Historia de la enfermería

Annya Rodriguez
5 min readJan 25, 2018

La palabra enfermería deriva del latín infirmus, que vendría a ser algo así como lo relacionado con los no fuertes. Se podría decir que la enfermería es tan antiguo como la humanidad ya que las personas siempre han necesitado cuidados de enfermería cuando están enfermos o heridos.

Se cree que la figura de la enfermera apareció en durante la Edad Media. Las enfermeras eran en su mayoría mujeres sin formación que ayudaban a traer niños al mundo o era nodrizas. Por otro lado, el cuidado de los enfermos estaba muy asociado a las monjas, con más formación y un voto religioso que les impelia a cuidar de los más débiles. De cuidar a los enfermos se Monjas tenían más formación y cuidados a los enfermos.

En 1259, los Hermanos de Alexian comenzaron el ministerio de cuidado de los enfermos y hambrientos, que todavía existe hoy en muchos países, incluyendo Estados Unidos. La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se formó en España en 1550. Desde 1550 a través de 1614, San Camilo de Lelis atendía a los enfermos y moribundos en el Hospital de Santiago en Roma. No fue hasta 1633 cuando San Vicente de Paul fundó la Hija de la Caridad, donde las mujeres comenzaron a jugar un papel más importante en la enfermería organizada.

A lo largo de los años, las guerras han aumentado la necesidad de enfermeras y han tenido una gran influencia en la evolución de la enfermería. Florence Nightingale, es ampliamente considerada como la madre de la enfermería moderna, destacando por sus servicios en la guerra de Crimea de 1853 a 1856. Sus esfuerzos de saneamiento disminuyeron drásticamente la tasa de mortalidad y a su vuelta fundó la Escuela Florence Nightingale para Enfermeras en Londres. Fue el primer paso para la auténtica profesionalización de la enfermería. En 1861 las enfermeras empezaron a usar uniforme. Hoy día, la enfermería es ampliamente reconocida en el mundo.

El crecimiento de los hospitales

La idea de los hospitales urbanos fue acogida con apoyo y aprobación, y en algunos casos los hospitales pasaron de forma amistosa del control eclesiástico al seglar. Aumentó rápidamente el número de hospitales. Varios factores contribuyeron a la demanda de más hospitales: los hospitales existentes se habían organizado como orfanatos, hostales para viajeros y enfermos y casa de caridad; las enfermedades contagiosas eran incontrolables. En general, los hospitales se edificaban para cuidar a los enfermos pobres.

Las prácticas de administración e higiene variaban de un hospital a otro; a veces eran buenas y otras no. Los cuidados de enfermería se dispensaban las 24 horas al día. Con el paso de los siglos, no siempre hubo una dotación suficiente de enfermos. Se generalizó la práctica de emplear a individuos de poco carácter para aumentar la dotación de personal de enfermería… Era el primer atisbo de decadencia en la enfermería, decadencia que acabaría por producirse y que persistía durante un largo y terrible periodo.

El primer hospital británico fue el de York. También era una casa de caridad y tenía un pabellón para leprosos. La enfermería de estos hospitales la ejercían mujeres de noble cuna, que además practicaban la enfermería vecinal en los hogares de los pobres. La organización de estos incluía ambos tipos de servicio de enfermería.

Los hospitales y los reformadores

El resultado inmediato de la disolución monástica fue que la gente se quedó sin hospitales y posadas de los que había dependido durante muchos años. Siguió un periodo de rápido deterioro en el cuidado de los enfermos y de los pobres. Se produjo un declive en la calidad del servicio público, en particular para los enfermos. En esta época de insensibilidad y brutalidad, ni los gobernantes ni los médicos se preocuparon lo más mínimo por elevar la enfermería o mejorar las condiciones de los hospitales.

El nacimiento de la enfermería moderna

Las órdenes de las diaconisas que habían existido en la época de Cristo fueron reavivadas por las iglesias protestantes durante el s. XIX. El cuidado de los enfermos se convirtió en su principal deber. Kaiserswerth se le atribuye la creación de la primera orden moderna de diaconisas.

Este instituto dejó una huella indeleble en toda la enfermería. Influyó a Florence Nightingale. El pastor Fliedner, en 1828 se casó con Friederike Münster. El matrimonio centró su atención en el cuidado de los enfermos y abrió un pequeño hospital con una escuela de formación de diaconisas. Su primera diaconisa, Gertrude Reichardt, hija de un médico, ingresó en 1836. A finales del primer año otras seis mujeres se le habían unido para recibir formación. Se las enviaba a cumplir tareas de distrito, hospitales o privadas, o bien a lejanos campos de misión.

El movimiento del instituto se extendió rápidamente que se tuvieron que adquirir otras dos casa anexas, e incluso tuvo que reconstruirse el propio instituto, que resultaba demasiado pequeño para albergar a las diaconisas. El programa de enfermería incluía una rotación por los servicios clínicos hospitalarios, formación de enfermería domiciliaria, aprendizaje teórico y práctico del cuidado de los enfermos, conocimientos de ética y doctrina religiosa y un nivel suficiente de farmacia para superar los exámenes estatales para farmacéuticos. Duraba tres años. El principio de que las enfermeras debían cumplir exactamente las órdenes del médico y que éste era el único responsable del resultado.

La estructura de organización evolucionó, se dividieron en cuatro áreas: enfermería, ayuda a los pobres, cuidado de los niños y trabajo de auxilio a las mujeres presas y las “Magdalenas”. Friederike falleció en 1842. Fliedner se casó con Caroline Bertheau (1811–1892), quien había ejercido durante 3 años como superintendente del departamento de cirugía de mujeres del Hospital de Hamburgo. Su experiencia de enfermería resultó muy valiosa para la continuación del trabajo del instituto.

El nacimiento de la Cruz Roja

Otro estímulo para la reforma de la enfermería culminó con la creación de la Cruz Roja internacional. Su fundador fue J. Henri Dunant. Deprimido al comprobar la falta de servicios médicos reclutó a gente de la localidad para que proporcionara la ayuda o cuidados de enfermería que le fuera posible. A continuación hizo un llamamiento a varios gobiernos europeos para crear un organismo internacional que brindara ayuda voluntaria de enfermería en los campos de batalla.

En 1862 publicó el famoso Recuerdos de Solferino, que contenía la idea embrionaria para el nacimiento de la Cruz Roja.

Todos los gobiernos acordaron honrar a las enfermeras de la Cruz Roja como no combatientes y respetar sus hospitales y demás instalaciones.

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