Habilidades y herramientas sociales para mejorar tu trabajo y/o tu empresa

@agustincuencag
29 min readFeb 3, 2022

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Para trabajadores, jefas, dueños y clientes.

Índice

1. Introducción
2. Reciprocidad
3. Habilidades y herramientas sociales
3.1. Empatía
3.2. Asertividad
3.3. Responsabilidad afectiva
3.4. Comunicación
3.5. Acuerdos
3.6. Cuidados
4. Primeros pasos
5. Bibliografía

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1. Introducción

Quizás sea porque soy “joven e inocente”, o quizás sea porque vengo de la familia que vengo, pero siempre me ha sorprendido cómo en la sociedad percibimos a los jefes/dueños y a los trabajadores:

  • Para los trabajadores un jefe/dueño es esa persona sin escrúpulos que se dedica a explotarles pagándoles lo menos posible, que les trata como a máquinas de las que sacar un beneficio les pase lo que les pase. Un enemigo al que tienen que obedecer para poder cobrar un sueldo.
  • Para los jefes/dueños, un empleado es esa persona vaga a la que no le gusta trabajar, que solo quiere aprovecharse de ellos y sacarles los cuartos mientras no hacen nada. Es esa persona que solamente da problemas, un enemigo al que tienen que pagar para poder montar y desarrollar su negocio.

Cuando partimos de una concepción así de estos roles, es imposible que una relación laboral tenga valor más allá de lo transaccional. Y si una relación no tiene valor para nosotros, ¿por qué íbamos a dedicarle tiempo a construirla y cuidarla? Es por eso que yo intento moverme por el mundo con otros modelos mentales:

  • Un jefe/dueño es esa persona que lidera una empresa, con un objetivo y unos valores, y la intenta sacar adelante. Para ello necesita, entre otras cosas: trabajadores. Como jefe/dueño, una de sus principales preocupaciones es el bienestar de estos, es decir, que estén a gusto, que puedan desarrollarse y crecer como individuos, que sientan que están haciendo algo más con sus días que intercambiar horas por dinero.
  • Un trabajador es esa persona que decide unirse a un proyecto (en forma de empresa) no solo para tener un trabajo, sino para contribuir a que este se desarrolle y crezca. Además, si eso sucede, se sentirá parte del proyecto (sentimiento de pertenencia), y le hará estar más motivado e involucrarse más allá de trabajar y punto. Es decir, expresar su opinión cuando considera que las cosas no se están haciendo bien, buscar maneras de mejorar lo que ya hay, y asegurarse de que el resto de trabajadores y el jefe/dueño estén a gusto.

Ahora sí, con estos modelos mentales podemos empezar a hablar de cómo hacer que las relaciones entre jefes, dueños, trabajadores, jefes de jefes, etc. sean sanas y permitan a todo el mundo estar a gusto y desarrollarse como individuos. Esto no quiere decir que vayan a ser mejores amigos y que queden todos los sábados y los domingos porque se echan de menos (que oye, por qué no). Esto tampoco quiere decir que no te vayas a encontrar a gente que encaje a la perfección en los modelos mentales tradicionales, y si lo haces, mucho ánimo y paciencia.

En este post voy a intentar explicar algunas herramientas o habilidades sociales para ayudarte a construir tus relaciones laborales como prefieras. No existe una fórmula secreta para establecer relaciones (ya sean laborales, de amistad o de pareja), cada persona tiene su historia y sus patrones, por lo que cada uno lo hace a su manera. Sin embargo, hay ciertas cosas que pueden ayudarnos a reducir la dificultad de establecer relaciones. Todas estas cosas de las que os voy a hablar las he aprendido del mundo de las relaciones no monógamas (una relación no monógama es una relación en la que no hay exclusividad sexual o romántica, como las relaciones abiertas o el poliamor).

2. Reciprocidad

Antes de meternos en las herramientas y habilidades sociales, es importante que asentemos otra base importante: la reciprocidad. Según la RAE, se define como: “Correspondencia mutua de una persona o cosa con otra.” Hay dos proverbios que ejemplifican la reciprocidad y por qué debemos tenerla en cuenta:

  1. “Friendship is a two way street” es una frase inglesa que significa “La amistad es una calle de doble sentido”. En mi opinión esto no aplica solo a la amistad, sino a todas las relaciones que establecemos como seres sociales, y esto incluye las relaciones laborales. Es decir, por mucho que tú te esfuerces, si el resto no tiene ningún interés, es complicado que consigas algo. Lo que nos lleva al segundo punto.
  2. “If you think you are too small to make a difference, you haven’t spent the night with a mosquito” es un proverbio africano que significa “Si crees que eres demasiado pequeño para influir en el mundo, no has pasado la noche con un mosquito”. Es decir, es muy probable que si intentas poner las diferentes herramientas o habilidades de las que vamos a hablar en práctica, encuentres cierta resistencia por parte del resto de la gente. Cuando esto te pase, lo único que te puedo decir es que te armes de paciencia y empatía, cambiar las cosas no es fácil, pero poco a poco la gente lo hace.

3. Habilidades y herramientas sociales

Como ya hemos dicho antes, hay muchas habilidades y herramientas que nos van a permitir mejorar nuestras relaciones en el trabajo. Ya sea con nuestros empleados, la clientela, nuestras jefas, los dueños de la empresa, o nuestros compañeros de trabajo.

Pero antes de empezar a trabajar en lo que nos va a ayudar a relacionarnos con los demás, es importante que empecemos por trabajar la relación que tenemos con nosotros mismos. Eso nos va a permitir crear otra parte fundamental de la base sobre la que ir asentando el resto. Para poder hacerlo, creo que es clave ser introspectivos y trabajar el autoconocimiento:

  • Introspección: “Mirada interior que se dirige a los propios actos o estados de ánimo” (según la RAE).
  • El autoconocimiento auténtico, (ver tus defectos y virtudes tan objetivamente como puedas), te ayudará a entender cómo relacionarte con otras personas. La autoconciencia te puede dar pistas de por qué tomas las decisiones que tomas, y qué patrones sigues y por qué. Puedes cambiar mucho en tu vida simplemente analizando de manera honesta tus errores y éxitos.

Extra tip: Si trabajando esto te encuentras con cosas que quieres cambiar, pero que no eres capaz de gestionar, está bien. No hay prisa, no tienes que cambiarlo todo de un día para otro. Y si ves que se te hace bola, puedes pedir ayuda profesional.

Bien, empecemos con las habilidades y herramientas sociales que considero que más nos hacen falta trabajar.

3.1. Empatía

La empatía es la “Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos” (RAE). A grandes rasgos, es la habilidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que otra persona ha vivido/está viviendo/vivirá.

La empatía no es una herramienta que usar de vez en cuando, sino más bien una habilidad que trabajar a diario para poder contar siempre con ella. Cuando empatizamos con alguien, esto no significa que estemos justificando sus actos, sino que hacemos el esfuerzo de entender lo que ha pasado, por qué ha pasado, y qué ha significado para la otra persona.

Es importante distinguir entre empatizar y presuponer. La empatía implica una escucha activa acompañada de una voluntad de comprender al otro, mientras que cuando presuponemos simplemente damos por sentado o cierto algo. Esto se ve muy bien cuando dos personas con creencias y valores diferentes son incapaces de entenderse, suele pasar porque ambos escuchan al otro, pero presuponen como se siente utilizando sus propias creencias y no las de la persona que está hablando.

Extra tip: No siempre vas a poder ser empático, ya sea porque la situación te afecte demasiado y no puedas mantener la calma, o porque estás cansado o teniendo un mal día y lo que necesites es que el resto sean empáticos contigo. No pasa nada, si puedes, tómate un descanso o intenta posponer la gestión del conflicto para otro día. “Una retirada a tiempo es una victoria”.

3.1.1. Situaciones en las que la empatía es útil

3.1.1.1. Evitar discusiones

Imagínate que estás en una reunión de equipo, y le pides algo a alguien, y esa persona no reacciona bien. Si eso no es algo habitual en esa persona, en vez de plantarle cara, puedes intentar empatizar con ella y pensar que a lo mejor no ha sido algo personal hacia ti, sino que está teniendo un mal día. Después de la reunión puedes hablar en privado con ella y preguntarle qué ha pasado y si va todo bien. Si no le ocurriera nada, puedes decirle que no te ha gustado su reacción, y que estaba fuera de lugar. De esta manera has conseguido evitar una discusión en la reunión, has apoyado a un compañero de trabajo, y estás trabajando para que no vuelva a pasar.

3.1.1.2. Lidiar con conflictos

Un cliente llama por teléfono enfadadísimo porque un pedido que ha hecho no va a llegar a tiempo. Puedes intentar hacer oídos sordos y decirle al cliente lo que quiere oír, o puedes empatizar con él e intentar entender por qué está tan alterado. A lo mejor resulta que el pedido es un regalo para su hijo, y el cumpleaños es mañana, y puedes intentar hablar con él para buscar una solución que le sirva tanto a él como a la empresa. De esta manera has hecho que el cliente se sienta comprendido, compartiendo con él sus preocupaciones, y estás haciendo que él trabaje contigo para buscar soluciones que eviten que esto vuelva a ocurrir.

3.2.1.3. Hablar de conflictos

Como jefe, después de una presentación de un empleado le das un feedback negativo contundente, y se lo toma de forma muy personal y negativamente. Al día siguiente, cuando le vas a decir que no puede reaccionar así, y que te debe un respeto por ser jefe, decides empezar la conversación por preguntar qué pasó ayer, y por qué reaccionó así. A lo mejor resulta que te admira mucho, y haber recibido un feedback negativo delante de todo el mundo le ha hecho sentirse humillado. De esta manera has conseguido entender qué ha pasado y por qué, has aprendido que el feedback negativo contundente es mejor darlo en privado, y además le has dicho que no puede hablarte de esa manera.

3.1.2. Cómo empezar a poner en práctica la empatía

El primer paso para poner en práctica la empatía es hacer un esfuerzo para entender por qué alguien hace algo. En vez de empezar por asumir que lo está haciendo porque le caes mal, porque no se preocupa por los demás, o lo que sea, empieza por preguntar “¿está todo bien?”, “¿por qué estás haciendo eso de esta manera?”. Cualquier pregunta vale, básicamente en vez de asumir que esa persona está haciendo “mal” a los demás, pregúntate primero si esa persona está bien.

3.2. Asertividad

Aunque la RAE define ser asertivo como “Dicho de una persona: Que expresa su opinión de manera firme”. Creo que una definición más actualizada de asertividad sería “habilidad social para comunicar y defender tus propios derechos e ideas de manera adecuada y empática, respetando las de los demás”.

Como decíamos al principio, la introspección es un requisito indispensable de todas estas habilidades. Conocerte bien es clave para todas tus relaciones y debe ser el punto de partida. Mientras no tengas claro quién eres, qué es fundamental para ti y qué necesitas y deseas, no podrás practicar tu asertividad. Es cierto que no necesitas tener todo claro antes de empezar a ser asertivo, pero siempre ayuda poder empezar por algún lado.

Cuando somos sinceros con cómo somos, qué necesitamos y cómo nos sentimos, podemos conectar mejor con la gente y establecer relaciones más sanas. Decir la verdad no siempre es fácil, especialmente cuando sientes que decir lo que piensas generará una situación incómoda para ti o para el resto. Pero callarte lo que opinas para evitar una situación incómoda no solo puede tener un impacto negativo en ti o en esa persona sino también en el espacio que compartís, haciendo que cada vez sea más difícil de resolver.

Al callarnos evitamos un conflicto a corto plazo y nos sentimos aliviados, sin embargo, a largo plazo, podemos hacer que estos conflictos sigan apareciendo, siendo cada vez más difíciles de resolver y haciendo que nos sintamos peor (se están saltando nuestros límites una y otra vez). Además, esto puede llegar a provocar que aparezcan emociones como la culpa o el resentimiento hacia nosotros mismos por no ser capaces de “defendernos”, e incluso cierto resentimiento hacia la persona ante la que nos callamos (este resentimiento irá aumentando cuanto más tiempo dure nuestro silencio).

3.2.1. Situaciones en las que la asertividad es útil

3.2.1.1. Gestión del tiempo y de las responsabilidades

A los dos días de haber tenido la reunión bisemanal de sprint (nombre de cada uno de los ciclos o iteraciones que hay en un proyecto Scrum), se acerca tu jefe y te dice que va a necesitar que hagas una investigación sobre un producto que ha lanzado la competencia. Esto implica que durante los próximos 7 días vas a tener que trabajar 14 horas más de lo previsto. En esta situación podrías no decir nada y aceptar la carga de trabajo extra, o podrías decir algo como “claro, ¿qué quieres que deje para la próxima semana, y así poder hacer la investigación esta semana?”. De esta manera no estás diciendo que no vas a realizar la investigación, sino que para poder hacerla vas a tener que posponer otra cosa.

Es normal que la gente con la que trabajes te pida que hagas más cosas, eso no significa que te quieran explotar, en mi opinión esto sucede porque no son conscientes de tu carga de trabajo y el tiempo que supone. Es tu responsabilidad hacerles conscientes de esto, al fin y al cabo nadie va a saber mejor que tú cuándo es demasiado para ti o no, tú eres el único que lo sabe. Por lo que si sientes que tus necesidades (tiempo para descansar después de tu jornada laboral, o no poder hacer trabajo de calidad por tener que hacer mucho) no están siendo cubiertas, no te quedes en silencio.

Por otro lado, el primer paso para una buena gestión del tiempo es ser realista. Sé consciente de tus prioridades y de tus propios límites sobre lo que puedes y lo que no puedes hacer. Así que valora tus objetivos y no te hagas cargo de más responsabilidades si crees que no estás cumpliendo con las que ya tienes.

3.2.1.2. Saber decir que no

La asertividad no consiste únicamente en saber pedir que se respeten tus necesidades y/o tus derechos. También se trata de saber decir que no a una propuesta, lo cual no es fácil. Puedes empezar por no precipitarte diciendo que sí a la propuesta diciendo algo como “Dame un día (o una hora o una semana) para pensarlo”. A menudo tomarnos algo de tiempo nos ayuda a tomar mejores decisiones, ya que tenemos la oportunidad de valorar la situación con calma, y además la otra persona sentirá más seguridad en nuestra decisión, puesto que ha sido meditada.

Extra tip: Cuando se trata de tomar decisiones, puede ayudarte entender la diferencia entre un maximizador y un satisfactor (Menos es más | EL PAÍS) y la paradoja de la elección.

Por ejemplo, puede que tu jefe de departamento te ofrezca unirte a un equipo de trabajo que va a realizar una investigación junto a personal de otros departamentos. En el momento puede que la emoción te supere y pienses “cuenta conmigo”, pero también te surja la duda “¿voy a poder hacer esto y terminar el otro proyecto que tenía entre manos?” y digas “nada, no puedo unirme al equipo”. En lugar de decidirte en el momento, pregunta para cuando necesita una respuesta y tomate todo el tiempo que tengas/puedas para decidir con calma y analizar bien la situación. Si al final llegas a la conclusión de que no es el momento adecuado, házselo saber.

3.2.1.3. Burnout

O síndrome del trabajador quemado. El burnout es un estado de agotamiento emocional, físico y mental causado por un estrés excesivo y prolongado. Se produce cuando uno se siente abrumado, emocionalmente agotado e incapaz de satisfacer las demandas constantes. A medida que el estrés se prolonga, empiezas a perder el interés y la motivación que te llevaron a aceptar esa responsabilidad.

El burnout reduce la productividad y consume tu energía, dejándote cada vez más impotente, desesperanzado, cínico y resentido. Al final, es posible que sientas que no tienes nada más que dar.

La asertividad juega un papel muy importante en el burnout, ya que no solo es responsabilidad de los demás controlar tu carga de trabajo, sino que eres tú el único que sabe de verdad si se están pasando o no, o si te están exigiendo más de lo que deberían o no.

Es fundamental no dejar que las cosas se vayan acumulando, hasta el punto de una explosión emocional. Cuando la persona resentida llega a su límite, explota liberando días, o semanas, o años de frustración, enfado, e incluso dolor; normalmente, la persona hacia la que explota se siente perdida, al ser la primera vez que recibe toda esa información.

No podemos esperar que los demás lean nuestra mente. La clave para evitar el burnout es expresarnos, incluso si es algo sobre lo que es complicado hablar, aunque sea algo irracional, debemos respetarnos y comunicarnos (revisar los 2 puntos anteriores).

3.2.1.4. Cambios importantes en las dinámicas de la empresa o la cultura

El cambio suele ser algo complicado, pero es algo que ocurre frecuentemente, sobre todo en las empresas y los equipos. Los nuevos proyectos, los nuevos compañeros de trabajo, los cambios de puestos afectan a las dinámicas existentes, influyen en las personas, cambian los compromisos, incluso pueden llegar a crear caos si no contamos con los recursos necesarios para gestionarlos.

Si en tu empresa se toma la decisión de cambiar algo con lo que no estás de acuerdo y que te afecta, practica tu asertividad y di que no estás de acuerdo y por qué. Recuerda hacerlo con empatía, a lo mejor no entiendes todos los motivos, o menosprecias las horas que ha invertido alguien para proponer ese cambio.

3.2.2. Cómo empezar a poner en práctica la asertividad

Ser asertivo es algo muy complicado, de hecho la reacción general ante la asertividad no suele ser muy positiva, pero eso es algo que también hay que trabajar. La asertividad es necesaria para relacionarnos con los demás, la gente está demasiado acostumbrada a que no les digan que no.

Como es algo tan complicado de hacer, puedes empezar por ser asertivo en privado. Si tu jefe os comunica algo con lo que no estás de acuerdo en vez de intentar decirlo en el momento, búscale luego y habla con él. Acuérdate de hacerlo siendo empático, y trata de aplicar lo que te planteo en el punto de la comunicación no violenta.

3.3. Responsabilidad afectiva

La responsabilidad afectiva es ser consciente de que todo acto que una persona realiza tiene una consecuencia positiva o negativa en la/s otra/s persona/s. Se basa en el consenso, cuidado y diálogo sobre los sentimientos y emociones que surgen cuando compartimos espacio con otras personas. Cuidar implica escuchar al otro y acompañarlo teniendo en cuenta sus emociones.

Una forma de entender la responsabilidad afectiva es pensar en ir a pasar un día al campo. Una persona que no es responsable afectivamente no tiene en cuenta el impacto de sus acciones en su entorno, (y, por lo tanto, en los demás), iría comiendo pipas y tirándolas por el camino, se dejaría los restos de la comida por ahí, rompería ramas innecesariamente, tiraría piedras sin importarle poder estar molestando o poniendo en riesgo a sus acompañantes o al entorno. Sin embargo, una persona con responsabilidad afectiva no haría nada de eso, es más, intentaría dejar el campo mejor de lo que se lo hubiera encontrado.

Esto no quiere decir que esta segunda persona fuese evitando pisar plantas o insectos, o dijese “mejor me quedo en casa que voy a molestar a los animales”, dentro de la responsabilidad afectiva es importante tener en cuenta tanto la empatía (no estropear el campo), y la asertividad (ir al campo porque te apetece pasar un día ahí). Así que sí, por muy responsables que seamos, a veces influiremos o, incluso, haremos daño a los demás.

Por una parte, todo esto no significa que debamos anteponer los deseos y los sentimientos del resto, sino más bien ser conscientes de que nuestras acciones tienen impacto en los demás, lo que nos puede ayudar a evitar el dolor innecesario que generan las falsas expectativas que el resto pueda tener sobre nosotros.

Pero, por otra parte, aunque creo que cada uno es responsable de sus propios sentimientos, no por eso podemos dejar tirada a otra persona para que interiorice las cosas sola. Esto no quiere decir que tengamos que cargar con la culpa de cómo se siente alguien, pero es recomendable invertir esfuerzo y cuidados para ayudar a solucionar los problemas en la medida que podamos.

3.3.1. Situaciones en las que la responsabilidad afectiva es útil

3.3.1.1. Tomar decisiones

Cuando tomamos decisiones dentro de una empresa, es inevitable que estas afecten al resto. Es importante que cuando hagamos algo así, nos pongamos en el lugar del resto y nos planteemos lo siguiente:

  • ¿Qué van a tener que hacer diferente a partir de ahora?
  • ¿Qué no van a poder seguir haciendo?
  • ¿Cuánto tiempo les va a llevar adaptarse?
  • ¿Cómo les va a afectar esto de forma positiva?
  • ¿Cómo les va a afectar esto de forma negativa?

Extra tip: En entornos colaborativos de trabajo se busca generar un espacio donde todo el mundo pueda compartir su opinión antes de decidir, así se fomenta que se ofrezcan alternativas y soluciones diferentes.

Una situación sencilla en la que poner en práctica la responsabilidad afectiva en la toma de decisiones puede ser cuando se define la duración de los sprints de Scrum. Por ejemplo, si ahora mismo duran 2 semanas y se quiere cambiar a 1, quizás sería mejor preguntar a todos los del equipo que forman parte de los sprints si consideran que 2 semanas está bien, si prefieren más o menos tiempo. A lo mejor te sorprendes y resulta que la longitud está bien, pero lo que les falla es que sean los lunes y no los miércoles. De todas maneras, si aun así decides pasarlo a cada semana y dejarlo los lunes, puedes revisar las preguntas anteriores y buscar la forma de reducir el impacto negativo que esta decisión pueda tener en los demás (por ejemplo, podrías hacer las reuniones de sprint online, o alternar una online y la otra presencial).

3.3.1.2. Dejar tu trabajo

Dejar una empresa no es una decisión fácil de tomar, supone muchos cambios y supone exponerse a muchas cosas nuevas. Pero al igual que no es fácil para ti, tampoco lo será para la empresa (sobre todo si es una empresa pequeña). Aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar a ser más responsable con la empresa:

  • Informa a tu supervisor antes que a cualquier otra persona de la empresa.
  • Hazlo presencial (si puedes).
  • Avisa con suficiente antelación para que busquen a otra persona, e incluso recomiéndales candidatos.
  • Ofrece encargarte de la transición y la formación de la persona que te va a sustituir.

3.3.1.3. Despedir a alguien

Al igual que dejar un trabajo no es fácil, dejar a alguien sin trabajo no lo es tampoco. Y aunque para ti no es fácil despedir, es menos fácil aún ser despedido. Aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar a ser más responsable con la persona a la que vas a despedir:

  • Ten muy clara la decisión.
  • Mantén la máxima confidencialidad.
  • Evita dar rodeos durante la reunión.
  • Dedica tiempo a explicar la situación y las razones del despido.
  • Muestra empatía y respeto, pero sé sincero con el trabajador.
  • Escucha al empleado y prepárate para responder a sus preguntas.
  • Evita discusiones y agradece los servicios prestados.
  • Si tienes que despedir a varias personas, hazlo uno a uno.
  • Avisa lo antes posible.

Al comunicarle a alguien que le vas a despedir puede pasar de todo, desde lágrimas hasta gritos. No es algo que tengas que hacer solo, puedes ir con alguien a la reunión. Si el motivo de despido no ha sido debido a algo que haya hecho esa persona, puedes ofrecerte ayudarle a buscar trabajo, recomendarle a otras empresas e incluso dejar que te ponga como referencia de contacto en su CV. Si ha sido por algo que no ha hecho bien, algo que ha hecho mal, o que no ha estado a la altura de las expectativas, puedes orientarle a otro tipo de trabajo.

Extra tip: Como ya hemos comentado, es muy probable que al trabajador le afecte mucho. Si eso es así, puede que no sea el momento de dar explicaciones. En esta situación puedes decir algo como: “No es el momento de las explicaciones, las tengo y te aseguro que no es personal, si quieres podemos hablarlo en unos días”.

3.3.2. Cómo empezar a poner en práctica la responsabilidad afectiva

La responsabilidad afectiva es algo bastante difícil de entender y de explicar, y más aún de poner en práctica. Explicado de manera sencilla, trabajar y buscar el equilibrio entre ser empático y asertivo es un buen comienzo. Si aun así no sabes por dónde empezar, acuérdate de estas dos preguntas:

  • ¿Cómo va a afectar esto de manera positiva a los demás?
  • ¿Cómo va a afectar esto de manera negativa a los demás?

3.4. Comunicación

La comunicación es la base de todas las relaciones humanas, ya sea verbal o no verbal, es lo que nos permite organizarnos como sociedad y colaborar. Normalmente, la comunicación nos permite tanto evitar conflictos, como gestionarlos.

Aunque cada conflicto se genera y evoluciona de manera diferente, hay unas pautas generales para establecer una buena comunicación y resolverlos o evitarlos. Toda comunicación debe incluir:

  • Interés mutuo por resolver el conflicto (que no beneficiarse de él).
  • Autoconocimiento meditado.
  • La regla de dos orejas y una boca, es decir, escucha el doble de lo que hablas.
  • Honestidad.
  • Apoyo mutuo y respeto.
  • Empatía cuando se escucha y asertividad cuando se habla.
  • Predisposición a comprometerse por el bien común.
  • Ser específico, no hablar de “siempre” o “nunca”, intentar empezar las frases con “Cuando hiciste…” o “Cuando pasó…”.

Para poder resolver un conflicto, es importante buscar el tiempo necesario para poder hablar y establecer unas expectativas razonables: puede que no se llegue a un acuerdo de manera inmediata y puede que no se resuelva en una única conversación. Sé consciente de que hablar sobre un conflicto resulta complicado, y puede tener una fuerte carga emocional para la mayoría de la gente.

Extra tip: No es justo para ti, ni útil para ambos compartir todo con una persona que no quiere oírlo, no está preparada para oírlo o no tiene las habilidades necesarias para procesar esa información.

3.4.1. Comunicación no violenta (CNV)

La comunicación no violenta, o simplemente CNV, es una manera de actuar que tiene como objetivo trabajar los conflictos entre personas de la mejor manera posible. La CNV sostiene que la mayoría de los conflictos entre individuos o grupos surgen de la mala comunicación de sus necesidades, debido al lenguaje coactivo o manipulativo (cuyo objetivo es inducir miedo, culpa, vergüenza, etc.). Es por esto que muchos conflictos pueden resolverse cuando hablamos de lo que ha pasado/está pasando.

Estos son algunas de las claves principales de la CNV:

  • Escuchar al otro con empatía, y evitar ponerse a la defensiva, atacar o desconectar.
  • Tener una cierta capacidad de introspección, para poder expresarte honestamente basándote en qué necesitas, qué te gustaría que sucediese y cómo te estás sintiendo.
  • Hacerte responsable de cómo te sientes en lugar de culpar al resto por hacer que te sientas de una determinada manera.
  • Comunicar las cosas basándote más en el “yo” que en el “tú”, utilizando lo que se conoce como el lenguaje del Yo. Esto te ayuda a hacerte responsable de tus sentimientos y no culpar a otras personas de ellos. Algunos ejemplos serían:
  • En lugar de: “Cuando me llamaste la atención delante de todo el equipo me humillaste” (te echo la culpa a ti) usando el lenguaje del Yo sería: “Me sentí humillado cuando me llamaste la atención delante de todo el equipo, me sentí muy expuesto” (así es cómo me siento).
  • Para no acusar con: “Que convocases la reunión sin consultarme hizo que me sintiese dejado de lado” (te echo la culpa a ti), podrías decir “Me sentí dejado de lado cuando convocaste la reunión sin consultarme” (así es cómo me siento).
  • Tras compartir cómo te sientes, es importante que hables sobre qué necesitas para sentirte mejor. Esto puede hacer que se llegue a un nuevo acuerdo que os ayude a prevenir o aliviar este tipo de conflictos en el futuro.

A menudo, la mala comunicación puede surgir cuando una persona se comporta suponiendo cómo va a proceder la otra persona. Por eso es tan relevante escuchar el punto de vista de los demás y actuar conforme a la información que tienes. A veces, cuando no tienes la información suficiente, o por inercia, tomas una decisión que afecta a los demás basándote en ti: “eso es lo que yo haría” o “eso no heriría mis sentimientos”, o “no tendría ningún problema con eso, así que esta persona tampoco lo tendrá”, es habitual asumir que las personas con las que te relacionas comparten tus valores, ideas, expectativas y límites. De hecho, a menudo es así, pero los demás pueden tener sentimientos bastante diferentes a los tuyos. Puedes meterte en muchos problemas si actúas basándote en tu propio punto de vista, en lugar de preguntar a los demás.

3.4.2. Sincericidio

El sincericidio es el exceso de honestidad, es llevar al extremo una verdad sin filtros hasta el punto de hacer daño a los demás. Cuando una persona hace un sincericidio, utiliza la verdad sin tener en cuenta al otro, sin respetar su persona. Con el fin de desahogarse, expresa su opinión de forma contundente (ya sea objetiva o subjetiva) en un momento no adecuado, haciendo daño al que escucha.

Entonces, para no herir, ¿hay que mentir? La respuesta no es tan sencilla como para tener dos opciones (decir la cruda verdad o mentir), a veces, una cruda verdad no va a servir para nada e incluso va a empeorar la situación. Lo mejor es comunicar aquello que queremos decir, pero con sensibilidad, encontrando el momento y el contexto adecuado, buscando la mejor manera de hacerlo.

3.4.4. Situaciones en las que la comunicación es útil

Todas. No se me ocurre una situación en la que la buena comunicación sea algo que reste, y ojo, comunicarse no quiere decir hablar. También puede ser mandar un mail a tiempo, hacer un gesto en un momento adecuado, o quedarse quieto y no decir nada.

3.4.5. Cómo empezar a poner en práctica la comunicación

Como hemos visto antes, todo este tipo de cosas es mucho más complicado de poner en práctica cuando lo hacemos con varias personas a la vez. Puedes empezar por practicar la comunicación:

  • En privado, con alguien con quien tengas más confianza, y luego ir aumentando la dificultad (como si fuese un videojuego en el que tienes que subir de nivel).
  • Organizando dinámicas específicas que permitan la comunicación sana y no violenta
  • Escribiendo previamente lo que vas a querer decir, las sensaciones, sentimientos, quejas, etc. que tienes. Eso te ayudará a estructurar tus pensamientos y a comunicarlos de manera más asertiva.
  • Apoyándote en otras personas (con consentimiento previo) para desarrollar y estructurar tus ideas.

3.5. Acuerdos

Según la economipedia, un acuerdo es: “una determinación que toman dos o más Estados, personas o empresas. La decisión final de un acuerdo es el fruto de un proceso de negociación entre las distintas partes”. Los acuerdos son lo que permiten que las relaciones funcionen, ya que son las decisiones tomadas en común por dos o más personas las que llevan a un consenso sobre cómo se va a gestionar la relación (dentro y fuera de esta).

Los acuerdos describen una conducta, reflejan los límites de cada persona y explicitan las expectativas que todas las partes han aceptado. Los acuerdos sirven a la gente como guía para saber qué es correcto y qué no. Permiten a las personas sentirse seguras, las tranquilizan y las protegen, y por eso son una herramienta importante para crear relaciones abiertas con éxito.

Cuando trabajamos en establecer acuerdos, el objetivo es conseguir equilibrio, no igualdad. Esto no es una simple cuestión de semántica; hay una diferencia: Equilibrio significa cubrir las necesidades de todas las personas; sin que nadie crea que está renunciado a demasiadas cosas, o se sienta cohibido en la conversación que genera el acuerdo.

El motivo por el que se busca llegar a un acuerdo es:

  • Porque hay un interés mutuo por mejorar la relación.
  • Hay consentimiento en todo momento.
  • Nadie sienta que se aprovechan de ellos.
  • Todas las personas involucradas estén conformes con la situación.
  • Nadie sienta presión, coerción o que la fuerzan a establecer un acuerdo que no quieren.
  • Si entre las personas que van a establecer un acuerdo hay una diferencia de poder (jefe/trabajador por ejemplo), la persona con más poder debe hacer un esfuerzo para que la otra persona pueda expresarse con libertad.

Las relaciones y las dinámicas personales cambian constantemente, por lo que es importante que los acuerdos sean lo suficientemente flexibles para permitir el cambio. Debemos ir renegociando sin cesar según van cambiando las necesidades, basándonos en la toma de decisiones por consenso, la aceptación y estimulación del crecimiento individual y la apertura a nuevas posibilidades de crecimiento.

Extra tip: Los acuerdos buscan respetar límites, no controlar. Los acuerdos no son para evitar las situaciones complicadas, así que no aceptes algo porque consideres que va a proteger a alguien de tener que enfrentarse a sus propios problemas. Básicamente, los acuerdos tienen que ver con que las personas se sientan seguras y apoyadas.

3.5.1. Necesidades

Según la Wikipedia, “Necesidad es el estado de un ser que se halla en carencia de un elemento, y su consecución resulta indispensable para vivir en un estado de bienestar corporal (y a veces espiritual) pleno. Las necesidades se diferencian de los deseos en que el hecho de no satisfacerlas produce resultados negativos evidentes, como puede ser una disfunción de algo o incluso el fallecimiento del individuo. Pueden ser de carácter fisiológico, como respirar, hidratarse o nutrirse (objetivas); o de carácter psicológico, como la autoestima, el amor o la aceptación (subjetivas).”

Según esta definición, por ejemplo, una necesidad no es comer donuts en concreto, sino alimentarse en general. De la misma manera, una necesidad es que se te escuche con respeto cuando hablas, no que siempre se haga lo que tú digas.

Una parte muy importante de las necesidades es que todo el mundo es responsable de tener sus propias necesidades cubiertas. Eso no quiere decir que no debamos preocuparnos por las necesidades de los demás, son ellos quienes deben comunicarnos sus necesidades y nosotros los que debemos asegurarnos de facilitar un entorno seguro en el que hacerlo. Teniendo en cuenta que la capacidad comunicativa de la gente puede estar afectada por la coerción y las relaciones de poder, y que debemos trabajar entre todos para que todo el mundo pueda comunicarse plenamente (utilizando las habilidades y herramientas descritas más arriba).

3.5.2. Límites personales

Los límites personales son lo que usamos para definirnos como independientes de otras personas, expresar nuestras necesidades y deseos, y acotar las relaciones. Cuando tienes unos límites sanos, reconoces que eres un individuo con tus propios deseos, necesidades y valores. No cargas con los problemas de otras personas como si fueran tuyos ni permites que otras personas dicten tu conducta basándose en lo que ellas desean. Tampoco sacrificas tus propios deseos y necesidades para complacer a otra persona. No intentas controlar a alguien ni permites que te controlen. Los límites son un elemento crucial en una relación saludable de cualquier tipo y las relaciones laborales no son una excepción.

Un ejemplo de límite en una empresa sería no dejar que tu jefe te levante la voz (aunque hayas hecho mal), o no trabajar ni contestar email/llamadas fuera del horario laboral. También podrían ser ejemplo de límites no tener a alguien en plantilla en quien no confías, o despedir a alguien porque haya fallado varias veces cuando se le necesitaba.

3.5.3. Gestión de expectativas

Según Proyectum, en el mundo de la gestión de proyectos, “administrar las expectativas significa que el cliente está informado sobre cómo va progresando el proyecto y qué cambios se realizan, en caso de haberlos”. En este caso se habla de que tú, la empresa, gestionas las expectativas del cliente. Es decir, hay una gestión de expectativas unidireccional.

Sin embargo, dentro de las relaciones no monógamas esta gestión no es unidireccional. Por ejemplo, al expresar nuestros deseos a otras personas, nuestras expectativas aumentan. Del mismo modo, cuando se llega a un acuerdo o se marca un límite, esperamos que este se respete. Es por eso que tú debes ayudar a los demás a gestionar las expectativas que se van creando, pero también debes hacer un trabajo personal para que tus propias expectativas no sean exigencias, y se ajusten y adapten a la situación según la otra persona va cambiando

Cuando ayudas a alguien a gestionar sus expectativas no se trata únicamente de hacer a esa persona consciente de qué espera de algo, sino también de hacerte tú consciente de qué espera esa persona. Por eso una manera sencilla de empezar las conversaciones sobre expectativas es preguntar “¿qué esperas de _____?”.

3.5.4. Situaciones en las que los acuerdos son útiles

En el mundo de la empresa estamos acostumbrados a firmar contratos con clientes y con empresas, al igual que con trabajadores. Un acuerdo se parece mucho a un contrato (de hecho, en el mundo de las relaciones no monógamas los acuerdos se suelen escribir), la diferencia es que la “obligatoriedad de cumplimiento” no es legal, está respaldada por el compromiso mutuo de las personas que establecen el acuerdo.

En una empresa se establecen acuerdos continuamente: la organización de las reuniones y su frecuencia, los procesos (de todo tipo), la cultura organizacional, y muchas más cosas. Si ya lo hacemos, seguro que somos capaces de extrapolarlo a cómo se comunican las malas noticias, cómo se llama la atención al resto del equipo, o a cómo se tienen conversaciones complicadas.

Es importante entender que hay acuerdos menos debatibles que otros (como un contrato ya firmado), en los que debemos ser claros porque son menos debatibles. Y hay otros que son más debatibles, y que probablemente por el hecho de ser más democráticos sean más constructivos para el equipo (ya que ayudan a que la gente sienta que se la tiene en cuenta, y tenga la capacidad plena de hablar).

3.5.5. Cómo empezar a poner en práctica los acuerdos

Lo principal para poder llegar a un acuerdo es poder tener una conversación en la que todo el mundo presente se sienta lo suficientemente cómodo para decir lo que piensa. Una forma de conseguir eso es creando un “espacio seguro”. Un espacio seguro ​​es un lugar o entorno en el que una persona o un colectivo de personas puede sentirse segura de que no estará expuesta a la discriminación, la crítica, el acoso o cualquier otro daño emocional o físico.

Extra tip: Artículo de Forbes sobre cómo generar un espacio seguro: 15 Ways Your Organization Can Create A Safe Space In A Divisive World.

Aunque parezca algo muy complejo de conseguir, en mi opinión la mayoría de los acuerdos se empiezan a construir partiendo de una frase como “¿Cuándo tienes 15 minutos? Me gustaría hablar de _____ contigo”.

3.6. Cuidados

Los cuidados son la base de cualquier relación, sea de pareja, de amistad, familiar, o de trabajo. Son la manera de adaptarnos a los deseos y necesidades de las otras personas sin dejar de tenernos en cuenta. En resumen, cuidar es tener en cuenta la realidad de cada persona con la que interactuamos, y adaptar a ellas nuestra manera de comportarnos.

Para poder cuidar bien, es necesario tanto trabajar la empatía, la asertividad, la responsabilidad afectiva, la comunicación y los acuerdos (entre otras muchas cosas); como que lo hagamos en una comunidad, donde todos nos cuidamos a todos, y así, si en algún momento alguien no puede cuidar, la red de cuidados se encarga de cuidarle y de que no le falten cuidados a nadie. Además, una red de cuidados o de apoyo simplifica las tareas individuales de cuidados de cada uno.

Algo a tener en cuenta en los cuidados es lo relevante que es la adaptabilidad. Las personas cambiamos, no solo a largo plazo sino también a corto, y es importante que los cuidados se vayan adaptando a esos cambios (para lo cual es necesaria la comunicación).

Extra tip: Es fundamental tener en cuenta que a lo largo de la historia el rol de cuidar ha recaído en las mujeres, por lo que es crucial que los cuidados se repartan de manera equitativa entre todas las personas implicadas.

3.6.1. Situaciones en las que los cuidados son útiles

Algunos ejemplos de cuidados en el entorno laboral son ayudar a una nueva compañera a integrarse en el equipo, dar apoyo a un compañero de trabajo que lo está pasando mal por algún motivo personal, facilitar el trabajo de los demás, etc.

3.6.2. Cómo empezar a poner en práctica los cuidados

Aunque suene “absurdo”, si no sabes por dónde empezar a cuidar a tus compañeros de trabajo, puedes comenzar por intentar pensar en cómo les tratarías y cuánto te involucrarías en sus problemas y su bienestar si fuesen amigos tuyos de toda la vida. No quiere decir que les tengas que tratar como tal, sino que simplemente hagas el ejercicio de reflexionar qué podrías cambiar.

Uno de los espacios donde más se pueden llevar a cabo los cuidados en una empresa son en las reuniones one-to-one de feedback que los trabajadores suelen tener con sus jefes a solas. Si en vez de que el jefe empiece con un “¿Qué tal?” insípido, se asegura de preguntar cómo está, si está a gusto o no, y se preocupa de verdad, entonces el trabajador se sentirá cuidado, y probablemente la reunión sea mucho más fructífera.

4. Primeros pasos

Es muy probable que cuando empieces a hablar de este tipo de cosas en tu trabajo la gente te mire raro. Recuerda que cualquier cosa que valga la pena mantener requiere mucho trabajo y pasar por algunos momentos complicados. Así que tómatelo con calma, sé paciente, sé persistente, muestra tu disposición a escuchar a todo el mundo. Recuerda que si estás intentando hacer lo correcto en la vida con las personas con quienes trabajas, ya has adelantado mucho camino.

Cuando cada persona trabaja en sí mismo, y en mejorar las dinámicas y las relaciones que tiene con los demás, todo suele ir a mejor. ¿Qué significa eso en una empresa? Significa que la gente está más a gusto trabajando, se implica más, busca la forma de mejorar las cosas, etc. Aunque parezca mentira, invertir tiempo en cosas como la empatía, la asertividad, la comunicación, etc. va a ayudar a tener un impacto positivo en la productividad de una empresa y, sin lugar a dudas, siempre va a enriquecer el ambiente laboral, y cuando este mejora, los resultados mejoran, así que sí, es una buena inversión.

Extra tip: Puede que después de mucho tiempo y mucho esfuerzo te des cuenta de que en esa empresa no hay nada que hacer, así que si la situación en la que te encuentras no es sana para ti, puede que la única opción que tengas sea buscar otro trabajo. No digo que sea fácil, pero te mereces tener un trabajo en el que se te trate como a una persona, se te cuide y que hagas estando a gusto.

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