En mi generación y en mis círculos de activistas veo que hay cierto “progresismo”. Muchos de ellos están compuestos por seres que se cuestionan. Que son de izquierda. Que buscan ciudades que estén hechas para personas y no para autos. Hombres que se asumen aliados feministas (porque ya saben que autonombrarse feministas levantaría las cejas de sus amigas, yo incluída) y empoderan a las mujeres a su alrededor.
También están los amigos que son de izquierda pero que les falta un cachito para ser aliados feministas. Todavía están en grupos donde mandan fotos de morras. Todavía dicen cosas como “no seas nena”. Todavía le dicen feminazi a la amiga feminista. Ejercen violencias sobre las mujeres a su alredador, les dicen exageradas. Son micromachistas. Después de todo, ser de izquierda no garantiza perspectiva de género.
Hoy me dirijo a los que están en grupos de nuevas masculinidades. A ustedes quienes cuestionan quiénes son, por qué son cómo son, por qué caminan como caminan, por qué se visten como se visten. (También me pregunto por qué en ciclos feministas siempre tenemos que incluir masculinidades como uno de los ejes (?)).
Yo les digo: qué bueno que estén cuestionándose todo esto. Qué bueno que los feminismos llegaron a sus vidas y les han hecho ver que no tienen que ser hombres de la manera en la que los media y la sociedad les han impuesto. Qué bueno que aprendieron a ceder espacios a sus compañeras mujeres. A ceder la voz. Pero ¿les digo algo? no es suficiente.
Mientras ustedes se pintan las uñas y transgreden lo típico de la masculinidad nombrándose con pronombres femeninos, a nosotras nos siguen matando. Háganlo, descúbranse. Descubran la femineidad que llevan dentro, píntense las uñas y vístanse de morra, pero hagan su chamba entre hombres.
No los veo “evangelizando” a sus pares. Mis amigas y yo luego estamos haciendo chamba. Moviendo los hilos con los hombres cercanos a nosotros. Explicando por qué x o y es machista. Cuestionando. Denunciando. Yo a ustedes no los estoy viendo evangelizando a hombres en feminismos. Sí, les hemos dicho que dejen que las mujeres hablemos, que nosotras hablemos, pero ¿y en los espacios de hombres? Los feminismos no son exclusivos de nosotras y aunque nos haga ruido que se presuman que son feministas, a veces parece que se pelean más con nosotras por que los dejemos llamarse feministas que con otros hombres por ser machistas. Hay mucho macho progre que luego presume ser feminista y resulta ser machirrín de clóset. Esperamos más de ustedes.
Les toca ser incómodos. Les toca irrumpir. Les toca casi romper amistades con quienes ejercen violencia machista. Así como lo hacemos nosotras. Les toca evidenciar. Alzar la voz. Con que cada uno de ustedes evangelice a 5 hombres en su vida, tendríamos un importante progreso. Les toca señalar cuando en grupos de trabajo, de activismo o de ciudad, haya violencias machistas. Les toca ser la tía feminista incómoda frente a otros hombres.
Así que amigos hombres, les imploro: apúrense. No tenemos tiempo para esperar a que descubran el feminismo orgánicamente. Necesitamos que todos tengan feminismo.
