No, El Nuevo Día: no sabemos si el COVID-19 cede en Puerto Rico

Alexis R. Santos-Lozada
6 min readApr 22, 2020

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También publicado en ONCE.

El 21 de abril El Nuevo Día tituló su noticia de portada así: “El COVID-19 parece ceder en Puerto Rico”. A continuación, explico las inconsistencias entre la noticia y los planteamientos hechos por científicos que no nos escondemos para discutir estos temas.

Comencemos con esta afirmación: “A pesar de que la tasa de letalidad del coronavirus rondaba el 5%, el aumento diario en el número de muertes se mueve a la baja lo suficiente, según entendidos, como para que el gobierno comience a reanudar la actividad comercial y social de manera paulatina”.

El problema –uno bastante mayúsculo para los “entendidos”– es que no sabemos a ciencia cierta cuál es la tasa de letalidad del COVID-19. Y no sabemos con exactitud cuál es la letalidad porque no sabemos cómo este se ha propagado en Puerto Rico, ya que los datos utilizados para el monitoreo de esta enfermedad contienen errores que no podrán subsanarse, según el Instituto de Estadísticas.

Aquí otro error: Puerto Rico cuenta con una tasa de pruebas realizadas extremadamente baja en comparación con otros estados y países. Solo por esto no podría recomendarse la reanudación de la actividad comercial. Pero consideremos, además, que no tenemos idea de cuáles son los focos de infección a nivel municipal –un problema atribuible, otra vez, a errores en el método de recopilación de datos–.

En la noticia se indica que, como “la tendencia luce tan alentadora”, no habría necesidad de montar un hospital masivo ni de mantener el cierre total. Nuevamente, es difícil llegar a esa conclusión por la simple razón de que es imposible establecer una tendencia con los datos que publica el Departamento de Salud.

La noticia justifica sus premisas basándose en un “modelo estadístico preparado por médicos y que está centrado en el número de muertes asociadas al COVID-19 en Puerto Rico”. La justificación, sin más, no exime al medio, ni a los médicos que desarrollaron el modelo, de compartirlo públicamente para el escrutinio de la comunidad científica. La ciencia no es sino una conversación que nos ayuda a acercarnos a la verdad.

En el plano internacional, uno de los modelos más citados es el del Institute for Health Metrics and Evaluation. Este ha sido duramente criticado porque depende de los datos que lo alimentan y de ciertos supuestos estadísticos. Precisamente lo mismo sucede en Puerto Rico. He utilizado diariamente los datos que alimentan el dashboard para trabajar modelos de crecimiento y propagación. Las diferencias son evidentes.

Mientras el Departamento de Salud y los “médicos” citados sin nombre y apellidos en la noticia no compartan sus modelos y los hagan disponible al escrutinio de todos, es difícil confiar en ellos. Yo no confío en ningún modelo que descanse en datos incompletos y no apostaría la vida de personas en ellos. Expertos de calibre mundial en proyecciones y estimados, como Mathew Hauer y Beth Jarosz, han escrito que producen modelos constantemente para consumo propio, pero no para tomar decisiones a nivel gubernamental.

Tampoco se salva la noticia con justificar que el modelo “ha sido examinado por personas con conocimiento estadístico y del ámbito financiero”. La ciencia no se esconde bajo mantos de anonimato. La salud pública tampoco. Es menester de los científicos y profesionales ser transparentes sobre sus conclusiones y discutirlas ampliamente.

La noticia argumenta que, tras examinar los datos de países como España, Italia y Corea del Sur, “la variable de muertes parece ser más confiable para entender el alcance de la pandemia”, por lo que esa variable fue la que se utilizó. El detalle es que estos países tienen sistemas de monitoreo continuo y, en ellos, ha sido la comunidad científica quien ha sonado la voz de alerta –sin tapujos y sin esconderse tras el anonimato–. En el caso de Puerto Rico, no hay comparación que valga.

Los datos de mortalidad, que recopila y publica el Registro Demográfico, tienen cierta tardanza. Las muertes no se registran inmediatamente pues hay todo un proceso para que ese dato –la defunción– llegue a las bases de datos que se comparten con la comunidad científica. Al momento, la base de datos del registro solo incluye 323 muertes para abril de 2020, y se añadieron muertes para noviembre y diciembre de 2019, así como para los primeros tres meses del año. Debido a esto, los datos de mortalidad, al momento, no permiten concluir nada sobre el costo humano del COVID-19 en Puerto Rico.

Es decir, no hay datos, basándonos en la “variable de muertes”, para concluir que no hay un aumento en la mortalidad. La base de datos del Registro Demográfico está actualizada hasta el 13 de abril de 2020. Los expertos que desconocemos y que se citan en el artículo, ¿tuvieron acceso a otros datos antes que la comunidad científica? ¿Cómo accedieron a ellos? ¿Quién los proveyó? Los datos necesitan ser contextualizados y explicados responsablemente. Cuando un científico o profesional emite un juicio, el mismo es respaldado por su nombre y sus credenciales. Es difícil dar valor a los juicios presentados en el artículo.

En la noticia también se argumenta que Triple-S Salud y MSO Puerto Rico solo han reportado 293 asegurados recibiendo servicios bajo un diagnóstico de COVID-19, lo que sería otra evidencia de que el virus está “cediendo”. Esto tiene una explicación sencilla: no se están realizando suficientes pruebas. Puede haber muchos asegurados recibiendo servicios por COVID-19 sin haber sido diagnosticados –ya sea porque se les niega la prueba, porque no tienen acceso a la misma, o porque no saben que están contagiados–.

Igualmente, se plantea la posibilidad de relajar las medidas de distanciamiento físico y cierre de empresas no esenciales. Independientemente de si hayan sido efectivas o no, estas medidas no se pueden flexibilizar sin considerar que puede haber una segunda ola de contagios. En el caso de la gripe española del 1918, que se ha comparado con el COVID-19 en cuanto a su comportamiento de propagación, lugares como Denver, Filadelfia y San Francisco observaron altas tasas de mortalidad en la segunda ola y no en la primera. Flexibilizar estas medidas con datos insuficientes, como los que tenemos, podría poner en riesgo a la población y eliminar cualquier victoria lograda en las pasadas siete semanas.

Finalmente, se intenta justificar el título de la noticia aludiendo a que antes “los casos positivos se duplicaban cada tres días”, lo que ya no ocurre.

Ciertamente, esto es así con los datos disponibles. Pero a esto habría que añadir una baja tasa de pruebas realizadas y la existencia de casos donde estas se le niegan a personas porque no manifiestan los síntomas, como Joshua James Sánchez, una de las víctimas del COVID-19 y a quien le hicieron la prueba la tercera vez que la solicitó –cuando ya era muy tarde y presentaba fallo respiratorio–. El problema es mayor, pues a diario vemos como familiares y amigos expresan en las redes sociales cómo se las niegan a sus conocidos.

La fuente principal y anónima del artículo indica que sus premisas están basadas en los datos. “Si estos números son correctos, lo positivo es que el gobierno fue efectivo en declarar la cuarentena y la gente entendió y siguió los consejos y ya no hay manera de continuar justificando el cierre. Hay que abrir poco a poco”, dijo.

He descrito que los datos no son correctos, así que las conclusiones de la fuente no se sostienen. Sin embargo, parece existir un esfuerzo concertado –evidenciado por una encuesta de opinión administrada por Inteligencia Económica– para reanudar la actividad económica del sector privado a principios de mayo. Orville Disdier, director ejecutivo del Instituto de Estadísticas, catalogó como “peligrosa” la reapertura de negocios con los datos existentes y recomendó aumentar la cantidad de pruebas realizadas.

La gobernadora debería escuchar a la comunidad científica y confiar en el personal del Instituto de Estadísticas, que clama por ayudarla en la misión de mantener a Puerto Rico seguro. Al fin y al cabo, todos queremos reducir el costo humano del COVID-19 en la isla.

Colaboración con ONCE.

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Alexis R. Santos-Lozada

Demographer (I count things) + Population Health Scientist and Expert Data Dueler. Puerto Rico 🇵🇷 to the 🌎🌍🌏