THE WORST PERSON IN THE WORLD
¿Por qué me gustan tanto los personajes que reflejan la realidad?
Nos encanta sumergirnos en películas que nos transportan a mundos fantásticos y distópicos que apenas podemos imaginar, así como también disfrutar de aquellas cuyos desenlaces podemos anticipar. También nos fascinan las historias de amor perfectas con finales perfectos, aunque se alejen un tanto de los ideales románticos convencionales.
¿Pero que pasa cuando vemos películas que reflejan de manera casi idéntica la realidad? Una de mis películas favoritas del mes responde a esta pregunta y por que el cine intimista es capaz de capturar las complejidades y matices de la vida cotidiana, ofreciendo una experiencia que va más allá del mero entretenimiento.
“La peor persona del mundo” es una película noruega del director Joachim Trier que explora la vida de una joven llamada Julie en Oslo. Es un director y guionista conocido por su trabajo en el cine contemporáneo, Trier tiende a centrarse en personajes complejos y multidimensionales cuyas experiencias y emociones son el foco principal de sus historias. Sus películas a menudo abordan cuestiones existenciales y psicológicas, y pueden tener un tono reflexivo y melancólico.
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La película sigue a Julie a través de sus luchas y relaciones mientras navega por el amor, el trabajo y la autenticidad en su vida. Julie es un persona extremadamente compleja que lucha con sus propias contradicciones y deseos, lo que la hace profundamente humana. El guión es impecable, transparente y muy sencillo. El director nos lleva de la mano de Julie y su búsqueda de la felicidad.
La película nos sumerge en una experiencia íntima y emocionalmente profunda a través de su enfoque visual. Jules, es retratada de manera auténtica mientras navega por una serie de relaciones, trabajos y experiencias que la llevan a cuestionar su identidad y sus aspiraciones. Desde planos cercanos que resaltan las emociones de los personajes hasta vistas más amplias que capturan la belleza de los paisajes urbanos o naturales, la composición visual juega un papel crucial en la narrativa de la película.
Esta cuidadosa atención a los detalles contribuye significativamente al impacto emocional y estético de la historia, permitiendo al espectador conectarse más profundamente con los temas centrales de la película, como la pérdida de sentido y la búsqueda de significado en la vida, así como explorar la complejidad de las relaciones humanas.