Un país, una vida y 23 kilos

amir richani
3 min readJul 20, 2018

“Cuidado con el sobrepeso” nos decían, “van a tener que pagar por cada kilo de mas”, mientras nosotros empacábamos las cosas necesarias para comenzar una nueva vida en otro lugar.

Era muy fácil decirlo, “ni un kilo de mas” pero como hacerlo? Resumir tu vida, tu identidad y tu país en una caja, una maleta. Unas chaquetas para el invierno, “por que allá hace frío” y solo las cosas mas importantes.

Después de tantos años fuera de mi país, recuerdo aquellos momentos cuando pensábamos que la salida sería por corto tiempo, y que volveríamos a las calles en donde nos sentimos en casa, en donde crecimos, volver a ellas para construir un mejor país.

Que hago con las fotos de mis amigos? Llévate solo algunas, que dentro de poco estaremos de vuelta, o no. Todos mis recuerdos se quedaron en cuatro paredes, en una habitación que solo se lleno de polvo, por que eso es lo único que le ha entrado en todos estos años.

Como me llevo a mis amigos, a mis memorias, a esos profesores que me ayudaron a crecer en una etapa tan importante de mi vida; los debates de cómo mejorar al país, el llano, las playas, el amor del venezolano, como hacemos para empacar todo eso en 23 kilos?

Una fuerza mayor que nos arrebato, sin preguntar, vivir nuestra juventud. Ahora queda un sentimiento de vacío, de impotencia de querer ayudar al crecimiento de nuestro país. Un país en donde compartiríamos nuestras vivencias mas bonitas, en un “vive tus 20s por que en lo que llegues a los 30, ya no hay vuelta atrás”

He vivido mis 20s fuera de mi casa, de mis calles, de mi país, de mi Venezuela. A pesar de que he aprendido y crecido como persona, siempre me queda las nostalgia de no haberlo hecho en mi tierra.

Hoy millones de Venezolanos hacen lo mismo, el éxodo cada vez se me parece mas a la migración de los libaneses durante la guerra civil. Esa diáspora de venezolanos que mantiene su calor y el amor a su nación, como lo hizo mi madre por su amor al Líbano.

A pesar de ser duro, los venezolanos estamos hechos de cobre y de mar caribe. Nuestro espíritu inquebrantable nos ha llevado a luchar y triunfar en otros países. Y claro, como venezolanos que somos, siempre buscamos salir adelante.

Pero después de todo este tiempo, de progresar, de aprender, sigo pensando en esa maleta de 23 kilos. En lo fácil que fue salir del país pensando que volveríamos pronto y en lo difícil que se ha convertido regresar.

Hay una cosa que tengo por seguro, y es que en lo que volvamos, esa maleta de 23 kilos no solo va a estar repleta de logros, si no de extenso aprendizaje y la voluntad de crear, una vez más, una Venezuela maravillosa.

Por que todos sabemos lo doloroso que es extrañar a Venezuela, pero mas doloroso es pensar en un futuro sin ella.

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