Randri García | Entrenador del Alhama CF

“Un chico no cobra más por su calidad futbolística, sino porque su producto publicitario es mucho mayor”

El técnico anima a no tener prisa por implantar el Convenio Colectivo en Reto Iberdrola y valorar los avances conseguidos

Ana Beatriz Micó
6 min readMay 19, 2020
Randri atiende a los medios tras un partido / Fotografía cedida

Militó en las filas del Alhama CF como jugador y ahora es el director deportivo del club, así como el entrenador del equipo femenino, que pertenece a Reto Iberdrola. Una categoría a la que todavía no afecta el Convenio Colectivo que firmaron la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino y los sindicatos a principios de 2020, pues este solo actúa en Primera Iberdrola. “Me imagino que primero querrán asentar las bases en Primera y luego intentarán hacerlo en Segunda”, expresa.

Además de mostrarse comprensivo por implantarse solo en la máxima categoría, advierte que es mejor no tener prisa, sino realizar cada acción a su debido tiempo: “Aún merecen más, pero hay que tener cuidado porque si corremos mucho existe el riesgo de que la categoría no sea sostenible y desaparezca. A nadie le interesa perder dinero. Entonces creo que hay que ir poco a poco, pero con pasos firmes”.

No obstante, Randri revela que en esta categoría también ha habido mejorías importantes en los contratos de las jugadoras: “No hay convenio de un mínimo, pero tienen que tener contrato profesional seis u ocho jugadoras. El año pasado eran cuatro”. El entrenador también comenta que antes “los campos eran de arena, los medios para jugar muy malos y las futbolistas debían pagarse las cuotas”. Algo que ha progresado notablemente, pues ahora casi todas las futbolistas tienen contratos profesionales, una situación inviable hace cuatro o cinco años. “A lo mejor no les da para vivir, pero no solo no tienen que costearse el fútbol o los desplazamientos, sino que pueden pagarse sus estudios haciendo lo que les gusta”, añade.

Porque lo principal para el entrenador es que un club tenga la suficiente sostenibilidad económica para que las jugadoras no se preocupen por si cobrarán a final de mes: “Es normal que ellas quieran cobrar un mínimo para vivir, pero también es importante el hecho de cotizar. Incluso es preferible, antes de cobrar más, saber que vas a recibir el dinero sí o sí”.

También considera que hay algo más importante que el convenio: los derechos televisivos y los patrocinadores. “Este al final te obliga, y si los clubes no pueden pagar dejarán de participar. Mientras que los derechos televisivos van a dar una visibilidad muy importante al fútbol femenino. Eso hará que las empresas quieran apoyar a los equipos y el valor de las jugadoras aumente”, analiza.

Para conseguir llamar la atención de estas marcas es fundamental cuidar todos los detalles que rodean al fútbol. “Si ves un partido en un campo de césped artificial, que está pelado y con líneas amarillas, o a las futbolistas con equipaciones que parecen sacos, no es lo mismo que si lo ves en un estadio bien cuidado y donde los jugadores visten una línea bonita de ropa”, explica. Porque de lo que se trata es de crear productos atrayentes y buenas campañas de marketing. “Si el producto es bueno, al final es fútbol es fútbol y te dará igual el género”, concluye.

Los mayores ingresos que aportará el reparto de derechos televisivos deben destinarse también a las jugadoras, especialmente en los medios para mejorar su rendimiento, como fisioterapeutas, cuerpos técnicos, médicos, psicólogos o nutricionistas: “Eso es muy importante también y está por explotar debido a los escasos presupuestos”.

Randri García: “Una futbolista, que ha firmado cuatro autógrafos, no es tan antipática como ellos, que están cansados de hacerlo. Ellas están encantadas y tienen todo el tiempo del mundo”,

Otro aspecto que debe tratarse es el de los seguidores. “Hay que cuidar a los aficionados porque si ven que hay atención se crea afecto y vienen a vernos”, explica Randri. Al fin y al cabo, ¿qué sería del fútbol sin ellos? Son los que crean ambiente y hacen que los patrocinadores se interesen. Porque un equipo que mueve a gente siempre es atractivo. En este punto, los clubes tienen una gran responsabilidad. “Los que cuentan con cierta repercusión mediática han de aprovecharla para crear poco a poco fidelidad con precios populares”. El entrenador resalta como ejemplo de buen trabajo a los equipos del País Vasco, donde es habitual ver las gradas llenas.

El Alhama, por su parte, ha trabajado muy duro en este campo, obteniendo grandes resultados. Randri habla orgulloso de ellos: “Era impensable que en un campo como Alhama hubiera 2.000 personas viendo un partido de fútbol femenino, o que un equipo como nosotros venda 100–150 camisetas de jugadoras”. Porque la gente que suele ir a verlas se acaba aficionando. “El aficionado de toda la vida piensa que las jugadoras no son capaces de realizar un fútbol tan bueno como el que realizan. Entonces la sorpresa es tan grande que suelen repetir”.

Para alcanzar estos logros, el técnico del club alhameño cuenta que uno de los eventos que realiza el club es asistir a colegios, porque los “niños son esponjas” y se crea un vínculo muy especial con ellos. “Una futbolista, que ha firmado cuatro autógrafos, no es tan antipática como ellos, que están cansados de hacerlo. Ellas están encantadas y tienen todo el tiempo del mundo”, explica. ¿El resultado? “Que después de los partidos las jugadoras firmen ya no solo a niñas, si no a niños, y que estos quieran ser jugadoras del Alhama”. Así es como se puede llegar a normalizar completamente el fútbol femenino. Las futuras generaciones son la clave.

Randri García: “Es el momento de ser comprensibles y tolerantes. Exigir demasiado a los clubes puede acarrear su desaparición”

La alegría por todo lo conseguido se convierte en cierta preocupación por la crisis que se cierne sobre el fútbol femenino debido a la COVID-19. Aquí se verán las diferencias entre los equipos que pertenecen a grandes clubes masculinos y los más humildes. Randri es consciente de que “vienen momentos muy duros donde se va a producir un retroceso, no solo en el fútbol femenino, sino en toda la sociedad”. Por eso hace un llamamiento a la solidaridad: “Es el momento de ser comprensibles y tolerantes. Exigir más de lo que los clubes pueden dar sí que puede ser un problema, ya que podría acarrear su desaparición y la de muchos puestos de trabajo”.

El Alhama pudo llegar a perder hasta 10.000 euros con la forzada finalización de la liga. Y 30.000 más si la próxima temporada comenzara sin público. “Es verdad que tenemos un riesgo importante porque no tenemos ayudas. Y depender de los derechos televisivos y patrocinadores puede repercutir”, avisa el preparador. Aunque, por otra parte, confía en que el club saldrá adelante “con mucho esfuerzo”.

Por último, el entrenador observa que la tendencia que hay de comparar el fútbol femenino con el masculino “no beneficia a nadie”. Igual que comparar los sueldos es perjudicial para las jugadoras, porque “solo va a crear frustración”. Además, opina que un futbolista no cobra más por ser simple hecho de ser hombre. “Para mí la palabra futbolista no tiene género. Un chico no cobra más por su calidad futbolística, sino porque como producto para la sociedad su producto publicitario es mucho mayor” postula.

Sin embargo, sí espera que la crisis sanitaria despierte conciencias y equipare algo los sueldos: “Creo que las cantidades que cobran los jugadores son desorbitadas. Se ha visto que no puede ser que un celador o un enfermero no llegue a fin de mes y luego los futbolistas cobren esto. Espero que todo el mundo gane dinero, pero de forma más equiparable”.

Entrevista completa:

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