Columna
‘Perdidos’ es la serie perfecta
Perfecta para despertar a los trolls, se entiende
Cuando se publica esta columna ya he tenido que bloquear a más de uno en mis redes sociales. Por pesado. Yo sigo siendo de bloquear, soy un clásico. No tenía ni la más mínima duda de que, en cuanto dijese en un programa de televisión que Perdidos no pasará a la historia de las series por ser ni de las mejor escritas ni de las mejor interpretadas, alguno saltaría automáticamente a ponerme a parir desde algún perfil anónimo. Block.
No se habrá preocupado ni de escuchar el final de mi argumentación (el final de mi frase, de hecho, más fácil no lo puedo poner) en el que defiendo a muerte esa serie como fenómeno socio-cultural imprescindible para entender el panorama actual de la industria del entretenimiento doméstico. Líbreme Dios (líbreme Shonda Rhimes) de negar la importancia de Perdidos en la configuración de la seriefilia actual: su obsesión con el spoiler, su afán completista, sus comportamientos sectarios y su anti-esnobismo tremendamente esnob vienen en gran medida de la serie que (n)os obsesionó entre 2004 y 2010.
Pero algo me dice que no es ésa una serie que muchos quieran ver dos veces.
Más unpopular opinions: no lo merece. Perdidos es tan fruto de su tiempo que sin su tiempo apenas tiene sentido. A cambio, sus grandes hallazgos lo son cada vez más, grandes y hallazgos. Su episodio piloto es para mí uno de los mejores jamás hechos. Que el final sea uno de los peores es lo de menos. Sigamos para bingo hater: el cierre de Perdidos es tan desganado como el acto final de El club de la lucha, otro mito fundacional del troll de redes sociales básico.
Poner como avatar de tu cuenta una imagen de Tyler Durden es de primero de troleo. Amar Perdidos porque sí y defender su final porque “tú no lo has entendido”, de segundo. A leer los textos hasta el final no les enseñan hasta cuarto o quinto. Y hasta sexto no les cuentan que, desde que existe la opción de silenciarlos en Twitter, no escuchamos su turra y al tiempo no les damos el trofeo de verse bloqueados por alguien “que no tiene ni puta idea”. También dije ayer que Breaking Bad no era la mejor serie del mundo. Por si lo de Perdidos no calaba.
