Somos los inmigrantes, un corto animado que retrata el drama de los refugiados centroamericanos

Ana Luisa González
4 min readFeb 2, 2017

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Catalina Matamoros lleva casi cuatro años viviendo en California; pasó tres años dibujando figuras animadas en la escuela de cine con más tradición en Los Ángeles. Ahora vive en San Francisco, donde termina su residencia artística en airbnb mientras su último corto viaja por varios festivales de corto animado.

Somos los inmigrantes cuenta la historia de una familia de inmigrantes centroamericanos que cruzan la frontera para buscar otra vida en los Estados Unidos.

“La película narra la travesía de los inmigrantes al cruzar la frontera y las peripecias que tienen que atravesar”, dice Matamoros. Y en ese viaje se cuelan escenas desgarradores con la desintegración de una familia. Un padre y uno de sus hijos mueren al pasar la frontera y sólo sobrevive la hija menor.

El corto, una animación en 2D, nos recuerda la historia de millones de indocumentados menores de edad que llegan a Estados Unidos mientras el mundo los mira con indiferencia. Matamoros asegura que las noticias que leemos sobre los inmigrantes ya no se conectan con ninguna historia personal sino que los medios nos muestran una masa de personas.

“Eso hace que haya una desensibilización sobre los refugiados y olvidemos las tragedias que los hacen migrar a otros países”, asegura la animadora.

“El tema de la inmigración se ha vuelto un problema masivo como si fuera una masa de gente que se despersonifica” así lo ve Matamoros y en Somos los inmigrantes se filtra el minimalismo y la simplificación de los personajes; las figuras abstractas en blanco y negro; la ausencia de palabras y los encuadres planos.

“Lo que yo quería era simplificar. No tener personajes sino crear algo muy básico y abstracto. Represento el humano con ojos, boca y nariz”. Pero estos elementos simples están llenos de símbolos. Tal es el ejemplo del coyote, cuya figura se transforma en un animal.

“El coyote se le llama a la persona que contrabandea a los inmigrantes de un lado a otro. Se le llama así porque ellos se aventuran a pasar por el desierto, como el coyote animal que es oriundo de los desiertos. Entonces el coyote es una persona que a veces es un animal que los está guiando”.

El corto Somos los inmigrantes fue su tesis de grado y ya ha recorridos muchos festivales, la mayoría, festivales de derechos humanos. Ha estado en el Festival de Cine Latino, en Nueva York, el Festival de Derechos Humanos en París, y ahora va a participar en dos festivales en Brasil y se va a presentar en un festival de derechos humanos en Belfast, Irlanda.

Catalina, estudió diseño en la Universidad de los Andes y empezó su carrera como animadora trabajando en la película Pequeñas voces de Jairo Carillo, dándole vida a los personajes extras. Luego trabajó en muchos proyectos de diseño gráfico, diseñando posters para películas y en producción de cine. Fue ahí cuando se preguntó, ¿cómo iba a hacer como animadora para vivir en Colombia en una industria de cine y animación tan pequeña?

En 2013 decidió ir hacer su maestría en animación en la Universidad del Sur de California y se postuló a todas las becas posibles para irse a la meca del cine: “Me gané dos becas-créd de Colfuturo, pero también becas en la universidad como Muller Family Scholarship, 2013, Frank Volpe Endowed scholarship, 2013 y Anneberg Fellowship, 2015–2016”, dice la artista.

Y siendo una inmigrante latinoamericana en Estados Unidos, un referente muy importante para crear la película, fue el cómic y la película Persépolis de la franco-iraní Marjane Satrapi.

“Esta historia viene de un comic pero es muy interesante cómo en ciertos momentos usa color y se siente un ambiente sombrío,” asegura la animadora. Matamoros quería retratar una historia que se desarrollara en la noche, en la oscuridad, en un ambiente ilegal y secreto.

“La inmigración ilegal no se hace a la luz del día y el blanco y negro llevaba muy bien de la mano ese ambiente sombrío y la tristeza que los personajes llevan consigo”, dice la animadora.

Somos los inmigrantes fruto de un año de trabajo recoge una mirada a la crisis migratoria de los refugiados de varios continentes y no solo habla del drama de los centroamericanos. La cineasta devela el negocio de los hombres que trafican con los inmigrantes y la indiferencia de los estados e individuos a los niños refugiados.

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