Ainhoa Medina Pardo
7 min readJun 10, 2020

Carolina Vázquez Rodríguez| Profesora de Psicología de la UMH

“Los bebés nacen con los estereotipos de género interiorizados

La profesor Vázquez da una clase en la Universidad de la República en Montenvideo (Uruguay)| Imagen cedida por Carolina Vázquez

La bofetada de un chico a una chica en la calle sorprendió a la adolescente Carolina Vázquez Rodríguez. Desde ese momento, se ha preguntado de dónde viene esa discriminación. Por eso estudió Psicología y su tesis trató sobre los estereotipos de género. La docente Vázquez pertenece al Grupo de Investigación en Psicología Social Aplicada (GIPSA) de la Universidad de Murcia (UM) y es profesora en la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. En 2012, publicó el libro Cambiemos los estereotipos. El desafío del Siglo XXI: La deconstrucción de los estereotipos junto con la psicóloga Mª Carmen Martínez.

¿Un representación de estereotipo de género serían las señales de los aseos donde los hombres llevan pantalones y las mujeres vestidos?

Efectivamente. De hecho, hay algún análisis sobre lo que sucede durante las oposiciones en las colas de los aseos para los hombres y las mujeres en relación a la distribución de los espacios. Ellas duplican las colas debido a que invierten el doble de tiempo, aquí la distribución no es igualitaria si ellas tienen que esperar más tiempo, hay de una diferenciación clara en el acceso a un espacio o público partiendo de los los estereotipos.

¿Qué significa la amenaza del estereotipo?

La amenaza del estereotipo es una creencia irracional con una serie de ideas preconcebidas, generadas a través de los estereotipos de género. La tradición histórico cultural basada en el patriarcado hace que cualquier cuestión relacionada con la diferenciación por género pueda suponer una amenaza entre la categoría de hombre y la de mujer. Ahora se intenta eliminar este binarismo, y se sigue trabajando en ello.

¿Y cuándo aparece?

Esa amenaza va inherente en toda esta tradición histórico cultural. Los estereotipos de género están muy interiorizados y cuesta desprenderse de ellos. Antes de nacer ya se socializa en esa diferenciación entre cómo tiene que ser un niño o una niña. Por lo tanto, yo creo que la amenaza está desde el minuto cero.

“Mis compañeras compatibilizan su carreras profesionales con la vida familiar, algunos hombres no tienen esa necesidad, saben que sus parejas se encargan del cuidado”, comenta la psicóloga de la UMH

Se ha estudiado que se coge diferente a un bebé si se piensa que es niño o niña.

A un niño lo ponen hacia arriba, el mensaje es “venga, vete al mundo que es tuyo”. Mientras que a una niña la acurrucan, la protegen. Ya se construye una identidad marcada por el género.

El rol de género sería como el papel que tiene que interpretar una mujer y un hombre que son impuestos por la sociedad, ¿no?

Los estereotipos de género son una serie de atributos que se le asigna a una persona por pertenecer a la categoría de hombre o mujer basados en creencias. La identidad de género se construye de esa socialización. Entonces, el género es la socialización del sexo que sería lo biológico. En esa construcción social, se crea la propia identidad de género, que consiste en comportarse como la sociedad quiere por todos los mandatos de género y el imaginario colectivo que hay construido de cómo debe comportarse una mujer y cómo debe comportarse un hombre. Se asume ese rol y esas creencias estereotipadas empiezan a formar parte de esa identidad de género. La consecuencia de todo eso es la jerarquización que se produce a la hora de la construcción social de la categoría de hombre y de mujer. En esa construcción social, se crea una situación de diferenciación donde el hombre siempre está en una posición superior a la de la mujer, todo viene por esas tradiciones histórico culturales del patriarcado, el machismo y de esas creencias que han hecho que los papeles de las mujeres sean unos y los del hombre sean otros. Por un lado, la mujer se encarga de reproducir y del cuidado en el ámbito privado esto no tiene reconocimiento social, por otro, el hombre produce en lo público y sí que tiene valor social . Esta diferenciación ha hecho que el hombre se sitúe en esa posición de superioridad y se construya todo el entramado lingüístico, social y cultural desde esa jerarquización. La manifestación de esto son los roles de género.

También se habla de sesgo de género. ¿Sería la diferencia salarial entre hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo?

Eso sería un ejemplo de brecha salarial. Hay muchos ejemplos donde aparece la brecha salarial, o incluso la diferenciación en el acceso a determinados puestos según el género, ahí estaría ese sesgo de género. Hay empresas en donde vemos cómo esto se produce. En concreto, yo conozco alguna donde las mujeres no pueden acceder a algunos departamentos por el hecho de serlo, este sería el ejemplo claro y manifiesto de sesgo de género. Al final estamos en un mundo construido por hombres, el androcentrismo, esa visión del mundo desde lo masculino hace que en ocasiones estos sesgos sean muy manifiestos. Gracias al feminismo la mujer ha avanzado, pero todavía queda muchísimo por hacer. Cuesta reconstruir todo esto que está organizado con tanto tiempo atrás, pero se dan pasos y se cambia. Se tiene que empezar a entender lo que es el feminismo y como lo que pretende es esa búsqueda de igualdad en derechos.

Y de oportunidades.

Evidentemente. En época de crisis las que suelen perder el empleo son las mujeres, los trabajos a tiempo parcial son de ellas. En general, el sueldo de las mujeres es como el apoyo al principal, el del hombre. Los trabajos más precarios suelen ser de las mujeres. La economía sumergida la sostienen las mujeres y la población inmigrante.

El 17% de las mujeres dejan el empleo porque son madres, según el informe “Fecundidad y valores en la España del siglo XXI” el centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2006.

La responsabilidad del cuidado recae la mayoría de veces en las mujeres por esos roles que ha ido interiorizando. Reducen espacios de lo público para darle tiempo a lo privado, al cuidado que se supone que es su papel fundamental según esa tradición histórica cultural de la que hablábamos. De hecho, cuántas rectoras ha habido en la universidad, en la UMH, ninguna; en la UMU, ninguna; presidentas del Gobierno, ninguna. La mujer es capaz de llegar a esos puestos de poder, pero la responsabilidad del cuidado le impide estar en esos niveles por el techo de cristal o el suelo resbaladizo. Al final, el familismo ambivalente, ese sentimiento de culpa por abandonar el cuidado, de no descuidar la parte privada para darle más tiempo a la pública le dificultad ese acceso.

El techo de cristal es la dificultad que las mujeres tienen para alcanzar los puestos de poder.

Efectivamente, y se llama así porque es invisible, no hay nada escrito que les impida llegar a esos puestos de poder, pero la interiorización de esos estereotipos de género y las identidades de género junto con los roles que tenemos que desempeñar las mujeres les dificulta poder acceder. Si las reuniones son fuera del horario laboral o por la noche, se debe conciliar y tienen que renunciar a determinados puestos por la dificultad para poder trabajar y estar con la familia. En el ámbito universitario, para promocionar tienes que tener estancias fuera. Yo he visto a compañeras que buscan la forma para poder irse y no abandonar la responsabilidad del cuidado. Mientras que también he visto otros compañeros que no se han cuestionado tanto el hacer estancias fueras porque sabían que sus parejas se quedaban a cargo del cuidado. Si se analizan los currículos universitarios de las mujeres, aquellas que han tenido hijas o hijos tiene parones por cada baja maternal donde la crianza le has dificultado continuar con su producción científica y esto se penaliza, no se valora.

Tampoco lo tienen en cuenta.

En lugar de valorarse, se penaliza. Todo eso está cambiando, pero en muchos sectores se ve y es muy obvio.

Un concepto que aparece es la brecha de género. ¿Esto se produce cuando un género predomina sobre otro en cualquier ámbito?

Correcto. Eso también se ve.

Ahora se habla del empoderamiento de las mujeres.

Si, es un término que ha entrado con fuerza. Además, desde el feminismo se usa mucho, pero muchas veces se malinterpreta, se piensa que la mujer se tiene que sentir superior al hombre, no es eso. El empoderamiento es valorar lo que las mujeres tienen y que demuestren sus fortalezas con el reconocimiento de la sociedad. No busca repetir ese modelo masculino jerárquico donde las mujeres se posicionan por encima del hombre.

La profesora Vázquez afirma que los niños y las niñas se pueden identificar como iguales gracias a la coeducación

Otra expresión que suele salir mucho es el Síndrome del impostor. Esto pasa cuando las mujeres llegan a puestos que son masculinos.

Claro, hay puesto que se consideran estereotipadamente femeninos y otros masculinos donde la mujer tiene que adoptar esos roles masculinos para ser aceptada dentro de ese círculo. Si no asumen los roles masculinos, se queda fuera, e incluso al llegar, a consecuencia de este síndrome, en ocasiones no se sienten merecedoras de dicho puesto.

Las niñas sobre los 5- 7 asimilan que la inteligencia es una característica masculina.

Eso se desarrolla en el proceso de socialización donde el tratamiento que se le hace a las niñas y a los niños en ocasiones es diferente. Hay un estudio que habla sobre como nos referimos a los niños y a las niñas y como los adjetivos que utilizamos para definirlos y nombrarlos hacen que se construyan desde esa identidad marcada por las diferencias de género.

¿Se ha analizado que se puede hacer para que esto cambie?

La coeducación intenta que se erradiquen los estereotipos de género y el lenguaje sexista, y que niños y niñas se perciban como iguales. Desde los colegio se imparten talleres para que las niñas se acerquen a la tecnología, mediante juegos donde no haya diferencias de género o con la identificación de los estereotipos en los cuentos. Cuando terminan estas dinámicas, los niños y las niñas se dan cuenta que pueden hacer exactamente lo mismo, toman conciencia de las diferencias de género que muchas veces establece la sociedad.