No, los diputados de Podemos no renuncian a parte de su sueldo; lo gastan en otras cosas

Guillermo Tomate
3 min readJan 17, 2016

Esta infografía, extraída de esta pieza de el diario, me ha recordado tan intensamente el problema de las verdades a medias que se vuelven contra uno que me ha animado a escribir contra ello. La pieza, que animo a leer, relata los privilegios -entendidos como tales la remuneración a los diputados y los servicios adicionales que reciben- que tienen todos los nuevos diputados del Congreso tras las elecciones del 20D.

Es conocido por todos la “limitación” del salario de los diputados de Podemos, en palabras de la formación morada. Esta renuncia se extiende también al dinero que perciben los diputados cuya residencia se encuentra fuera de Madrid. El lenguaje usado por Pablo Iglesias para esta medida la convierte en una verdad a medias con las patas muy cortas.

Al hablar de renuncia, de limitación de salario, cualquiera llega a la conclusión de que el Parlamento paga menos a estos diputados. No es así, y no porque Podemos no quiera, sino porque no se puede. Todo el dinero que excede de los límites acordados por el Consejo Ciudadano de Podemos debe ser donado al partido y a fines sociales, al 50%. Esta primera verdad a medias ya hace torcer el morro; no es algo que el partido oculte pero tampoco está en su discurso, que es que los diputados renuncian a parte de su salario. No lo hacen, reciben todo el salario y luego lo distribuyen como su partido ha acordado hacer.

La segunda parte de esta verdad a medias son esos fines sociales. Al llegar al Parlamento Europeo el partido de Pablo Iglesias ya practicaba esta fórmula, y la donación de parte del salario era libre. No pocas críticas le llovieron a Iglesias por destinar parte del dinero mensual a La Tuerka. Hoy no es así: el partido impone que los fines sociales sean su Plan Impulsa. Esta iniciativa incentiva la creación de proyectos ciudadanos “con proyección social”. Estos proyectos son votados por la gente que quiera participar y los ganadores obtienen dotación económica -que sale de este excedente de los sueldos- para poder sacarlos adelante.

Estas dos verdades a medias revelan, al final del camino, que el 100% del dinero que no se quedan los diputados en sus bolsillos va a Podemos. Y no es que sea algo malo per se, no es una crítica ni a este sistema -que bien merecería reflexión aparte- ni a Impulsa. Es una crítica al discurso, que tanta importancia tiene. El cómo se dicen las cosas, la imagen que se fija en el imaginario colectivo.

Los diputados de Podemos no dejan de cobrar ningún porcentaje de su sueldo público. Lo cobran íntegro y deciden gastarlo en lo que les parece, en este caso en su partido. Llevar por bandera una verdad a medias tan tramposa hace muy fácil desenmascararla y hacer que se vuelva contra uno a velocidad vertiginosa.

Me gusta la infografía porque lo más atractivo de las renuncias de Podemos lleva asterisco. Es una imagen perfecta de los riesgos de un discurso tramposo. Si Podemos decide seguir por la senda de las palabras con asterisco da a la derecha mediática las herramientas perfectas para tumbarlo por completo, desacreditando la trampa y poniendo sombra sobre la parte que tiene de verdad.

PD: Me ha pillado por sorpresa la dificultad que he tenido para encontrar en la web de Podemos el documento del Consejo Ciudadano donde fija los porcentajes del exceso del sueldo. De hecho no lo he encontrado. La información está sacada de el diario, El País y El Mundo en su mayoría.

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Guillermo Tomate

Periodismo. Voces. Política. Tecnología. O cualquier cosa que se me ocurra. Eres bueno... te vas a volver loco pero eres muy bueno.