Cristián Arredondo
9 min readMar 28, 2022

In memoriam: Taylor Hawkins (1972–2022)

Taylor Hawkins (1972–2022)

Sábado am y explotan las redes sociales: “que hicieron los rusos ahora” pensé. “Murió Taylor Hawkins”, escribían en Whatsapp mis amigos de Los currys, banda de rock (muy) aficionada por supuesto pero en la que, obvio, tocamos un par de canciones de Foo fighters, principalmente por insistencia del poco agraciado bajista (el que escribe). Quedé mudo un rato esa mañana.

Es heavy como la muerte de una persona que técnicamente no conoces, puede generar más sensaciones, conversaciones y recuerdos que la muerte de muchos que si conocías. Globalización, internet y redes sociales entre las razones. Si hago memoria, a Foo fighters me los presentó en 1995 la que después fue mi señora, cuando estábamos “pinchando” (así se decía antes, joven imberbe): Tenía el CD “Foo fighters, con la pistola de marciano en la portada. “¿aers esto?” y fue clásico instantáneo para los que tenemos entre 40 y 50 al menos: 27 años después los Foo’s me siguen acompañando y ya no tengo señora. Foo fighters 1, Matrimonio 0. A cosas como esa me refiero.

En los 90’s, no nos tocó la suerte de tener un Dylan, un Lennon o un Bowie quizás, pero Pearl jam, U2, Cerati y en menor medida bandas como los Foo’s o Red hot chili peppers, son los ídolos imperfectos que fueron llenando nuestro playlist.

Un crack, y al lado, otro crack: Taylor Hawkins (Waitara club, abril de 2013).

Algo de historia: A principios de 1994 y post Nirvana, Dave Grohl (si no sabes que era su baterista, deja la lectura hasta acá mejor) tenía un puñado de canciones bastante personales. El mismo Kurt Cobain lo había animado a escribir cuando escuchó algunos demos suyos en el pasado. Él tocó todos los instrumentos en las grabaciones que empezaron ese octubre: entre sentimientos de pérdida y el entusiasmo de un nuevo proyecto más personal, nacía Foo fighters.

O al menos había un álbum: “Foo fighters alcanzó el puesto 23 en Estados Unidos y fue top 3 en Inglaterra. Un exitazo para una banda y disco alternativo y en su debut. Rápidamente empezaron a aparecer los shows y había que salir de gira ya en el verano del ‘95. Decidió que tomaría la guitarra y el micrófono en esta etapa, así que había que armar una banda completa. Nate Mendel fue el primero (bajo, obvio: es lo más importante de una banda, todo el mundo sabe eso… aunque mis amigos no estén de acuerdo), luego sumó la guitarra del experimentado Pat Smear, antiguo compañero de giras con Nirvana, y en la batería se sentó William Goldsmith. Este último, nunca fue del gusto total de Grohl: antes de empezar a grabar el monumental “The color and the shape a fines del ‘96, ya había decidido que no seguiría… él mismo de hecho, y luego de una pelea muy poco memorable, grabó de nuevo todas las pistas de Goldsmith en el álbum… si po’: es difícil cuando tu jefe sabe hacer tu pega mejor que tú.

Así, antes de salir nuevamente de gira y por referencias, Grohl llamó a Taylor Hawkins preguntando si conocía algún batero recomendable: se habían conocido en el backstage de un concierto de Alanis Morissette, con quien tocaba Hawkins en ese entonces. Tratando de describir el sonido que buscaba, mencionó al genio Stewart Copeland de The Police, a Roger Taylor de Queen (ambas bandas favoritas de Hawkins), Jane’s Adiction, Led Zeppelin, Guns N’ Roses y Pink Floyd, y por supuesto, él mismo en Nirvana. Por esos días, Hawkins era el baterista de gira de Sass Jordan y la misma Alanis Morissette (aparece en los créditos del Jagged little pill), así que la respuesta que recibió Grohl fue sorprendente: “me interesa a mí”.

Como prácticamente todos los rockeros, Hawkins había empezado tocando muy joven en bandas californianas (nació en Forth Worth, Texas, pero su familia se mudó cuando era joven). Tocaba además piano y guitarra, pero lo suyo era con baquetas. Sus primeras grabaciones son de una banda llamada Sylvia, en la que componía y tocaba la batería con amigos. Era bueno (qué muñeca por la chucha: fue elegido ‘Mejor baterista de rock’ en 2005 por la revista de percusión Rhythm de Inglaterra, país donde entiendo “algo” cachan de rock me han dicho) y técnico (tuvo estudios formales), pero con un sonido muy personal también. Hawkins contó alguna vez a AP que en sus primeras influencias, aparte de Copeland y Taylor, también está Phil Collins “uno de mis bateristas favoritos de todos los tiempos”, “La gente se olvida de que era un gran baterista además de un tipo simpático vestido con suéteres en los 80, pobrecito”.

No se conocían, pero la química fue inmediata. Si bien Foo fighters es Grohl en sí, con el tiempo la personalidad y carisma de Hawkins (el resto de la banda de hecho, salvo el omnipresente Grohl, no digamos que son muy “carismáticos”), son lo que le dieron cuerda a una banda que ya lleva activa más de 25 años, 10 álbumes de estudio, varios Grammys, millones de discos vendidos (cuando se vendían discos) y un lugar en el Rock & roll Hall of Fame. El segundo para Grohl que también está con Nirvana (hazte esa po’ Bad Bunny)

Hawkins terminó siendo esencial: la chasca rubia saltando detrás de la batería era una garantía y, por la cresta, siempre vestido como para lavar el auto: inconfundible. Era con quien Grohl hablaba y jugaba sobre el escenario, el que daba la vida y le seguía la cuerda en los videos (“Learn to fly, “Breakout, “Long road to ruin” y “Walkpor nombrar algunas de sus “actuaciones” memorables), y en otros proyectos (el documental “Sound city, la miniserie “Sonic highways y la película comedia-terror “Studio 666 recién estrenada, por nombrar algunos) Comparativamente, era ese colega de oficina que te contesta la talla al segundo, el primero que te rema cuando armas una pichanga o un asado: ese siempre era Taylor. Lo llamaba “su hermano de otra madre”. Además, usualmente Hawkins tomaba también el micrófono sobre el escenario. Parte del inventario en vivo era la ahora eterna “Cold day in the sun (mejor canción pa’ escuchar con audífonos en bici SIONO?) y algún cover de rock clásico: épico fue en 2008, con un Wembley hasta las banderas, cuando se dio el lujo de cantar “Rock and roll (por favor anda al link) de Led Zeppellin con Grohl en batería, John Paul Jones en el bajo y Jimmy Page en guitarra: háblame de sueños cumplidos.

Jones, Hawkins, Page y Grohl en Wembley, 2008: házte esa po’ Justin Bieber

El viernes 18 de marzo pasado, en Cerrillos, la canción de turno fue “Somebody to love” de Queen. 9 minutos con Hawkins en llamas. Mientras Grohl se sentaba a la batería dijo “La mejor parte de ser el cantante principal de Foo Fighters solo durante una canción es que realmente tengo al mejor baterista de rock and roll del planeta Tierra”. “Ya cállate” le responde entre risas Ghohl.

En total, estuvo en Chile al menos 6 veces. Con Alanis Morissette el ‘96, (el link es de “Ironic” en “Venga conmigo”: cacha) con Foo’s vino en 2012, 2015 y la última la semana pasada, además de dos veces en 2013 (abril y octubre, al festival FiiS) con Chevy metal, una banda de covers de rock de los años ’70 y ’80 junto a sus amigos Wiley Hodgden (voz, bajo) y Mick Murphy (que no soltó su Gibson SG cuando los vi en vivo). Precisamente, Hodgden es muy fan del surf y en 2013 se vino a conocer las olas de Pichilemu. Invitaron también esa vez a Nate Mandel, amigo en común con Hodgden y quien, según contaban, se vino esa vez en turista a Chile en un avión comercial. El productor y realizador chileno Alvaro Farias ayudó a conseguirles donde tocar en esos días de abril. Así, tocaron en lugares tan insólitos como una feria agropecuaria en Talca, en “Mentiras verdaderas” en La Red (¿increíble no? todavía no se la cree Jean Philippe), fueron artistas tapados en Kidzapalooza ese año, y lo más importante para este relato, tocaron en la fiesta con que Patagonia celebró la inducción como rostro de la marca del héroe pichilemino Ramón Navarro (@surfnavarro en IG: si no sabe quién es, solo digo que si hubiera nacido 20 años antes, tendría calle… igual encuentro último que no lo conozcas) Gracias a Alvaro y a otro amigo, Matías Infante, estuve ahí ese 8 de abril de 2013 en el Waitara Club. Al concierto que dieron, le siguió un “after” para un pequeño grupo al que también clasifiqué.

El homenajeado, Chevy Metal, Nate Mandel y “el alto mando” de Patagonia
La leyenda y excusa de esa reunión, Ramón Navarro. La noche terminó siendo de otro eso sí

La excusa esa noche era Ramón, pero las fotos se las llevó Hawkins. Un espectáculo (video). Además de hablar con quién se le acercó, sacarse todas las fotos que le pidieron, regalar besos y autógrafos, fue el último en irse a las 4 am del after (técnicamente hubo que “cerrar” el local para que se fuera), buscando y gritando por la calle donde seguir la fiesta: si así era en una pequeña ciudad en el fin del mundo, no me cuesta creer como era en general.

Set list de esa noche. Faltó sí un encore con “Que cante la vida” de Alberto Plaza. Lástima, no hubo tiempo
Hawkins dando la vida en Waitara Club
@javipef, Hawkins y Cachantún ensayando la campaña “Elige vivir sin caña”

Voy a hacerle una finta al morbo de los comentarios sobre la causa de muerte: no es mi idea al escribir esto. Eso se lo dejo mejor a forenses, periodistas y biógrafos. No puedo dejar de pensar en lo que estará pasando por la cabeza de Dave Grohl, otro golpe muy duro, aunque distinto: el dolor de Grohl con la muerte de Cobain fue quizás no darse cuenta de la procesión que llevaba por dentro su amigo y partner de banda. En el caso de Hawkins el temor más bien era su ritmo de vida: algo parecido pero sin este final, había pasado en Londres en 2001. Estuvo en coma dos semanas producto de una sobredosis de heroína. Ghohl no se movió de la clínica, y en la espera escribió “On the mend”, incluida en el álbum “In your honor”. Ghohl lo cuenta acá:

“One more day that I’ve survived

Another night alone
Pay no mind I’m doing fine
I’m breathing on my own

I’m here
And I’m on the mend
I’m here
And I’m on the mend my friend”
, canta un Grohl compungido.

Si bien es pronto para cualquier cosa, “temo” por el futuro de Foo fighters. Hawkins era mucho dentro de la banda y es un golpe demasiado duro… pero eso es el egoísmo hablando: ya no nos deben nada. Tengo 45 años y entre mis muertos cuento ya a amigos y familiares cercanos. Vendrán con más frecuencia me imagino despertares como el del sábado, en la medida que se empiezan a morir mis ídolos de infancia. Crecer… creo que así se llama eso.

Buen viaje Taylor. Gracias por acompañar el mío acá los últimos 25 años.

Cristián Arredondo

Padre, rockero y apasionado de la energía. Nos cagan, si, pero la culpa es nuestra.