobre su vida privada, pero, finalmente, sede. Es carismático y coqueto, y le gustan harto las “modelos” que pasan recorriendo, día a día, el Bío-Bío. Encuentra que es un barrio entretenido donde puede encontrar diversidad de personas.

En su casa siempre fueron comerciantes, sus padres constantemente estuvieron en los negocios. Su ex mujer le regaló su primer tren y desde ahí, formó una colección de más de 1.000 piezas. Se separo de su amada hace 15 años, porque a ella le gustó otro hombre y solo ve a su hija cuando tiene que entregarle dinero. Ella es veterinaria y tiene 32 años, y no le gustan las miniaturas. Sus padres murieron, no tiene familia con la que estar. Por lo que cuenta, tiene dos parejas, la Chinita y Verónica una abogada, y se alterna para pasar el tiempo libre con sus dos amantes.

Tiene miles de pequeñas figuras por lo más recónditos lugares de su puesto. Aviones, ferrocarriles, autos, mercados, bandas de música, granjas, animales, castillos, casas, policías, bomberos, etc. Sus precios fluctúan entre los $3.000 y $35.000. Además tiene monedas y billetes de otros países. Su mayor tesoro es una moneda del imperio de Cesare Augusto, evaluada en $240.000. Debido al valor de sus piezas, no vende mucho, pero si, la gente se queda mirando con encanto sus miniaturas. La mayoría son niños entusiasmados por estas mínimas piezas. Aunque, a veces, llegan coleccionistas que son capaces de comprar un lindo tren al precio que sea.

Cuando era joven, no se veía atendiendo solo en local, siempre estaba con la compañía de su padre, pero él, murió el 10 de marzo de este año, por lo tanto, comenzó a encargarse del local, en su totalidad. Él hombre padecía en un cáncer a la próstata, sin embargo, Don René dice que: “El cáncer no fue lo que lo mató, si no que fue quedarse en la casa, no venir más para acá”. Con tristeza dejará atrás el legado de su padre, el negocio le da más gastos que ingresos. Lo va a cerrar.

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