El Descenso

Andrea Perilli
3 min readNov 20, 2019

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En la Divina Comedia, se describe el infierno como un lugar al que se desciende, al que se teme ir luego de la vida porque allí son castigados los pecados. En otras palabras, nadie quiere descender al infierno.

Descender, ya de por sí, significa pasar a un lugar más bajo en el que estamos, y todos sabemos que la bajeza es algo que suele verse como algo negativo. Incluso la otra diferencia que se presenta googleando “descender”, es la siguiente: “Pasar de una categoría o posición a otra inferior”.

Entonces, si descender es algo usualmente visto como negativo, ¿esa sensación no es la misma que sucede en el fútbol? Sí. Y quizás descender es algo más temido por el ferviente hincha de fútbol que por los mismísimos personajes que creó Dante.

Descender, para el hincha, no es solo pasar a lo que anteriormente llamamos “una categoría inferior”. Descender, supone burlas de los rivales, llantos de los propios, decepción, rabia, muchos “podríamos haberlo hecho mejor”, otros tantos “¿por qué a nosotros?”, y un sinfín de causas que se buscan para explicar lo sucedido.

La impotencia calando los huesos, potenciada por las burlas y los comentarios, por la tristeza de los de al lado en la tribuna, con lágrimas y bronca, que se sienten desolados porque esa categoría que se tenía se perdió. Ahora se es “inferior”, se bajó al lugar al que siempre se le había temido.

Pero estar al borde del descenso, también inspira una fuerza inigualable. El “dejarlo todo en la cancha” que los uruguayos siempre mencionamos. Se personifica la garra charrúa en cada corrida, en cada pelota, en cada grito de gol, e incluso en cada mirada al reloj para ver cuanto falta para que el juez marque el final del partido.

El miedo a descender, también es unidad de los jugadores y los hinchas. Perseguir un objetivo común, que por más difícil que parezca, es algo que todos juntos pueden lograr. Es ponerse el equipo al hombro, sentir cada instante a flor de piel.

Pero también es reafirmar ese compromiso de “en las buenas, y en las malas mucho más”, que se corea en las canchas. Un dicho que va más allá de la simple enunciación, y parece convertirse en una declaración de amor, de compromiso por mantener viva una relación que va a atravesar momentos buenos y malos. Porque el fútbol es amor, y en el amor es importante el cariño y la unidad en los momentos más adversos. Y así como el fútbol le da mucho al hincha en sus momentos más críticos, también el hincha tiene mucho que ofrecerle al deporte en tiempos donde se está a un paso de permanecer o descender.

Es a través del amor, el compromiso, y las ataduras que unen al hincha con el equipo, que se sale adelante. ¿Descender es feo? Sí, a nadie le gusta. Y en ese esfuerzo por la permanencia, por evitar ese descenso feo, es donde el amor más se siente, donde los gritos de gol suenan más fuertes, y los abrazos transmiten más emociones.

No es solo el equipo en cancha que evita el descenso, es el equipo y la pasión de los hinchas. Porque todos somos el cuadro, y peleamos todos juntos.

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